Capítulo veinte.

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Miró a su hermano inmediatamente después de notar como Rich love de One Republic se le introducía en los oídos apagando el resto de sus sentidos. Allí dentro, en el deck del hotel todo estaba iluminado, un par de luces de colores parpadeaban de manera rítmica casi siguiendo la melodía de la canción que sonaba desde el equipo de música de la esquina. En el photocall de la entrada un par de chavales jóvenes que había visto por los pasillos se tomaban fotos con la ayuda de Leo, el recepcionista. En la barra Fede no daba abasto, pero tenía ayuda de la chica morena de californianas rosas; creía que se llamaba Lolita, aunque no estaba muy segura.

En el otro extremo del deck donde se encontraban los sillones Florencia tomaba algo tranquilamente moviendo el cuerpo al ritmo de la música. Parecía disfrutar del ambiente. Observaba al resto de sus hermanas con una sonrisa en los labios. Éstas bailaban justo en el centro de la sala, unas con otras. Lucía se había casi soltado, agarraba a Miranda y la hacía girar sobre sus propios pasos. Las risas de ellas se entremezclaban con la melodía de la canción. Se estaban convirtiendo en el centro de atención, y sin quererlo conseguían animar a otros a bailar también.

Apoyado en la barra Dani intentaba disimular todo lo que había sentido a lo largo de aquel día. Ni siquiera sabía qué hacía allí, tendría que haberse ido a casa, pero Fede le insistió para que se pasase por la fiesta. Intentaba charlar con él mientras éste hacía su trabajo sirviendo tragos, pero era imposible mantener una conversación con alguien cuando sus sentidos estaban todos centrados en Florencia, que una vez más parecía no ser consciente de su presencia.

En el lado derecho de la barra, justamente en el extremo opuesto a donde se encontraba Dani, Jazmín charlaba animadamente con Valentina. La conexión que compartían se palpaba a distancia, hasta Florencia que intentaba concentrarse en la imagen que dejaban sus hermanas estaba volviendo a percatarse de ello. Sin embargo no quería darle mucha importancia, pues no la tenía. Ellas dos simplemente estaban conversando como dos amigas normales. Si no fuese porque las miradas a veces hablaban por sí solas...Suspiró pacientemente e intentó tranquilizarse, repitiéndose a sí misma que estaba allí por Lucía y por su cumpleaños. Tenía que comportarse y dejar a un lado los celos.

Pero, ¿eran celos?

Andra observó toda la escena en conjunto hasta llegar a la conclusión de que esa fiesta daría mucho de sí en casi todos los sentidos, motivo más que suficiente para volver a la habitación. Su hermano se dio cuenta del gesto molesto que ésta intentaba disimular y en seguida la agarró del brazo simpáticamente en un intento por evitar que se marchase.

—¿Nos vamos a quedar en la entrada toda la noche?— le susurró su hermano al oído.

—Recuérdame por qué estoy aquí— el tono irónico de Andra se mezcló con el reproche, dejándole a Peter aún más claro la incomodidad que sentía al estar allí.

—Porque estás todo el día pegada al teléfono móvil y necesitas salir de fiesta...— le contestó él en un tono agradable, moviendo el cuello al ritmo de la canción y observando con atención todo su alrededor —...con tu hermano.

Andra negó con la cabeza. Continuaban parados en medio de la entrada y éste ya parecía querer ponerse a bailar. Sin embargo no era eso lo que deseaba de verdad, su hermana lo comprobó en cuanto los ojos de Peter aterrizaron en Valentina, que simpática alzó una mano para que se acercasen hasta donde estaba con Jazmín. Entonces fue Andra la que agarró firmemente el brazo del chico de pelo de color, haciéndole parar antes incluso de que se echase a andar.

—No— dijo la española con rotundidad —No seas cortarollos.

Peter frunció el ceño.

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