Rompimientos ¿de corazón?

257 28 3
                                    


- ¿Cómo quedó el otro? – preguntó Chris rozando suavemente mi cabello con sus dedos, como si no quisiera acercarse demasiado.

- Terrible, estoy segura de que gané – sonreí un poco, lo que el incesante dolor me permitía y ambos quedamos en silencio. Era extraño estar sin hablar con él, nunca habíamos tenido una sensación de incomodidad de ese tipo.

- El doctor dijo que vas a estar bien, solo fue el golpe – explicó sin mirarme a la cara, estaba avergonzado con lo que había pasado y lo entendía, mi rostro lo entendía demasiado bien también. – Tus padres dijeron que vienen en camino – estaba a punto de continuar hablando hasta que reaccioné.

- ¿Llamaste a mis padres? – medio grité y de nuevo se esparció el dolor. – demonios – tenía tiempo sin ver a mamá y a papá. Cuando me mudé a Londres no les dije nada hasta dos años después en los cuales jamás me habían visitado, los amaba demasiado y charlábamos por teléfono cada tercer día. Pero teníamos un buen rato sin vernos en persona. A papá no le iba a gustar la situación en la que me encontraba, sobre todo si mi ex novio la había causado. Pero Christopher lo había llamado, él también debía de hacerse el responsable. – si sabes que mi padre va a matarte ¿cierto? – sus ojos se ampliaron y podía jurar que se había hecho del baño del susto, lo merecía por comunicativo.

- Me lo merezco, ya lo había contemplado – soltó en voz tan baja que apenas logré escucharlo, estaba arrepentido y de eso no había ninguna duda, pero me dolía que no pudiera verme directo a los ojos. Como si el simple hecho de mirarme fuera a causarme dolor de nueva cuenta. Era estúpido, que me miraba era lo único que en verdad entumecía el dolor.

- Chris, yo – tomé valor y me enderecé en la incómoda camilla para que la presión de mi pecho disminuyera y pudiera animarme a decirle lo que debía – hace unos minutos, escuché todo lo que decían tú y Zabdiel. No puedo creer que hubieras hecho todo eso – lo último salió como un hilo de mi boca, me negaba a pensar en lo que se había convertido.

- Lo hice, Dios yo... - se puso de pie tan rápido que la silla en la que estaba sentado casi cae para atrás. Parecía desesperado mientras daba vueltas por la habitación, sus grandes manos estaban en su cabello y su cuerpo exudaba tensión – cuando te fuiste fue horrible, lo sabes ya lo hemos hablado. – apoyó la frente contra la pared al lado de mi cama y cerró los ojos en derrota. – pero después de que te encontré todo fue cien veces peor. Es decir, estás comprometida, vas a casarte si es que aún no lo has hecho y nuestro bebé. Todo eso simplemente fue demasiado, no podía sacarte de mi cabeza ni un segundo, es por eso que empecé a fumar hierba. Eso al menos adormecía el dolor – estaba llorando ahora y no solamente él, yo había sido parte de todo aquello que le había hecho daño. – cuando te vi en su camisa, exploté. No sabía que estabas aquí, me mudé hace un mes al departamento de enfrente al de Zabdiel, más por orden de Ricky que por gusto. Pensaba que él podría ayudarme a controlar mi ira y mi dolor. Parece que se equivocó – se encogió de hombros y ahí lo vi. Al Christopher vulnerable, más allá de todas aquellas veces que lo había visto sufrir. Esto era terrible.

- No, tú puedes con todo – alargué mi brazo para instarlo a que se acercara. Me sonrió un poco y volvió a sentarse junto a mí. – confío en que es solo una etapa de duelo, lo entiendo. Pasé por ahí ¿sabes? – me encogí de hombros mientras miraba su rostro y absorbía todo lo que había en él. – su mano se posó en mi cuello con cuidado y acarició suavemente mientras bajaba a la base. El dije de nuevo estaba en el lugar al que pertenecía. Lo tomó entre sus dedos y sonrió

- Pensé que me había deshecho de él – susurró y lo golpee en el hombro

- No tienes derecho de deshacerte de algo que no es tuyo – sonrió de lado y alejó su mano de mí.

- Perdóname, es solo que después de quitártelo yo no pude conservarlo y en una borrachera creo que lo tiré por la ventana – con una mierda, eso era excelente. Idiota.

- Zabdiel me lo dio, creo que sé quién fue a buscarlo. Digo si no te interesaba no tenías por qué habérmelo quitado –ahora había pasado de mi etapa triste, a la compasiva y la furiosa en menos de 30 minutos, menuda mierda.

- Oye, no te la tomes conmigo Lara, ¿Qué se supone que hiciera?, de hecho me preguntaba por qué tu prometido no preguntaba por el dije. Piensas quedártelo hasta que estés casada supongo. No sé cómo vas a explicarle por qué siempre lo llevas al cuello. Por más que me reviente la idea, él no se merece que tengas algo de otro hombre – vaaayaaaa, así que este era el Christopher maduro. Una muy grata sorpresa.

- No te has dado cuenta – susurré y tomé su mano – Adam me dejó – así como así lo había dicho y aunque en el momento me había dolido, ahora ya solo era otro recuerdo más. Su rostro no tenía precio, estaba tan asombrado que comencé a reírme como psicótica. – le conté sobre ti, el bebé, la vida y no pudo con eso. Dijo que en realidad no me conocía, y rompió con nuestro compromiso – mencioné como si nada mientras él seguía perplejo – honestamente pensé que iba a dolerme más pero tenía razón. No me conocía, en absoluto. 

¿Y qué si te quiero? (Christopher Vélez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora