The Lost Lord.

Sacrificate por tu rey.

Irlanda: [seria contestó] Mi señor, esto será temporal.
No podré estar a su merced por mucho tiempo.
Alexandre: [Enojado] Entonces, que haces aquí?
Irlanda: Cómo lo he menconado, vine a salvarle la vida, esa masacre de anoche pudo a ver sido trágica, usted pudo a ver muerto.
David: [susurrándole a Alexandre] Imploro que la dejes quedarse lo que tenga que quedarse, la necesito!

Alexandre miraba con tanta impresión a David, puesto que en el castillo la idelogía era machista, no permitían que mujeres se volvieran guerreras; no hasta el reinado de Alexandre.

David: Eres el nuevo rey, puedes cambiar esa regla!
Alexandre: Voy a confiar en ella, pero si algo sale mal te culparé a ti. ¿Entiendes?

David aceptó la condición, la nueva chica se había quedado en el castillo para servir a sus supremos.
Luego de ello, David la guió para mostrarle todo el lugar: Sus obligaciónes, reglas, dónde dormirá, el campo de entrenamiento.

Mientras que David se encargaba de la nueva guerrera, Alexandre por su parte estába postrado en su trono a esperar nuevas noticias de su pueblo.
Cuándo unos guardias llegaron alarmados junto con una mujer sujetada de las manos.

Alexandre: ¿Qué sucede aquí?
Guardia 1: Mi señor, está joven es impura!
Ha hablado mal del dios Balbán, dice que es falso y que no merece ser alabado.

Alexandre estába repleto de ira y de rencor, se le notaban los ojos cómo dos llamas verdaderamente vivas.
Lentamente se levantaba y caminó hacia la mujer que lucía en mal aspecto, despeinada y su vestido rasgado.

Alexandre: No hay fe en ti mujer!
No eres digna de ser salvada.
-Usted! Usted no debería ser salvado tampoco, ha destruido la iglesia de un dios verdadero y único.

Bofeteándola le dijo:

Alexandre: Eres maldita! Aquellos que piensan cómo tú no deberían estar en mi reino, no pertenecen aquí.
Te maldigo hoy y para siempre de lo que has dicho.
Guardia 2: Mi señor, qué haremos con la intrusa?
Alexandre: [mirando hacia abajo] Encierrala, en un lugar muy obscuro, si sigue con ese pensar sacrificala.
-No, no puede hacerme esto sólo por no venerar a su dios.
Alexandre: Pobre ingenua, soy tu rey y cómo rey harás lo que te ordeno.
-Vayase al infierno.

Alexandre reía al escuchar esa frase proveniente de aquella mujer encadenada, los guardias se la llevaban a la fuerza.
La habían llevado al calabozo más obscuro y aterrador del castillo, había sido construido para aquellos que cometen graves delitos reales, o que por ordenes del rey deben permanecer ahí.
Una vez llevándola la encerraron en una celda, la luz del día no se veía.
Sólo debajan antorchas que apenas podían alumbrar el lugar.

-No! No pueden dejarme aquí!! [Gritó la mujer]
Guardia 1: Claro que podemos, son ordenes del Rey Alexandre!
-Dios los castigará en la otra vida!
Guardia 2: [riendo] Tú dios no existe, ahora el verdadero es Balbán niña ingenua.

Los guardias ya se habían retirado, se escuchó el eco de la gran puerta ya cerrada.
Era la única que estába ahí o por lo menos eso creía hasta que comenzó a escuchar ruidos aterradores en la obscuridad de una celda.
La luz del fugo no lograba contemplar casi todo el lugar sólo una parte.

-Quién está ahí? [Dijo temerosa]
[Respiración agitada]
-Quién es? [Dijo desesperada]

Las luces del fuego se apagaron por unos segundos, después un gruñido se escuchaba muy cerca de ella y las antorchas volvieron a encederse.
El reflejo de unos cuernos y unas garras se miraban en la pared, ella las miró y una criatura terminó devorándola, hasta matarla.

[En el castillo]

Leyna: Parece que te divierte castigar a las mujeres por el hecho de no creer en lo que tú crees.
Alexandre: Madre, los súbditos se lo han ganado! No deberieron negarme el día de mi matrimonio con Tiana.
Leyna: Pero tú mismo te perjudicaste hijo, tú rompiste tu pureza.
Alexandre: Pero un rey nunca debe ser negado, ni por sus propias faltas.
Leyna: [suspirando] Tú nunca cambiarás verdad? [Marchándose]

Guardia 1: [asustado] Mi señor, la mujer que habíamos echado hace unos minutos al calabozo profundo ha sido destrozada!
La encontramos hecha pedazos!
Alexandre: [En shock]...