Capítulo veinticinco.

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  —Chisito—Soltó.— Ya va, Dani— Gritó intentando controlar su tourette, pero se le volvió un poco imposible.— maní, maní... manicero del orto— Jazmín que permaneció quieta junto a ella se tapó la boca enseguida para evitar largar la carcajada.

Rápidamente Florencia se incorporó acomodándose el cabello y la ropa para no generar sospechas. La pelirroja hizo lo mismo. Los golpes en la puerta continuaban y eso la ponía aún más nerviosa de lo que estaba. Le indicó a Jazmín que se escondiese en el cuarto de baño, no se le ocurría otra opción, y no quería que Dani ni nadie las viera juntas todavía porque no sabría cómo controlar la situación.

A la pelirroja no le alegraba mucho la idea de andar jugando a las escondidas, ocultándose como si estuvieran haciendo algo malo. Pero no dijo nada, y simplemente se dirigió al baño tal cual Florencia le ordenó.

Daniel continuaba esperando un poco molesto. Desde que vio la escena de su chica con Jazmín sentía que le hervía la sangre. Como sea debía recuperar a Flor. Era suya. Y de ninguna manera la iba a dejar ir, no lo permitiría. Una parte de él creía que ella solo estaba confundida, que pronto volvería a sus brazos; pero por otro lado sentía que la estaba perdiendo, y eso lo enloquecía por completo. Se negaba a perderla. No podía abandonarlo por una mujer. Odiaba a la pelirroja.

Abrió un poco la puerta con mala gana asomando apenas la cabeza, encontrándose con la mirada impaciente de Daniel. 

—¿Qué pasa Dani?

—¿Qué estabas haciendo?¿Por qué tardaste tanto en abrirme?

—Torteando a lo loco —El incontrolable tourette otra vez. Al parecer él ni siquiera entendió lo que dijo, apenas se escuchó. —Que... digo, que no podés venir así de la nada a bajarme la puerta a golpes. Podría estar durmiendo Dani, o ...tocándome la cotorra —Soltó con una risita nerviosa.

—Flor, te venía a pedir disculpas por lo de anoche, y quería que terminaramos de habl... — No lo dejó terminar.

—No no no, ya fue en serio. Andá Dani, todo bien. Además creo que no tenemos nada que terminar de hablar. —La verdad es que quería que se fuese, últimamente Daniel se había vuelto bastante insistente, y eso ya comenzaba a irritarle.

—No terminamos de hablar porque nos interrumpieron. ¿Me vas a dejar pasar? —Ella abrió por completo la puerta invitándole a pasar, sabía que de todas formas iba a seguir insistiendo, entonces cuanto antes hablasen mejor.

—Dani perdón, pero lo nuestro se terminó, yo no puedo volver con vos...Creí que había quedado claro—Sabía por donde venía la mano, así que se adelantó.

—¿Es por Jazmín?—Preguntó furioso. Él estaba de que algo pasaba entre ellas.

—¿Qué? Nada que ver. ¿De dónde sacaste eso? Jaz es mi... amiga —dijo nerviosa— Es solo mi amiga— Volvió a afirmar tratando de mostrar más seguridad.

Se sentía como la mierda al negarla. No quería hacerlo. Se le había formado un nudo en la garganta que le quemaba el pecho, estaba comenzando a angustiarse. Y quería llorar. Una parte de ella deseaba gritarle a Daniel que de verdad empezaba a sentir cosas por Jazmín, cosas muy fuertes, por una mujer, pero la otra parte no podía, aún no podía romper esa barrera del prejuicio que se tenía ella misma. No podía jugársela completamente por la pelirroja y eso le dolía por dentro. Sentía como si estuviese en medio de un puente sin saber qué hacer, con infinitas ganas de avanzar y terminar de cruzarlo, pero sin atreverse a hacerlo por miedo a lo que podría encontrar de otro lado. Como si quisiera caminar y sus pies estuviesen anclados impidiendo que su movimiento.

Ven hasta aquí, dentro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora