No darás falsos testimonios.

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Al anochecer Leyna la madre de Alexandre había salido del castillo, asistiendo una reunión de caridad a otro reino un poco lejos de transylvania.
Pero antes despidiendose de su hijo.

Leyna: [acercándose a Alexandre] Estaré dos días asuente, espero que puedas comportarte cómo tal.

Alexandre estába postrado en su trono, dándole la espalda a su madre hasta que giró y le dijo:

-Cómo tu rey, no acepto avisos previos... no son válidos aquí.
[Levantó la voz] A mí me pides permiso, quedó claro?
Leyna: Por qué no puedes ser cómo tu padre?, quién eres?
Alexandre: [Voz fría] Soy alguien nuevo ahora, ya no soy debil.
Ahora, arrodillate y pide permiso...

La reyna madre se sentía amenazada por su propio hijo, algo en él estába cambiando y podía sentirlo, ya no era el Alexandre que engendró.
Era alguien distinto...

Leyna: [agachándo la mirada] Mi rey... puedo estar ausente dos días?
Alexandre: [sonrió] Claro!!

Se marchó riendo, mientras caminaba dos de sus guardias reales lo seguían con varias lanzas afiladas.
Se aproximaba a los calabozos y otro guardia le sedió el paso abriendo una gran puerta dónde se encontraba un hombre prisionero.
Era quién había irrumpido en su discurso, estába encadenado y un poco golpeado.

Alexandre: Tienes mucho de qué hablar, no es así?
-[temeroso] yo...
Alexandre: [tocando un látigo] Creí que tenías algo que decir, algo más importante que mi discurso.
-Lo siento mi lord, jamás quise...
Alexandre: [girando a verlo] !Pero lo hiciste!

David estába en la puerta pero no quería interrumpir, nunca había presenciado un castigo así, no en este reino, no con el anterior rey.
Ahora que Alexandre era un hombre cambiado radicalmente no quería exponer su cuerpo cómo aquel hombre así que sòlo calló.

Alexandre: [dando pasos de un lado a otro] Fuiste muy valiente a estar en contra de mis reglas, fantástico! Que maravilla! [Fingiendo felicidad] Eso es de admirarse, pero que crees?
Que tus acciones te han arrojado al mismo infierno.
-[asustado] Mi señor, disculpeme pero creo que fue injusto lo que ha dicho allá afuera!
Usted debe ser generoso con todos no un reencoroso.

Alexandre golpeó la mejilla de aquel hombre, dejándole la marca del látigo...
Mirándolo con odio.

-[gimiendo] Acuseme de todo pecado, pero al golpearme jamás me hará cambiar de opinión.
Alexandre: [hablándo entre dientes] Bastardos como tu no merecen el perdón de dios ni mío, no merecen el refugio de mi morada.

El hombre volteaba despacio a mirar la cara enardecida del rey hasta que le dijo:

-Y usted no merece esa corona que lleva puesta.

Alexandre estába envuelto en rabia que tomó otro instrumento de tortura aún más doloroso y comenzó a golpear a aquel hombre inocente que sólo protestaba justicia, se desquitó con una furia interminable.
Lo golpeaba cómo a Cristo, gritos desgarradores por todo el ambiente sangre salpicada en las paredes obscuras y en el rostro de Alexandre;
David se marchó puesto que sus ojos habían visto lo suficiente.

Quién se habría imaginado tan cual bajeza de parte del rey, jamás había hecho lo que terminó haciendo.
Nunca había torturado a ninguno de sus súbditos, nunca!
David estába a unos metros de ahí cuándo vio a Alexandre salir del calabozo limpiando su ropa y su rostro...
Luego miró que aquel hombre terminó a manos de la muerte.

-Lo siento David, pero no nos queda más que obedecer. [Dijo el verdugo]






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