Esa mirada

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Christopher

Estaba seguro de que lo que sonaba era mi celular pero estaba tan entumecido que no me podía mover. El barman me veía con cara de enfado mientras yo estaba medio acostado en el bar del hotel. Después de hablar con Zabdiel me había sentido de la mierda, realmente necesitaba tenerla junto a mí pero el maldito orgullo no nos dejaba a ninguno de los dos. El vaso de whiskey que tenía frente a mí estaba casi vacío y le hice señas al barman para que me diera otro, señas que estaba seguro parecían que estaba matando moscas. Me acercó el vaso nuevo y de mala gana quitó el anterior, el servicio era una mierda. Por milésima vez sentí mi celular sonar y lo busqué en mis pantalones. A tientas porque no sabía siquiera dónde tenía la cabeza. Por fin conseguí encontrarlo y contesté difícilmente, malditos iPhone. Uno pensaría que las pantallas serían fáciles de desbloquear.

- ¿Bueno? – ni siquiera vi quién era quien marcaba, honestamente no me importaba. Silencio se sentó en el otro lado de la línea - ¿Bueno? – volví a preguntar con la voz cansada, el lugar estaba dando vueltas.

- Chris – esa voz, un ligero susurro que conocía demasiado bien estaba del otro lado, Lara me estaba llamando y yo no podía creerlo. Porque aún en mi borrachera sabía que ella ahora le pertenecía a otro y yo estaba fuera de su vida. El silencio se sentó en la línea, no sabía qué decir. Ella me había llamado y yo estaba ebrio. La cabeza me daba vueltas y mi vos sonaba cortada. No podía estar en una peor posición para hablar con ella. – Chris, necesito verte – mierda santa, ella quería verme. Traté de aclararme la garganta pero solamente conseguí que estuviera más áspera. No pude seguir hablando porque la línea murió. Mi teléfono aún sonaba pero la línea estaba muerta. Tal vez había perdido la oportunidad de estar con la chica de mi vida, la vida era una maldita.

Lara

Estaba borracho, el momento en que había decidido llamarlo para aclarar todo y él estaba ebrio. Seguramente con una chica rubia y hermosa sobre su regazo. Mi corazón se apretó un poco, había aprendido a lidiar con el dolor que sentía. Pero ya estaba hasta la mierda de cansada que los demás dictaran el ritmo de mi vida, si había una tipa con él, se tenía que ir. Eso era todo, él era mío y era tiempo de que el mundo entero se enterara de nuevo de eso. Mi estúpido celular había muerto, así que caminé de vuelta al hotel lo más rápido que pude. Increíblemente no me perdí, estaba sorprendida debido a que en la primera caminata no había registrado nada del camino por pensar en el encuentro con Christopher. Entré al hotel y fui directamente al bar. Escanee la sala en busca de Chris y nada, él no estaba. Busqué en la barra, en la mesa de billar, en los sillones pero nada, él no estaba por ningún lado y me di por vencida. Tal vez se había ido con alguien, mi pensamiento siempre iba a visualizarlo con otra chica y no sabía por qué hacía eso. Tal vez yo creía que no era lo suficiente buena para él. Con el cansancio no solo físico pero también mental de esa tarde decidí subir a mi habitación a dormir un poco. Subí al elevador yo sola y solté un par de gritos de frustración. No era posible que el destino me jugara ese tipo de bromas, tenerlo ahí frente a mí para después perderlo. El elevador se abrió en el piso 5 y salí con la cabeza gacha hasta que llegué a mi puerta y unas piernas largas se extendieron frente a mí. Cristopher estaba sentado afuera de mi puerta con las piernas extendidas y un muy fuerte olor a Whiskey, me alegré de verlo.

- Por Dios – me agaché a revisar que estuviera bien y cuando puse mi mano en su mejilla sus ojos se abrieron y me sentí cohibida, no había ningún momento en el que no me sintiera especial cuando él me miraba.

- Hey, te estaba esperando – señaló mi puerta y tomé sus manos, tenía que levantarlo pero estaba tan ebrio que se soltaba completamente.

¿Y qué si te quiero? (Christopher Vélez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora