Un singular brillo.

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-¿Enserio vas a hacerlo?.- Frank me miraba con ojos de incredulidad, como si le hablase de alguna historia fantástica, mientras su mandíbula por poco tocaba el suelo.

-No sé que le ves de raro, ni que te estuviera hablando de algo inimaginable.- respondí, quizá algo ofendido por su reacción.

-A ver, si me alegro un montón por ti, Willy, pero no sé, comprende que para mi es chocante... primero Alex, y después tú.

-Hombre, chaval, es que con casi 32 cumpliditos...como que tocaba. Y tú vas a cumplir 33, así que tampoco te duermas en los laureles...- Frank me dedicó una mirada asesina, y es que este hombre nunca quiso crecer, madurar, y envejecer. Si por el fuera, viviría en el país de nunca jamás. Pero también le comprendía. Siempre fuimos los jóvenes, los rebeldes, y siempre pareció que el tiempo no existía para nosotros, pero la realidad no era esa. Todos avanzábamos, y a mi, ahora, me tocaba dar un paso más.- Además, no sería el primero, Luzu lo hizo a los 32 años también, y Alex estaba por cumplir 31...No voy tan dispar.

-Bueno, pero Samuel tenía también 33 y no...- el silencio se hizo entre ambos, y la situación volvió a tornarse incómoda, quizá un tanto dolorosa.

-No es el mejor ejemplo...Mira, yo no quiero arriesgarme a irme, teniendo algo aquí, sin haberme unido al 100% con ello.- musité, y el silencio se hizo entre nosotros por unos segundos.

-¿Tu estás seguro...?.- me preguntó Frank, tanteando el terreno por última vez.

-Voy a hacer 2 años con Mich, más de la mitad viviendo juntos...Hemos pasado muchas cosas, y cuidamos en común a Samuel Jr. desde hace casi 1, que aunque no es carnal, no deja de ser hijo nuestro...No hay muchas más pruebas para resolver las dudas, y las que han sido, las hemos pasado...Si, creo que estoy seguro.- terminé, mientras por mi mente pasaba cada recuerdo de esos 2 años, recordaba cada sensación, cada palabra, cada mirada, cada gesto...Y volvía a sentir lo mismo que sentí en esos instantes. Mi estómago se removía, mi corazón se espandía, la piel se me erizaba, y un escalofrío recorrió mi columna. Cada terminación nerviosa se volvía sensible, y cada músculo se tensaba. 

Definitivamente, sabía que no me equivocaba.

-Entonces iré contigo.- asintió él, mientras me sonreía con alegría sincera, de esas que salen del alma. Yo me contagié de esa alegría, y el se acercó a mi, abrazándome.- Me alegro de que des este paso y te hagas mayor, Wilfred, y yo contigo.- si hay algo que no podía negar, era que Staxx es un gran amigo.

Era definitivo, iba a hacerlo, iba a dar ese paso, iba a hacer ese gran avance en mi vida, y no iba a estar solo, Mich estaría conmigo. Aunque todavía no era consciente de lo que iba a ocurrir.

Lo fui cuando entre, con Frank al lado, a la joyería.

Todos los estantes relucían, con cosas más caras de lo que yo jamás pude permitirme. Pendientes, collares, pulseras, anillos...Oro blanco, oro, plata, rubíes, zafiros, esmeraldas, diamantes...Agradecí en ese instante haber conservado siempre una cantidad extensa de dinero ahorrado que podría utilizar en esta ocasión, y es que de seguro lo iba a necesitar.

-Flipa...Un atraco aquí y te forras, ¿eh?.- comentarios oportunos de Frank para que ahora todo el mundo de dentro de la joyería, incluidos varias dependientas y el agente de seguridad, nos miren con razonable desconfianza. Me giro, para dirigirle una mirada asesina a Staxx, que se da cuenta de que no ha sido la más afortunada de las frases.- Perdón...

-Anda, cállate, y ayudame a elegir uno bonito.- él asintió, y nos dirigimos al estante de los anillos.

La variedad para elegir era inmensa...10 minutos mirando, y no era capaz de decidirme por uno. No sabía bien si era porque ninguno me convencía, o porque todos me parecían preciosos, pero el caso es que la indecisión me carcomía. Y Frank no ayudaba, pues parecía tenerlo tan difuso como yo.

Y de repente, lo vi. Sabía que ese era el anillo que quería. Era la joya que imaginaba en el dedo de Mich, el anillo perfecto para la ocasión. Una argolla de oro blanco fino, con una serie de diminutos diamantes en su parte alta, y en la cumbre, una pequeña rosa, con estructura también de oro blanco, y cubierta también por esos pequeños diamantes que le otorgaban un singular brillo, que le hacían destacar sobre el resto de anillos. 

No tardé dos instantes en pedir que me lo guardaran en un estuche y me lo vendieran, y aunque el precio era caro, merecía la pena, pues sabía que no encontraría algo que me embelesase tanto. Finalmente, era mío. Finalmente, iba a hacerlo.

Y la verdad, no sé si yo lo elegí a él, o él me eligió a mi. Solo sé que aquel sería el anillo con el que le pediría a Mich matrimonio. 

2da TEMPORADA "Tras una pantalla, Tito Willy" (Willy Fanfic.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora