Llegué al hospital a las 8 de la mañana. Iba solo, el resto estaba en su casa, durmiendo o atendiendo a sus diferentes responsabilidades: Mich cuidaba de Samuel, mientras que Alex estaba con Mica, su mujer, que además estaba embarazada, y grababa vídeos, pues necesitaba el dinero para la familia que estaba formando, y Frank se hacía cargo de Anne con la ayuda de Carla. Pero yo no me veía capacitado para encargarme de mis asuntos. Además, sabía que hacía más falta ahí.
Como prácticamente cada mañana de estos últimos 10 días, entro en la habitación de Lana. Ya la han transladado a planta, más que porque esté fuera de peligro, es porque no queda otra cosa que esperar.
Observo como ella duerme, pálida, mortecina, frágil. Había perdido fuerza, forma, a su hijo, y todavía había cosas que podía perder. Las venas se marcaban en sus manos, en sus brazos, y alrededor de sus ojos, muestras del cansancio. Se había quedado estancada en un punto crítico del que no conseguía avanzar. Y si iba para tras, el desenlace podría ser fatal.
A su lado observo a un Luzu con no mucho mejor aspecto. No por enfermedad, sino porque a más días, menos esperanza, y a menos esperanza, más desgarrado se encontraba el por dentro.
Luzu no se había separado de Lana más que de lo extrictamente necesario, y esas necesidades parecía que habían dejado de incluir comer y descansar. La perdida de peso y la falta de sueño hacían mella en él, pero no parecía importarle, al menos no más que Lana. Estaba a su lado para todo lo que ella necesitase, para animarla, para mantenerla despierta, unida a este mundo, y para ayudarla a conservar su espíritu, con la certeza de que si su no se iba, Lana nunca se iría.
Pero solo conseguía ser fuerte con ella delante. En el momento que ella dormía, y salía fuera de la habitación, a escapar de ese aire a desinfectante, pesadumbre y desaliento, a intentar huir de sus miedos, estos les perseguían, y lo alcanzaban cuando estaba lejos de su mayor apoyo, derrumbándole. Era entonces cuando Luzu mostraba sus temores, su debilidad, su abatimiento, y su necesidad mental y física porque esta tortura terminase, por volver a su casa, con su hija, y sobre todo con su mujer.
Ambos duermen, Luzu en un sillón al lado de la cama de Lana, tomando su mano con una delicadeza que la mayoría del mundo no puede comprender, con un amor que está al alcance de pocos.
Me siento en un silla y espero a que Luzu se despierte. Los contemplo. No puedo evitar que esa estampa me sea familiar. En el hospital, uno en peligro de...muerte, y el otro desolado y destruido ante la posibilidad de perder lo único que conservarías a cualquier precio. Recuerdo el dolor que sentimos, que sentí, que sintieron. También recuerdo ese miedo a la pérdida, esa lucha continua por y para la persona a la que aman. Aunque el desenlace de la primera historia fue horrible, ese capítulo al final acabó bien. Solo pido eso, solo queremos eso, Luzu solo necesita eso.
Tampoco puedo evitar sentir cierta culpabilidad. ¿Qué hubiera sucedido si no hubiera animado a Luzu durante aquel paseo a aumentar la familia?¿Qué hubiera pasado si le hubiera dado la razón, y le hubiera dicho que es una mala idea? Quizá así Lana no se hubiera quedado embarazada, y no hubiera desencadenado en esto. Indirectamente siento que tengo algo que ver en todo esto.
Por eso, no puedo dejarlos solos.
Oigo como Luzu musita algo, despertando de su sueño, abriendo poco a poco los ojos. En cuanto vuelve en si, se gira a ver a Lana, a comprobar que sigue a su lado, dormida, que nada ha cambiado. Un alivio y a la vez una puñalada, un día más.
Después gira su mirada, y me ve. Me dedica una sonrisa de medio lado, lo máximo que ahora mismo es capaz de soltar, y yo se la devuelvo. Entonces, suelta la mano de Lana, y la coloca con todo el cuidado que una persona es capaz de tener. Después se levanta, me mira, y sale de la habitación, yo salgo tras él.
Ya afuera, se sienta, apoya los codos en sus rodillas, mientras sus manos sostienen su cabeza, y suelta un profundo y lastimero suspiro.
-¿Qué tal..?.- pregunto. Luzu respira hondo, como si necesitase tomar energía para responder.
-Similar, Willy...Ayer estuve hablando con ella con rato, no mucho, ya sabes...Se cansa con facilidad. Apenas tiene fuerza para moverse...Lo peor es cuando estas contandola algo y ves que...pierde la consciencia y la recupera arbitrariamente, Willy. No consigue recuperar, la debilidad esta ahí, y en cualquier momento puede...- Luzu se calla, y se seca las lágrimas con la manga de su sudadera.
-¿Y tú?
-Reservo mis fuerzas para ella, sé que las necesita.- responde.- Pero es que es tan...No puedo verla así, Willy, me revienta. Pero tengo miedo de que pasé de verla así a...perderla. Para siempre.
-Eso no va a ocurrir, Luzu.- le animo, creyéndome yo mismo mis palabras.- Esto no va a acabar con ella, tu lo sabes...
-Es que lo veo tan oscuro todo, Willy, tan...quiero tener esperanza, claro que si, pero mirala, por favor, Willy, es casi como un cadáver viviente. Me mata, de verdad, quiero ser fuerte, pero empiezo a no poder...- las lágrimas se ven seguidas de un afligido sollozo.- No sé que haría si tuviera que continuar sin ella, Willy...Ahora comprendo que, en parte, Alena y Samuel fueron afortunados, porque seguir si el otro se va...Mi vida perdería casi todo su brillo si Lana se fuera, Willy...
Rodeo a Luzu con un brazo, y me agacho junto a él, intentando apoyarle sin palabras, pues no se que decir. Mis ojos también se humedecen, pero decido aguantar por él. Los lamentos de Luzu se oyen por todo el pasillo, rompiendo el silencio, desgarrador, reflejando la pena que Luzu acumula en su pecho.
-¿Luzu?.- una voz femenina y con acento americano interrumpe el llanto de Luzu. Ambos levantamos la cabeza, sin poder llegar a creernos lo que vemos, sientiendo como nuestro corazón se expande de alegría y optimismo.
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2da TEMPORADA "Tras una pantalla, Tito Willy" (Willy Fanfic.)
FanfictionLa vida puede cambiarte en un abrir y cerrar de ojos. Lo que tenias ayer, puedes perderlo hoy. Lo que ayer buscabas, hoy lo encuentras. Lo más inesperado, loco y impredecible puede ocurrir. Las cosas ocurren en la vida por una razón. Cuando la vida...