The Lost Lord.

Dios no existe, porque soy yo.

Alexandre y Tiana ya habían sido marido y mujer.
Habían estado en un lazo de matrimonio, Victoria ya lo sabía pero aún así buscaba al rey, continuando con su amorío.

Alexandre: Querida, recuerda que nadie debe vernos juntos.
Victoria: Hasta cuándo podrás darme mi lugar, esa campesina no merece el trono!
Alexandre: Pronto, ten paciencia.

Alexandre había recordado aquellos que rechazaron la invitación a su boda, y el sacerdote negarle la entrada en templo sagrado, su furia brotaba en su mirada que por ello mandó quemar la iglesia de los cristianos.
Había una estatua grande del mismo dios y en élla colocaron pintura y entre líneas que decía "Dios Falso" .
Desde su balcón contemplaba las llamas que brotaban a lo lejos y el humo negro que salía del lugar enardecido.

Todos los creyentes trataba de salvarla pero ya era demasiado tarde.
No tenían idea de lo que había sucedido, no sospechaban del rey sólo pensaban que era algún pagano que quería destruir su fe.

David: Ha sido quemada, ahora qué sigue?
Alexandre: Dejad que vengan a mí...
Cuándo se pregunten quién fue el villano proclamaré mi acto.
Ya no existirá el dios que todos conocen, ahora adorarán a otro que sí está a su vista.

David miraba a Alexandre con una decepción, mirarlo jugar  a ser dios pero de cualquier manera tenía que obedecer su mandato.

David: [suspirando] Sin embargo aún estándo quemada la iglesia tendrás que luchar por los que aún seguirán fieles a él.
Alexandre: [dándo la espalda] Los haré pagar si no lo hacen, sobre todo al sacerdote él pagará muy caro al verme proclamado "Impuro" delante de todos mis súbditos.

Al bajar el sol la multitud enardecida llevaba antorchas y se dirigían al castillo de Alexandre, él los miraba acercarse a su reino accedió a su entrada; silencioso esperaba que alguno de ellos se preguntara que había ocurrido.
Cuándo el sacerdote dio un paso  frente para que Alexandre pudiera verlo, todos esperaban a que dijera algo pero el representante de cristo habló primero.

Sacerdote: [gritando] Señor rey! Hemos venido hasta acá a buscar respuestas.
Queremos saber ¿por qué ha sido quemada nuestra casa, nuestro templo?.

Alexandre sólo lo veía, se tomaba el tiempo en contestar a su pregunta, llevaba su corona y una bata color oro obscuro y en medio de la noche y la luz de las llamas lo hacían lucir aún más siniestro.
Sólo les daba una pequeña sonrisa de venganza hasta que este contestó:

Alexandre: Ya olvidaste aquellas palabras de señalamiento?
Ya olvidaron lo que sucedió en esa tarde en que me presenté ante ustedes?
[Voz ronca] Ustedes me negaron la entrada! A su propio rey!
Y ese es su castigo, dar la espalda a su rey es algo inperdonable.

La multitud estába nerviosa, ninguna palabra salía de sus bocas.
Alexandre había quemado su iglesia al a verlo rechazado el día de su matrimonio con Tiana.
Todos dudaban, ya no habría una discusión más hasta que:

Sacerdote: Esa no es la acción correcta, quemar la casa de nuestro padre?
Alexandre: Él no existe! Le has estado rogando, implorando a alguién inexistente a alguien que ni siquiera escucha tus llamados.
Tu religión acaba ahora, te dejado en la condena.
Ya verémos si eres digno de permanecer en la mía.
Sacerdote: [enojado] ¿Una nueva religión?
!No puede hacer eso! No lo permitiré.
Alexandre: Y quién está a tu favor? [Mirando a todos] alguno de los presentes está de acuerdo con él?
Porque si lo está les recuerdo que serán sacrificados junto con él.

Los pueblerinos rechazaron el resguardo con el cura, temian ser castigados cruelmente.
Siendo el único oponente todos aceptaron nuevas reglas, nueva religión.

Alexandre: !Lo has perdido todo! No te queda más que rendirte.
Sacerdote: !Jamás! Jamás lo haría, tengo en alto lo que soy sé que mi dios existe.
Alexandre: [voz seria] Entonces pidele que te saque de las llamas de mi infierno.

Los caballeros se llevaron al hombre, las cristianas imploraban que lo dejaran libre pero era inútil.
Luego Alexandre cerró sus piertas dejándo a todo el pueblo con miedo y temor.
Se dirigía al calabozo, había usado su traje de batalla cuándo se dispone a torturar a un alma.
Pero esta vez ordeno que fuera al aire libre en su nueva iglesia, así que lo que hizo es representarlo cómo a su mismo cristo, en una cruz.
La gente lo siguió, los verdaderos seguidores llevaban sótanas que cubrían sus rostros y junto con el llevaban al cura encadenado y con una corona de espinas.

Alexandre recorría la caminata a caballo, llevaba su traje de gala y capa negra.
Tiana estába presente aunque no estába de acuerdo con lo que su marido hacía aún así se atrevió a acompañarlo.
Fue una hora de caminata, la luz de la luna reflebaja el camino hasta que llegaron.