Conmigo.

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Me quedé unos segundos paralizado por la sorpresa. No podía creérmelo...¿Ya?¿Enserio ya íbamos a ir a por Mich? No es que no me alegrara, que no quisiera...¡Por el amor de dios, claro que quería! Llevaba 10 días soñando con este momento, anhelando volver a sentir la seda de su piel, de recorrerla lentamente con mis dedos, y que el brillo de mi sonrisa iluminara este mundo tan oscuro cuando ella falta. Pero todo esto..era demasiado perfecto para lo que últimamente la vida me tenía acostumbrado. Después de todo, era normal que me chocase que las cosas salieran bien, ¿no?.

-¿¡Te vas a quedar ahí parado, o vas a acompañarnos a por tu pareja!?.- me gritó el señor Gómez ante mi embobamiento. Salí de mi trance, y le miré, asintiendo, a la vez que retenía una sonrisa. Esta vez sí.

Seguí a aquel hombre repeinado y barbudo hasta un todoterreno potente con unas sirenas en su parte alta. Subí en el asiento del copiloto, y observé como se comunicaba por la radio, convocando patrullas, diciendo códigos que no entendía, y comunicando el lugar de la intervención. Pocos minutos tardó en transmitir toda la información necesaria, para después encender el motor del coche. Dió un acelerón, lo que hizo que mi cuerpo se hundiera en aquel asiento, y me agarrara instintivamente al reposa-brazos para evitar romper mi frente contra el parabrisas si había que frenar súbitamente.

-Ponte el cinturón, Díaz.- me ordenó el inspector.- Nos espera un viaje movido.- y tras esta orden, y mientras yo cumplía su orden, la sirena comenzó a sonar y a iluminar los alrededores. No era un sueño como tantos que ya había tenido, de verdad estaba ocurriendo.

El trayecto originalmente duraría 40 minutos, pero debido a la velocidad a la que circulábamos, a nosotros tan solo nos llevó 25. Y aunque diga "tan solo", fueron los 25 minutos más largos de mi vida, pues la impaciencia me devoraba, y el deseo de volver a abrazar a Mich aumentaba mis nervios.

Pero definitivamente, llegamos al polígono industrial, parando silenciosamente, ya sin sirena, a tan solo unos metros de la nave 33. No habíamos sido los primeros en llegar. Allí había 2 coches patrulla, también en silencio, junto con un gran furgón donde, en teoría, iba el equipo de intervención. Toda esa gente, estaba ahí por Mich, para rescatarme.

-Bien, señor Dí...

-Guillermo.- le interrumpí. Quizá los nervios causaron esa intervención sinceramente estúpida, pero era cierto que aquel hombre había sido, después de Emilio, la principal razón de que esto fuera a ocurrir, y obligarle a tratarme por el apellido no era una muestra de agradecimiento. Además, señor Díaz suena rematadamente mal.

-De acuerdo, Guillermo.- me miró, tomándome de los hombros, y su semblante se tornó más serio de lo normal, con sus ojos fijos en mi, con determinación y autoridad.- Es de vital importancia que permanezcas dentro del coche, ocurra lo que ocurra, pase lo que pase, no, salgas, del, coche.- dijo, haciéndo énfasis en esas cuatro palabras.- y si la cosa se pone fea, agacha la cabeza y métete lo más debajo del salpicadero que puedas...- la pesadumbre y la gravedad de sus palabras me hizo ver, por primera vez, que aquella operación no iba a ser un juego de niños, que Mich estaba ahí con narcos peligrosos, y que esto todavía no estaba ganado. El riesgo seguía existiendo, y el miedo volvió a apoderarse de mi.

-De...de acuerdo.- tartamudeé con un hilo de voz ronca. Un nudo se había asentado en mi garganta, mientras que sentía como si me deshiciera por dentro ,y también como si mi corazón se empeñara por salir de allí corriendo.

Gómez tomo la radio, y dando a un botón en uno de los lados del transmisor, se lo acerco a los labios.

-Iniciamos la operación.- susurró, y tras eso, todo ocurrió a una vertiginosa velocidad, demasiado rápido.

De los coches se bajaron policías de a pie con su uniforme correspondiente y su pistola reglamentaria, nada había especial en ellos. Lo diferente residía en la furgoneta, que al abrir sus puertas, dejo salida a un grupo de al menos 10 o 12 hombres, vestidos de chaleco antibalas pesado, granadas de diferentes tipos, cuchillos de asalto, munición en cantidades ingentes, y unos fusiles de asalto que, a pesar de haber jugado tantos Shooters, me dejaron sin aliento, pues la consola es la consola, y la vida es la vida, y más cuando es la vida de la persona que amas la que está en juego.

2da TEMPORADA "Tras una pantalla, Tito Willy" (Willy Fanfic.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora