Meses después...
Limpió el último marco con la fotografía de la estantería del salón y se quedó pensativa observando la imagen, con el aliento contenido en la garganta y la respiración irregular porque a veces el tiempo no se lo llevaba todo de manera eficaz. En ocasiones, el tiempo pasaba y dejaba algo; un rastro de lo que fue.
En la fotografía aparecía ella, Jazmín, sus hermanas y todos los empleados del Hotel Estrella justo en la entrada de éste, días antes de su cierre. Sonreían, se abrazaban, se miraban los unos a los otros; despidiéndose, dejando entre ver que eran una familia.
Pero de eso hacía ya bastante.
Le dedicó una sonrisa amarga a la imagen y volvió a colocarla en su sitio. Cuando se giró, la mirada atenta y comprensiva de Jazmín la buscaba desde la mesa del comedor, no muy lejos del salón. No se había perdido detalle de lo que hubo ocurrido en ese pequeño y corto instante. Florencia negó con la cabeza; era imposible poder ocultarle sus sentimientos. Así que finalmente dejó el trapo húmedo con el que había estado limpiando el polvo sobre la mesa y se sentó al lado de ella. Ésta le pasó un brazo por el hombro, abrazándola.—Yo también lo extraño todo— le dijo, besándole la cabeza con ternura. —Igual tampoco terminó tan mal.
—¿Vos decís?— preguntó con una tela de ironía en su tono de voz. Luego negó con la cabeza. —Al final vendimos el hotel.
—Fue la mejor opción, Flor. Con la plata pudieron empezar de cero— le recordó. Flor se encogió de hombros.
En cierta parte tenía razón. Ella pudo abrir la floristería, que por cierto, marchaba perfectamente. Por suerte, Jazmín también encontró trabajo en otro restaurante, aunque estaba agobiada porque los horarios eran imposibles y el pago ni siquiera se ajustaba a las horas que pasaba en la cocina, pero al menos pudieron continuar con sus vidas.
Virginia también encontró trabajo en un pequeño bufete de abogados, mientras que Javo continuaba buscando. Miranda y Fede se la pasaban viajando de un lado para el otro, paraban poco tiempo en Buenos Aires, y cuando lo hacían gastaban el tiempo en pasarlo con la familia. Sin embargo, ya no era lo mismo. Lucía y Mariano se instalaron en otro apartamento no muy lejos del que compartían ya Virginia y Javo. Carla, en cambio, había vuelto a Mar de Plata, a su antiguo puesto en uno de los hoteles más lujosos de por allí. Era la que más alejada estaba de todas; no era para menos. Su trabajo conllevaba mucha dedicación, aun así, intentaba sacar ratos libres para saber de la vida de sus hermanas.
Valentina se encontraba centrada de lleno en sus estudios, y Peter, que también había conseguido un pequeño trabajo en una cafetería como camarero, vivía con Damián. Todo iba como debía de marchar.
Y sin embargo, continuaba faltando algo.—¿Escuchaste algo nuevo sobre el hotel?— preguntó repentinamente Florencia.
Jazmín negó con la cabeza.
El Hotel estaba a punto de ser completamente derruido. El cliente argentino del padre de Andra quería el terreno para construir una sede de su propia empresa, y por lo que pudieron averiguar, en poco tiempo desaparecería para dar lugar a un nuevo edificio.
Florencia pasaba por allí cada vez que podía, para asegurarse de que todo continuaba tal y como; y así era. Hasta que decidió que hacer eso no servía para nada, sólo para acrecentar su rabia por lo sucedido. Así que simplemente evitaba pasar por aquel sitio. Era en vano.
La pelirroja fue la primera en levantarse para abrir la puerta cuando escuchó el timbre. Peter, con una sonrisa enorme en los labios levantó una bolsa que por cómo olía, parecía ser el desayuno. Jazmín se llevó una mano a la frente; había olvidado completamente la cita con el español, y por si fuese poco Florencia estaba en casa aún. Ella no sabía nada, ni siquiera se imaginaba lo que llevaban planeando juntos desde hacía meses. Él lo entendió todo al observar el gesto en el rostro de Jazmín.—¿Quién es?— preguntó la Estrella desde el salón de la casa. Jazmín suspiró y sacudió la cabeza, haciéndose a un lado para que Peter pasase. Era absurdo decirle que se marchase después de que éste se había tomado la molestia de llevarle el desayuno.
Peter igualmente se disculpó y pasó dentro. Saludó a Florencia con los brazos abiertos y ésta en seguida le correspondió el abrazo con ganas. Era un buen chico, y un buen amigo. También había resultado ser un gran apoyo para ella a lo largo de aquellos meses. Su compañía, sus ganas de vivir pese a todo lo que hubo pasado y su eterna sonrisa la ayudaron a entender que no podía centrarse solo en lo malo y que de una manera o de otra, tenía que seguir adelante.
![](https://img.wattpad.com/cover/122802949-288-k456883.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Ven hasta aquí, dentro.
FanfictionFanfiction basado en la telenovela argentina "Las Estrellas". Muchos de los personajes que aparecen en ésta historia no me pertenecen. El resto y parte de las tramas son inventadas. #SupportLGBT