—Bueno, Fede, ya me voy, hasta mañana—Se despidió Golden
—Suerte—Respondió Fede, mientras se arreglaba las mangas de su abrigo
Golden revisó la hora en su teléfono, y vio que llegaría un poco tarde a casa, así que pasaría a comer algo a la cafetería en la que Chica trabajaba.
Entró al local, sabiendo que estaría algo vacío.
Se sentó en una mesa junto al ventanal, y se quedó ojeando todo al rededor. Le gustaba el ambiente. Era muy hogareño, había inclusive una chimenea, con sofás al rededor y una mesita de té.
Con tal característico aroma a café en el aire. Era agradable.
Luego de unos buenos minutos ahí sentado, decidió retirarse, pagó lo que debía, y fue camino a casa.
Su bienvenida fue un fuerte abrazo por parte de Foxy
—Hey ¿Ocurre algo o solo estás cariñoso?—Preguntó Golden, devolviéndole el abrazo a su contrario
—Cállate—Ordenó Foxy, apretando ligeramente a su contrario
Golden rió levemente, y solo disfrutó de tal abrazo que le brindaba su contrario. Porque, en serio ¿Cuántas veces Foxy lo recibía con un abrazo sin que le ocurriera algo?
—E-Eh... ¿Cómo...? ¿Cómo te fue hoy?—Preguntó Foxy una vez que soltó al rubio, con una pequeña sonrisa
—En serio, amor ¿Ocurre algo?—Rió Golden
—¿Qué? ¿Te molesta que te reciba bien? Porque si es que quieres que te golpee puedo hacerlo—Respondió Foxy de una forma un tanto agresiva, que se volvía irónica respecto a tal puchero que mostraba
—La verdad preferiría que me besaras, gracias—Sonrió el rubio, consiguiendo su objetivo de hacer sonrojar a su contrario
Foxy solo suspiró y desvió la mirada hacia otro lado, evitando el contacto visual con aquellas orbes plata que lo habían vuelto loco durante años.
La tormenta de sentimientos que lo dejaba intranquilo nunca cesaba. Nunca lo dejó solo. Nunca lo dejó bajo los intolerables rayos del sol. Nunca lo dejó, nunca lo abandonó. Las gotas a las que llamaba "amor" habían empezado a calmarlo, hasta a acunarlo, lo hacían feliz, lo hacían sentir bien. Y el responsable de aquella tormenta era Golden, quien se había dado la tarea de siempre hacer feliz a Foxy. Ya había aprendido a adorar esa tormenta.
—Eh... Chica nos invitó a su casa mañana—Soltó Foxy, con una sonrisita en su rostro—También irán los chicos.
—Y... ¿Tú quieres ir?
—Esperaba que tú quisieras.
—Pedí otro día libre solo para estar contigo, pero si tú quieres ir...
—Se me hará incómodo tener que estar con Freddy—Comentó Foxy, mientras desviaba la mirada hacia la pared
—Hm... Tienes razón...
—¿Qué le diremos a Chica?
—No te preocupes por eso, Chica ya sabe acerca de todo esto—Sonrió Golden
—¿Le dijiste?
—Freddy lo hizo, pero luego de que le conté mi versión se quedó de este lado—Se llevó las manos a las caderas de forma victoriosa, tal y como un super héroe de las historietas
—Ah... Bueno, entonces todo bien—Sonrió levemente, por alguna razón, era una sonrisa un tanto nerviosa
Todo ese tema lo incomodaba. Quizás demasiado. Pero el solo pensar en tener que charlar con Freddy, convivir y... Lo que una persona normal hace durante alguna reunión amistosa, eso lo ponía incómodo. Claro que estaba enojado con Freddy, pero bien sabía lo que era estar enamorado de alguien que simplemente no es para ti, así que en cierto modo lo entendía, recordaba haber estado enamorado de Chica, pero ella simplemente no aceptó aquellos sentimientos, sabía bien lo que se sentía.
No estaba en contra de Freddy, y no quería que alguien estuviera en su contra, pero sí estaba molesto, y es Foxy del que se habla, esa "molestia" se convertiría en rencor en cualquier momento.
Esa vez no ocurrió nada especial, se quedaron viendo algunas películas hasta entrada la noche, con algunas comidas de aperitivo. Pero les resultaba agradable el solo estar juntos.
Golden observaba a Foxy de reojo, le gustaba verlo reír con cada chiste de la película, por más malo que fuese, siempre terminaba riéndose al ver una película.
Se estaba riendo a pesar de que habían matado a uno de los personajes principales
—¿De qué te ríes?—Preguntó Golden
—Mira su cara—Respondió Foxy, entre leves y tiernas risillas
