La despedida.

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NARRA WILLY

Odio vestir de traje, odio el color negro, odio las lágrimas, los llantos, y las despedidas. En definitiva, odio los entierros.

Miraba a mi alrededor, y solo podía ver gente triste, desolada. Los padres de Samuel sollozando por la pérdida de su único hijo, y pensando que un padre nunca debería enterrar a su hijo; algunos amigos de Samuel que apenas conocía con mirada pesarosa, lamentando la pérdida de alguien como él, vivaracho, divertido, positivo, maduro, alocado, pero como el decía, "dentro de mi locura, tengo mi propia cordura".

Joder, nunca pensé que iba a echar tanto de menos sus tonterías..., siempre estaba ahí, y sabía darte muy buenos consejos, era como el hermano mayor que nunca llegué a tener, y ahora...

Ahora ya no está.

Y tampoco Alena. 

Alena era la chica más fuerte que jamás conocí, obligada por las experiencias de su vida que injustamente se plantaron una tras otra frente a ella. Apesar de todo, era lo más vivo, guasón, bipolar, y alegre que podía existir. Su humor y su forma de mostrar aprecio se basaban en ser borde con el de al lado. Era raro, pero se le daba bien, sobre todo cuando después te miraba con ojillos, te abrazaba, y te olvidabas de todo lo anterior. Era de  esas personas que con una sonrisa movían montañas.

Pero se había marchado por un camino sin retorno. Para siempre.

También había una mujer pelirroja, con gafas, muy guapa, vestida con unos vaqueros negros, una camiseta con estampado blanco y negro, una cazadora de cuero, y unas vans negras. Su estilo me recordaba mucho al de Alena, y eso no ayudaba. 

A su lado, un hombre alto y musculoso, de pelo rubio y revuelto, con ojos oscuros, vestido con un traje negro muy elegante. Parecía un hombre de bien, pero lo que más me llamaba la atención es que era su semblante, impasivo, como si no sintiera nada por la pérdida de Samuel y de Alena.

Junto a mi, Frank, Luzu, Lana y Alex. Todos vestidos de negro. Todos con los ojos empañados y vidriosos, incluso Alex, que nunca antes, a pesar de todo lo que habíamos vivido junto con Alena y Samuel, había llorado. Algunos, como yo, o Frank, llorábamos en silencio, dejando unicamente las lágrimas correr por nuestras mejillas, y otros, como Lana y Luzu, sollozaban sonoramente, sobrellevando como podían el que Alena y Samuel jamás volverán.

Me acuerdo cuando hace 3 días fui al hospital, y me dijeron que Alena y Samuel...habían muerto. Madre mía, ya estoy llorando otra vez. Esto es demasiado difícil. Llamé a los chicos, y los reuní en el restaurante donde solíamos cenar cada vez que teníamos que celebrar algo. Intenté fingir que estaba bien, incluso cuando me preguntaron por ellos, aunque no con mucho éxito. Cuando terminamos de cenar, y reimos unas cuantas veces, se lo conté. La felicidad del momento se rompió en mil pedazos. Todos se callaron al instante, alucinando, sin poder creer lo que acababa de decir. Si alguno creía que estaba bromeando, dejó de hacerlo cuando comencé a llorar. Staxx comenzó a negar con la cabeza, como hacía cada vez que le ocurría algo para lo que no era suficientemente fuerte. Luzu dejó la mirada perdida, y las primeras lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas. Lana se abrazó a él, y comenzó a llorar. Alex se tapó el rostro con una mano, mientras que con la otra golpeó el sillón sobre el que estaba sentado, liberando la rabia y la ira que la injusticia de que Samuel y Alena se hubieran marchado le causaba.

Antes eramos 7, y ahora los 5 que quedan estabamos totalmente destruidos por dentro.

Y entre mis brazos, Samuel Jr., moviendo sus diminutos brazos, sin saber porqué era el único de allí que vestía totalmente de blanco, lo que junto a sus ojos y su pelo claro, heredado de su madre, le otorgaba un aire angelical, y tampoco que ahora era huérfano, tras perder a sus padres. Inocente, frágil, pero feliz, una felicidad que acompañaba al desconocimiento.

Y eso también ardía en mi interior, el desconocimiento de cual sería el futuro de Samuel Jr., de con quién se criaría, de quién tendría su custodia ahora, de si será o no feliz, de como le afectará el no tener padres...Ahora lo que más me importa es él, y todas estas dudas me reconcomen.

Y en frente de mí...dos ataudes. Uno claro, que contiene el cuerpo de Alena, y sobre el que se encuentra un ramo de flores blancas, la foto de su familia, su entrada al E3, y otras dos fotos, una sola con Samuel, con Amsterdam nevado de fondo, y otra  con todos nosotros en Mallorca. En el oscuro reposaban los restos de Samuel, y sobre su ataud, un ramo de flores moradas, un peluche de un unicornio morado, la obsesión de Samuel, la multa con la foto que les saco a Alena y a él el radar cuando montaron en la Harley, y la primera foto que nos sacamos Luzu, Alex, Frank, él y yo la primera vez que nos reunimos todos juntos. Todo ello simbolizando lo que había sido lo más importante para ellos hasta el final de sus días, hace tan solo 72 horas.

Hago una señal a la banda que se encuentra allí, y comienzan a tocar "Wake me up when september ends." Voluntad de Alena, recuerdo de ambos.

Los ataudes comienzan a bajar hacia los agujeros de los que nunca saldrán. Solo se oye el sonido de los pájaros, la suave brisa acariciando las hojas del único árbol que allí habita, y la canción que tanto significa en esos momentos. Una cálida tarde de Junio en Huelva. Las lágrimas ruedan en el rostro de todos, salvo en el de Samuel Jr., que ríe, derrochando la vida que allí falta, la que sus padres derrochaban. 

Siento la mano de Alex sobre mi hombro, y también puedo oirle a él llorar. Es un adios, es el adios definitivo.

Todo termina, y en una lápida doble pueden leerse:

"Samuel de Luque & Alena Martín

                       R.I.P.

12/4/89-2/6/22           5/4/98-2/6/22

El cielo no sería cielo si os faltase

                         el otro."

Me siento sobre la placa de cemento situada sobre el lugar donde ambos están enterrados, y con Samuel Jr. todavía en mis brazos, y los chicos a mi alrededor, mirando tan apenados como yo el epitafio.

-Adiós, chicos.- y lloramos en silencio, recordando cada momento, cada gesto, cada frase, y cada sonrisa de ambos. Recuerdos como sus ojos, o su voz, que lentamente se van disipando en mi mente, mostrandome que nada es eterno, y cual será el doloroso destino de todo aquello. Solo recuerdos...

-Perdonenme en estos momentos. ¿Son ustedes los amigos de Alena y Samuel?.- todos nos giramos simultaneamente, y miramos a un señor de alto, esmirriado, con gafas y de pelo pobre.- Soy el notario de los fallecidos. Antes de morir, dejaron algo para ustedes.- todos nos miramos, confusos, sin entender lo que aquel señor nos daría.

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SE ADELANTA EN UN DÍA EL INICIO DE LA 2DA TEMPORADA!!!!

Bueno chicos, se que este capitulo sigue la estela de la anterior historia, pero no me maten, los cambios deben de ser progresivos, además, el siguiente capítulo trae sorpresa agradable...TA NA NAAAAN

¿Que les tendrá que dar el notario? ¿Que les habrá dejado antes de morir Alena y Samuel? ¿Que será de Samuel Jr.? Demasiadas preguntas que se resolveran en el siguiente capítulo que, quien sabe, igual también es subido hoy...CHANANANAAAAAN

Me encanta que ustedes esten de vuelta, necesitaba volver y escribir. Un saludo y un beso, chicos. ^^

2da TEMPORADA "Tras una pantalla, Tito Willy" (Willy Fanfic.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora