Capítulo catorce.

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—¿Qué onda? escuché desde el Hall.

Cuando Carla y Flor levantaron la mirada de la mesa del deck en el que estaban sentadas se encontraron con una Miranda muy expectante por saber lo que estaba pasando. Con las manos en su cadera y las cejas alzadas ésta esperaba una respuesta por parte de una de sus dos hermanas. Sin embargo Flor no tenía ganas de seguir hablando del tema, había tenido que aguantar a Carla durante todo el día.

—No sean boludas, ¿qué pasa?— volvió a insistir la menor de las tres.

—Dale, decíle— le animó Carla, pegándole un leve codazo a su hermana para que reaccionase y contestase a la pregunta.

Ésta respondió con uno de sus muchos espasmos musculares, los cuales no la habían dejado descansar apenas. Entonces se acarició la frente con ambas manos, cerró los ojos e intentó contar hasta diez para tranquilizarse. Miranda en cambio no necesitó ninguna señal más para saber que Flor la necesitaba a su lado, e inmediatamente después de eso agarró una de las sillas vacías del deck y la colocó pegada a la mesa en la que estaban sentadas sus hermanas. Con paciencia, preocupación y toda la atención del mundo, la pequeña de las Estrella agarró suavemente el brazo de Flor, lo acarició con ternura y la obligó a que la mirase para que pudiesen hablar con normalidad.

—Todo el día lleva así— informó Carla en un tono casi robótico que rebosaba cansancio —Igual a mí no me dijo nada. Es hermética la mina.

Flor soltó uno de sus tics fónicos.

—¿Pensaste en que quizás insistirle es peor?— preguntó Miranda como si fuese lo más obvio. Carla rodó los ojos.

—¿Ella pensó en que todo el mundo sabe ya lo que le pasa con Jazmín y que yo al menos sólo quiero ayudarla?

Lo dijo de improviso. Ni siquiera pensaba escupir aquello de verdad, pero lo hizo para sorpresa de sus dos hermanas, que seguidamente después de eso la miraron con los ojos como platos. Miranda le transmitía reproche, sabía que no tenía que haberlo dicho. Sin embargo Flor parecía confusa. Sus tics y espasmos la delataron de nuevo.

—Bizcocho con bizcocho— soltó la morena a tragantones de oxígeno. Suspiró, se volvió a tapar los ojos y supo que estaba completamente perdida. Ya no había vuelta atrás.

Carla hizo un gesto con la mano, otorgándose la victoria y ganándose una negación de cabeza por parte de Miranda, que no le gustaba el camino que estaba tomando la conversación. Ella había intentado que Flor se sincerase de muchas maneras, pero no lo consiguió. Sabía que insistirle no traía nada bueno, pero también sabía que después de aquello a ésta no le quedaba más remedio que hablar con ambas con toda la sinceridad del mundo. Así que se mantuvo callada y esperó pacientemente a que Flor diese el siguiente paso. Carla la imitó.

Estaba nerviosa. Muy nerviosa. Podía sentir la adrenalina corriendo por sus venas y muchas de las vocecitas de su cabeza gritándole que saliese a trompicones de allí. Deseaba poder encerrarse en su habitación para olvidar aquel día de mierda que llevaba, pero se había quedado atrapada en un callejón sin salida con dos de sus hermanas. Se sentía asfixiada, como si el aire le faltase. Sus espasmos musculares y sus tics fónicos se acrecentaron, lo que le hizo perder la poca tranquilidad que le quedaba.

Miranda con la misma paciencia de siempre colocó una de sus manos sobre la rodilla desnuda de Flor. La apretó con suavidad en un intento por transmitirle confianza y seguridad y ésta volvió a taparse la cara con las manos. Tenía que enfrentarse a la situación, sobre todo porque no estaba tratando con dos desconocidas, si no con dos de sus familiares, dos de las personas más importantes en su vida en esos momentos. El problema era que fuese lo que fuese que le pasaba con Jazmín se lo había guardado demasiado para adentro, ahora no sabía cómo dejarlo salir. Lo único que sabía era que le ardía todo lo ocurrido durante la mañana, y que le quemaba demasiado el saber que la chica castaña, la cual creía que se llamaba Valentina porque había estado mirando los registros hacia unas horas, se encontraba en aquel instante con Jazmín a solas.

Ven hasta aquí, dentro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora