Destinados a estar juntos.

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Hoy es el día, y la verdad, tengo los nervios a flor de piel.

Tengo el anillo, perfecto. Sé que a Mich le gustará tanto o más que a mi. También tengo el restaurante, y no una mesa, sino una sala para nosotros dos, solos. El momento lo merece, merece nuestra intimidad, merece todos los pequeños detalles, merece esa aura nuestra que tanto me gusta, y que solo es de ella y mia.

Lo tengo todo, si. Dudas incluidas.

¿Y si Mich no se lo espera?¿Y si me dice que no? Quizá sea demasiado precipitado, quizá, no sé...Es un riesgo, a que se asuste, a que se vaya, o simplemente el riesgo al rechazo, a descubrir que ella, realmente, no quiere atarse a mi para siempre.

Si, son miedos. ¿Absurdos? Puede, pero eso no hace que desaparezcan. Pero está decidido, está hecho, hoy pediré a Michelle que se case conmigo.

Y aquí estoy, en el porche, esperando a que Mich llegue del estudio donde está preparando su segundo disco, vestido con una camiseta básica blanca normal, una americana negra abierta, y unos vaqueros negros, todo a conjunto con unas playeras blancas. En mi mano, una rosa de color rosa, sé que la encantan. No paro de morderme las uñas, estoy demasiado inquieto, ansioso, y un sinfin de cosas más. Va a ocurrir, voy a hacerlo.

La puerta abriéndose me saca de mis pensamientos, y tras de ella aparece mi chica, con esa melena pelirroja, esos ojos azules que se abren de par en par al verme tan elegante, y esa sonrisa, ahora de sorpresa, que me pierde. Mich se acerca a mi, riendo, asombrada, y me rodea con sus brazos, quedando a escasos centímetros de mi.

-¿Dónde vas tan elegante? Me voy a tener que poner celosa de la gente que va a ver así de guapo a mi novio...- ambos nos reímos, y luego robo un beso de sus labios sin poder evitarlo. Me embelesa.

-No va a hacer falta que te pongas posesiva, porque nos vamos juntos, y solos.- Mich levanta las cejas sin comprender exactamente a que me refiero.- Ponte tan guapa como siempre rápido, anda, que tengo algo preparado.

-¿Una sorpresa?.- pregunta, mientras la impaciencia empieza a brotar en ella.

-Exacto, así que venga.- me sonríe de esa forma que solo ella sabe, me besa en los labios, y se va a arreglarse.

Si me quedaba alguna duda de lo que iba a hacer, desapareció cuando, minutos después, la vi con un vestido de dos piezas, la parte de arriba estilo crop top, cubierto integramente con brillantes plateados, una falda de tiro alto blanca, que caía suelta a partir de su cintura y terminaba a medio muslo, unos tacones también plateados con plataforma que daban vértigo solo de mirarlos, y unos pendientes de cadenas plata que yo mismo la regalé una vez. Llevaba un maquillaje muy natural, como es ella, y dejaba que su pelo cayera de forma natural y simple sobre sus hombros. Iba simplemente perfecta.

Simplemente podía mirarla, las palabras no parecían querer salir de mi garganta, y ella lo sabía, pues no paraba de reir. Se acercaba lentamente hacia mi, contoneandose, hechizándome con ese movimiento que para mi era puro elixir.

-Veo que te gusta que me haya puesto tan elegante como tu.- bromeó, a lo que yo arqueé una ceja, escéptico.

-Lo mio ha perdido toda la elegancia contigo...Y por cierto, me gustas tu, no lo olvides.- respondí, a lo que tomé su mejilla y la besé tiernamente, sintiéndo su sabor, su olor, todo. Quería esto, y lo quería para siempre.

No tardamos mucho en llegar al restaurante, donde la cara de impresión de Mich fue épica cuando fue a sentarse en una mesa de dos que había libre, y yo la indiqué con gesto negativo que ese no era nuestro sitio, que nuestro sitio se encontraba apartado de todos y de todo. Solo ella y yo.

-Madre mía, Willy, que despliegue...Me ha encantado tu sorpresa.- dijo con una sonrisa, mientras, todavía sentada en frente mío, tomaba mi mano y la acariciaba con dulzura.

-Ah no, Mich...esta no es la sorpresa.- Mich comenzaba a impacientarse ante tal negativa.

-¿Y se puede saber que es?.- pregunto, ansiosa de conocimiento.

-Cenemos tranquilos, anda...- mi intento de evadir el tema supuso la cara de fastidio de Mich, que odiaba que la hicieran esperar.

-A veces eres insufrible.

-Yo también te quiero.- y las carcajadas de los dos fueron inevitables.

La cena fue mejor de lo que esperaba. Más bien fue increíble. Ella y yo, riendo, hablando, bromeando...Como nosotros somos, al 100%, sin límites, sin prohibiciones, sin peros.

El momento se acercaba, y yo ya no podía con los nervios que me encogían el estómago. Mich lo notaba, pero había decidido no insistir, pues no conseguiría nada.

-¿Te ha gustado?.- pregunté, haciendome el inocente, pues sabía que ella tampoco podía con la inquietud.

-Me ha encantado, Willy, de verdad...Eres increíble.- me sonríe de nuevo, acariciando una vez más mi mano, haciendo que mi piel se erice, y un pequeño escalofrío me recorra. Como el primer día. 

-Pues aún falta lo mejor...

En ese momento, me levanto, dirigiéndome a una pequeña cadena de música que había pedido previamente colocaran ahí. Lo que saco de mi bolsillo sorprende a Mich: El iPod de Alena, que todavía conservo como un tesoro, y que pensé en utilizar en este momento tan especial, quizá porque era mi manera de sentir que ellos estaban presentes en los hechos más relevantes de mi vida. Unos segundos que tardo en buscar, y por los altavoces comienza a sonar Feels like Home, de Chantal Kreviazuk (NOTA: Escuchad la canción, merece la pena.). Me acerco a ella, y la tomo de la cintura, abrazándola.

Comenzamos a bailar, o más bien fingimos que lo hacemos, pues no hacemos más que balancearnos mientras dejamos que las notas musicales nos llenen y hablen por nosotros. De nuevo esa atmósfera tan nuestra. Ella, yo, y la música, nada más. El tacto de su piel, de su pelo, su olor, su respiración, su sonrisa en mi pecho, y, cuando levanta la mirada, el transparente mar de sus ojos, que me regalan ese brillo que para mi tanto significa. 

Quiero hacerlo. Ya no hay miedos, no hay dudas.

Me separo de ella, sonriéndola, y ella me mira, sin entender nada.

-La sorpresa...- digo, y ella no lo entiende.

Me agacho, apoyando tan solo una rodilla en el suelo, mientras de mi bolsillo saco el pequeño estuche cuadrado. Ella se lleva las manos a la boca, atónita, imaginando ya lo que voy a hacer. Es entonces cuando delante de sus ojos abro el estuche y dejo ver el anillo que en su interior contiene...

-Mira...Quizá no sea perfecto. Bueno, de hecho no lo soy. Quizá no sea el mejor hombre que puedes encontrar, e incluso no sea lo que necesites. Pero si sé una cosa, y es que nadie nunca te va a querer tanto como yo. Por eso estoy aquí ahora Mich, porque has dado a mi vida un giro de 180º, porque me has hecho feliz incluso cuando pensaba que nunca podría llegar a serlo, porque nadie nunca me ha dado tanto ni me dará tanto como tu, porque hemos pasado por todo tipo de obstáculos, y siempre hemos sonreido, juntos. Porque cada momento junto a ti, malo o bueno, es un tesoro, es perfecto. Porque no sabría como vivir ahora mismo sin ti, y tampoco quiero hacerlo, quiero pasar el resto de mis días contigo, envejecer juntos...Quiero tenerte siempre conmigo, y esta es mi manera de demostrarlo...- Trago saliva, intentando que las palabras sigan saliendo de mi, sin atorarse, mientras observo los ojos empañados en lágrimas de ella.- Michelle...¿Quieres casarte conmigo?

Ella no responde, simplemente se abalanza sobre mi, rodeando mi cuello con sus brazos, mientras me da un apasionado beso cargado de significado que yo correspondo, sintiendo la humedad de sus ojos en mi piel. Nuestras lenguas son las que danzan ahora, sin necesidad de palabras.

Entonces nos separamos por la necesidad de aire, y nos quedamos mirándonos, simplemente. Nadie quiere romper el momento, pues ya todo se sabe, todo está dicho. Bueno, no todo.

-No me has respondido...- comento, y una sonrisa socarrona se pinta en mis labios, pues sé perfectamente la respuesta.

-Claro que quiero casarme contigo, imbécil.- y en ese momento, ambos comenzamos a reír. La risa, la felicidad, la emoción, las lágrimas...Todo se contagia, como si estuvieramos conectados, como si estuvieramos destinados a permanecer juntos, su futuro marido, y mi futura mujer. De hecho, ahora lo estamos.

2da TEMPORADA "Tras una pantalla, Tito Willy" (Willy Fanfic.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora