V

17K 1.7K 2.7K
                                    

Harry caminó a pasos rápidos, otra vez Fionn le había hecho otra de las suyas. Sentía un gran nudo en su garganta, pero no iba a llorar, tiene veintitrés años y llorar por una tontería sería algo ilógico y además vergonzoso.

Decidió hacerce el fuerte, caminó hacia los baños para poder lavarse el rostro ya que sus ojos le ardían y tarde o temprano iban a soltar lágrimas.

Llegando a la puerta del baño de “Chicos” escuchó gritos de una voz conocida desde el otro lado, desde el baño de “Chicas”.

Volteó a ver y posó su oído en la puerta, era Kendall la que golpeaba y gritaba un “Ayuda, sáquenme de aquí”.

Su depresión de pronto se esfumó, le dió una gracia enorme escuchar los gritos desesperados de su mejor amiga. Duró un momento disfrutando de su maldad al no hacer nada por ayudarla, luego vió a uno de los encargados de limpieza de la universidad y justo ese llevaba unas llaves en su traje.

Caminó hacia él y le rogó a que abriera la puerta del baño de chicas, el señor no le creyó, sólo pensaba que el oji-vderde quería husmear ahí dentro, hasta que Harry lo jaló hacia donde estaban los gritos y con moviemientos torpes tomó las llaves y abrió la puerta. En cuestión de segundos el señor ya se había ido.

Harry tomó la perilla aún escuchando los gritos amortiguados por la puerta y la abrió.

     —¡Gracias a Dios, Harry! —gritó y suspiró pesadamente limpiando una gran gota de sudor que se deslizaba en su frente.

     —Disfruté mucho escuchar tus gritos, tenía ganas de quedarme ahí, mientras tú casi pierdes la calma. —Kendall lo empujó bruscamente hacia un lado.

     —Imbécil. La calma la había perdido desde que la puerta se cerró sóla. —bufó tirando de su negro pelo hacia atrás.

Harry frunció el ceño, esa puerta no era de esas que se cerraban por error, tampoco es bruto y supo en cuestión de segundos que alguien había sido culpable de encerrar a Kendall allí dentro.

     —Una puerta así no se cierra por casualidad.

     —¿Qué tratas de insinuar? —Kendall detuvo sus pasos y lo vió fijamente.

     —Que la puerta te la cerraron a propósito.

Kendall abrió la boca y se quedó meditando algunos segundos, puso su dedo índice en su barbilla y comenzó a retorcer su boca mientras pensaba.

     —Fionn tiene que ver algo en ésto. —dijo por fín y Harry frunció el ceño confundido.

     —Es imposible, no creo que lo haya hecho él, todos estábamos en otro lugar, Logan, Dylan y Cody estaban con él.

Respondió, pero, como si su mente fuera la más veloz de todas reaccionó, es cierto, tiene que ser Fionn el culpable, porque faltaba alguien, Wesley Tucker, el más travieso y el más mal comportado del grupo.

Wesley, es el tipo de chico que a su edad, sigue siendo el niño de cinco años que intentaba romper hasta el plato de plástico porque ya había roto todos los de cristal.

     —¿Viste a Wesley por algún lugar? —preguntó para poder estar seguro de sus conclusiones.

     —No. —respondió, sacudió su cabeza al recordar haberlo visto cerca de ella. —Sí, estaba en el mismo pasillo que yo cuando entré a lavarme las manos y justo cuando entré la puerta fue cerrada. Entré en pánico.

Confirmado, los cálculos de Harry fueron acertados con cada una de las cosas que le decía Kendall. Fionn la había encerrado en aquél baño con ayuda de Wesley, pero ¿Por qué lo habrá hecho? Era obvio, para poder hacerle una de sus bromas. Estúpido Fionn, no quiero saber más nada de tí.

La maravillosa jugada de Gemma Styles ∽ L.S©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora