Despertar del día.

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-¿Alguna vez has visto un amanecer?.- susurré al oído de Mich, que instantaneamente esbozó una sonrisa.

-No en un lugar tan bonito.- respondió, suave, totalmente inmersa en el aura que aquel lugar y nosotros habíamos creado.- Y nunca con tan buena compañía.- se giró para mirarme, y continuó sonriendo a ras de mis labios. Sigo el impulso de besarlos, no tengo porqué contenerme.

Seguimos sentados en el mismo muelle. Mich está sentada y apoyada sobre mi pecho, descansando, mientras la reconforto rodeándola con mis brazos, dándola la calidez que en ese bosque falta, y con mi chaqueta puesta. Yo a su vez, sentado detrás suyo, respirando el olor de ella, jugueteando con su pelo, y acariciando su suave piel, que notaba estremecer bajo la yema de mis dedos, y con la manta por encima de mis hombros.

Alguien podría decir que estamos locos por pasar así la noche, allí, pero ¿qué más da? que lo mencionen, solo sé que aquí y ahora detendría el tiempo.

Se empiezan a atisbar los primeros rayos del sol, que tiñen el cielo de tonos rosáceos y anaranjados. El día despierta, dejando ver todos los seres que de él disfrutan, e iluminando toda la belleza que este mágico sitio posée.

Nada comparable a la belleza de Mich.

-No quiero que esto termine nunca.- dice Mich, y yo la beso detrás de la oreja.

-Volveremos, no te preocupes, esto es algo que me encantaría vivir una y otra vez.

-No me refiero a esto, tonto.- responde entre risas.- Me refiero a nosotros.- se gira, sentandose ahora enfrente mío.- Me refiero a nosotros.- Tomo por las mejillas a Mich, haciendo que me mire fijamente, y veo en sus ojos el brillo de la ilusión, de la vida, como un elixir de la felicidad disuelto en las aguas cristalinas de sus ojos.

-Si te pierdo, me pierdo.- Mich me mira, mordiéndose el labio, pero después soy yo quien lo muerde.

Siento como descargas eléctricas recorren mi columna, mi piel se eriza, y la sangre corre por mis venas. El corazón se me acelera, y la respiración se me descontrola. Noto en mi pecho, a su vez, el inhalar ansioso de Mich. El beso pasa de suave y tierno, a pasional e intenso, como si estuvieramos desesperados el uno por el otro, una necesidad de real de tenernos lo más cerca que se puede el uno del otro. Noto bajo mi ropa la mano de Mich, acariciando mi torso, reclamando que le pertenece, y que lo quiere, ahora.

-Sé donde podemos ir.- hablo entre beso y beso para después levantarme y tomarla de la mano para llevarla conmigo hasta una cabaña no muy lejos de allí.

-¿Y esto...?.- admira la pequeña casita de piedra y madera, de aspeto rústico pero coqueto, y un tamaño bastante amplio.

-Un refugio. Te recuerdo que he pasado aquí muchos días.- la miro, y ambos sonreímos simultaneamente. La tomo de la mano, y entramos. 

Paredes de piedra, una pequeña cocina, un sofá, una mesa con algunas sillas, una gran estufa, y una gran cama con sabanar y mantas blancas en la única estancia de la pequeña casa, sin incluir un baño pequeño, blanco y aséptico, pero completo. Era poca cosa, pero era lo que necesitábamos.

Encendí la estufa, con la intención de evitar pasar frío durante nuestra breve estancia allí, y me gire. Cuando lo hice, Mich saltó sobre mi, rodeando mi cintura con sus piernas, y comienza a besarme frenéticamente. Yo respondo, dejándome llevar por la pasión y el deseo.

Bajo por su cuello, primero con suaves besos, y después con pequeños mordíscos y ansiosas caricias de mis labios.Tropiezo, y ambos caemos en la cama, yo encima. Mich me dedica una mirada nueva, pícara y llena de lujuria, indicándome que yo tengo el control ahora. Acaricio su cintura bajo su ropa, y con un rápido movimiento la quito su camiseta, dejándome a la vista su vientre, sus caderas, sus pechos...Guau. Muerdo cerca de su ombligo, mientras con una mano en la parte baja de su cadera la acerco a la mía lo más posible, y noto como disfruta con cada uno de mis movimientos.

Quiero notar su piel en mi piel, quiero saborearla, quiero sentir esa conexión tan pura y a la vez tan salvaje entre ella y yo.

De repente, Mich me agarra del cuello de la camiseta, se sienta enfrente mío, y me besa de nuevo, beso intermitente a causa de las bocanadas de aire que ambos debemos tomar por la excitación. Después, suavemente, me tumba, y ella se levanta, se quita los pantalones, y se sienta a horcajadas sobre mi, en ropa interior. Me pierdo en cada curva de sus piernas, en la esbeltez de su trasero, y cuando levanto la vista, me pierdo en su sonrisa.

Ahora ella tiene el control, y lentamente, tomándose su tiempo, me quita la camiseta. Me agarra de las muñecas, evitando cualquier movimiento mío, besa mi cuello, muerde mis hombros, y baja por mi torso hasta mis oblícuos, donde se entretiene jugando con ellos. No puedo evitar convulsionar bajo el tacto de sus labios, y reprimo como puedo cada gemido que el placer pone en mi garganta. Desata el cinturón, y me quita los pantalones, quedando solamente mis boxers, y tras mis pantalones, su sosten. Admiro la escena. Cada centímetro de su cuerpo era perfecto, un cuerpo de escándalo, como tener enfrente a una diosa. Besa entonces la cinturilla de mis calzoncillos, despertando todos mis instintos, sientiendo que mi cuerpo ardía bajo el suyo, y que despertaba mi fiera interior.

Cuando vuelve a subir a mis labios, y los besa, realizo un giro rápido, y vuelvo a quedar yo arriba. Beso sus pechos, y oigo su respiración entrecortada. Después bajo lentamente, sin olvidarme ningún poro, hasta su braga. Intento quitarla, pero no se si es el descontrol, la perdida total de razonamiento, el éxtasis del momento, o quizá la pasión, que al no acertar a quitársela, al final acabo desgarrándola. Miro a Mich, pidiendo disculpas, pero una carcajada suya me señala que no pasa nada. Entonces mis boxers van fuera, y tomo fuertemente a Mich de la cadera. 

Estamos listos, ambos.

Primero lentamente, pero después el mismo erotismo hace que aceleremos el ritmo en el que nuestras caderas se mueven, al mismo compás, mientras nuestros músculos se entumecen, y nuestros labios se funden entre gemidos del otro, respirando el mismo aire, el aliento del goce, el desenfreno de notar que ahora si estamos juntos totalmente. Pequeños mordiscos en el cuerpo del otro, y las uñas de Mich en mi espalda. Sus muslos me retienen, mis brazos a ambos lados de su cabeza apenas me sustentan, y sus ojos clavados en los míos, notando nuestro latir. El lugar, la compañia, congelaría ese momento, increíblemente perfecto.

Y un fuerte grito de placer de Mich me da el pistoletazo de salida. Me dejo llevar, y caigo en el más intenso de los orgasmos. Mis músculos se relajan, mis brazos no me sustentan, y caigo a plomo al lado de Mich, que intenta recuperar el físico, tan exhausta como yo. Entonces la rodeo en la cama con mis brazos y nos quedamos bajo las sábanas, en silencio, observando como sus párpados pesan en sus ojos, hasta que queda profundamente dormida.

Y tras esto, las imágenes se van volviendo menos nítidas, más oscuras, mis ojos se cierran, y me dejo llevar por un profundo sueño.

2da TEMPORADA "Tras una pantalla, Tito Willy" (Willy Fanfic.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora