La balanza.

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En mi cabeza, intento recordar de quién fue la brillante idea de pasear solos a las tantas de la noche por un parque donde no había absolutamente nadie y apenas 4 farolas iluminaban el camino entre árboles y arbustos. Un lugar totalmente alejado de la civilización, donde estar Luzu y yo tranquilos, sin contar con la presencia de nadie más.

Gran error.

Luzu me toma del brazo, aferrándolo fuertemente, acercándonos el uno al otro, mientras justo enfrente nuestro hay tres hombres vestidos de negro con harapos y con cara de pocos amigos. Demasiado cerca para poder correr, y nos superan en cantidad y fuerza para poder defendernos. 

Mi vista solo puede ir a sus manos, en las que sostienen algo alargado, no muy visible a causa de la penumbra de la noche, aunque no me hace falta pensar mucho para deducir lo que era.

Subí mis ojos hasta dar con el adelantado de los tres, que me devolvió la mirada con el ceño fruncido y una sonrisa que me dió escalofríos. Mientras sonreía, hizo un rápido gesto de muñeca, y el filo de la navaja brillo con el resplandor de la única farola que había a metros de nosotros. Tragué saliva. Estábamos en un auténtico aprieto.

-Vamos a llevarnos bien...-comenzó a decir tranquilo aquel hombre.- Bajad la mirada, sacad todo lo que tengais, y aquí no pasará nada...- nos ordeno, mientras se acercaba a nosotros cuchillo en mano. 

Registré mis bolsillos, donde solo tenía las llaves y el móvil. Genial, como no se conforme con el teléfono, estoy jodido. Miré a Luzu, pidiendo un poco de ayuda, pero me encontré con unos ojos que se veían aún más apurados, y recordando el condenado momento en el que decidió salir de casa sin coger absolutamente nada. Ni siquiera calderilla, cero. 

¿Por qué en el colegio no enseñan que si tienes pensado salir a la oscuridad de la noche prácticamente en soledad debes coger algo caro por si acaso te atracan en medio de la nada? Un billete de 50 euros o un anillo de 24 Kilates, por ejemplo...Ya que no enseñan que robar está mal y la gente lo sigue haciendo, por lo menos que educen a los niños a ser robados y evitar condiciones tan extremas como estas...

-¿No me habeis oído?¡Que saqueis la maldita pasta ya si no quereis acabar mal!.- comenzaban a impacientarse. Estábamos sin ningún tipo de escapatoria, y el que peligraba más era Luzu, sin nada más encima que una camiseta de manga corta, unas bermudas, y unas zapatillas viejas.

Intentar mantener la calma en momentos como este era muy complicado, pero necesitábamos la cabeza fría para poder pensar con claridad. Eso, y tiempo. Un tiempo del que no disponíamos.

-A ver, tu, el del pelo largo...- dijo, mientras se acercaba lentamente a Luzu. Mierda.- Suelta lo que tienes antes de que me impaciente más...

-No tiene nada, coged lo...- respondí en un alarde no se si de valentía o de tontería, o quizá una combinación de ambas, pero me vi cortado cuando uno de los otros dos hombres se acerco a mi. Una manera bastante intimidante y efectiva de indicar que me callara.

-¿Es cierto eso...?.- preguntó, cínico, y Luzu asintió.

-Yo si tengo...- mi intento se vió interrumpido por el destello del metal a poca distancia de mi mismo, y los labios apretados del chico que tenía enfrente, y que no tendría ningún reparo en hacerme callar de verdad.

-Willy, cállate, coño.- me ordenó Luzu, levantando una mano en señal de que parara de una madita vez, pero no me iba a quedar ahí de brazos cruzados mientras las cosas se ponían cada vez más crudas.

-Una pena, porque no sabes lo que me irrita el irme con las manos vacías...- tras estas palabras, lleva hacia atrás la mano armada, iniciando un recorrido que tendría un desenlace indeseado.

Mi cerebro trabajó ferozmente durante milésimas de segundo. Puso en una balanza a Lana y a Anne; a Mich y a Samuel. Lo que se podía perder con cada posibilidad. Luzu, mi amigo, un buen hombre, un gran apoyo, alguien que siempre ha estado a mi lado, también en los momentos difíciles, con una mentalidad única, y un gran corazón, o yo. Esas eran las opciones.

Mi cabeza y mis instintos, por una vez, se pusieron de acuerdo. Con la adrenalina corriéndome por las venas, salté, y me situé enfrente de Luzu, empujándole hacia atrás, y cayendo este. No tuve que esperar mucho para sentir un fuerte pinchazo metálico, un dolor estridente, y después la calidez de la sangre brotando en la zona izquierda de mi abdomen.

Ante los hechos, y quizá antes de que alguien los viera, los tres hombres se alejaron corriendo lo más rápido que pudieron, y en poco tiempo los habíamos perdido de vista. Mientras, Luzu, aturdido todavía por el golpe y por la velocidad de lo ocurrido, se mantenía tumbado, quizá sin creer lo que acababa de pasar.

Las fuerzas me fallaban, y las rodillas se me doblaron involuntariamente. Con suerte, Luzu reaccionó a tiempo, frenando la caída.

-¿¡Pero tu eres gilipollas!?.- me recriminó.- No tenías que haberlo hecho, Willy, joder, no...

-Déjate de mierdas, Luzu...- fruncí el ceño, apreté los dientes y cerré los ojos, la herida dolía como si me abrasaran.- No se han llevado mi móvil, lo tengo en el bolsillo...derecho.- dije con voz ronca.

Comencé a sentirme muy mareado. Luzu cogió mi móvil con una mano, y con otra comenzó a apretar el corte para que sangrase menos, causándome un grito de dolor intenso. 

Las voces comenzaban a distorsionarse en mi cabeza, y el mundo entero daba vueltas alrededor mío. Creía sentir miedo, pero ya tampoco estaba seguro de eso. El entorno se torno oscuro, violáceo, gris, y después mis ojos se cerraron sin poder hacer nada. Escuche un grito de "¡Willy!" de fondo, y después, simplemente, perdí el conocimiento.

2da TEMPORADA "Tras una pantalla, Tito Willy" (Willy Fanfic.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora