XLVII

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Han paso varias semanas después de todo lo sucedido con Desmond, la condena cayó en él para terminar de pagar por todo lo que había hecho en el pasado y presente. Todos los años asignados le dejaron bien claro que iba a pudrirse ahí dentro culpado de una larga lista de asesinatos, venta de drogas, abuso sexual y muchísimas cosas que logró hacer sólo.

El rizado no quería terminar todo ahí, donde quedó el día que Des intentó asesinarlo, por lo que ahora se encontraba sentado en el lugar donde suponía era el salón de visitas.

Alzó la mirada y observó a su alrededor, mucha gente con un traje color naranja estaban ahí, sus rostros mostraban pena, otros mostraban alivio, y otros sólo miraban con odio a la gente que estaba frente a ellos.

Frunció su ceño, ese aura no le gustaba para nada, había mala tensión, había tristeza, vió cómo traían a su padre, o bueno, al descarado de Desmond, ese ya no era más su padre, desde el día en que los abandonó, ni siquiera sabe cómo lo consideró como padre debido al daño que le había hecho desde que tenía conciencia.

Lo miró con odio mientras que el otro se acercaba poco a poco esposado y con dos oficiales a sus costados, molesto, se sentó y luego bufó.

     —Por tu maldita culpa estoy aquí. —escupió con desgano. —¿Por qué estás aquí? ¿No se supone que me odias? Habla rápido, no soporto ver tu cara, Dios mío. —Harry frunció aún más su entrecejo.

     —Tus palabras me dan un poco de risa, sabías. —Des lo miró incrédulo y Harry fija su mirada en él. —Necesito que me sigas contando todo, que me sigas contando lo que falta, porque sé que no me lo contaste todo.

     —Ya déjame en paz, suficiente hiciste con meterme aquí.

     —No tiene nada de sentido todo lo que dices, mereces estar aquí y tú lo sabes, por lo que no deberías quejarte. —Harry fijó su mirada en él por segunda vez. —Debes decirme todo. -Desmond chasqueó su lengua.

     —Ya no hay nada más que decirte, así que vete.

     —No te creo. —el mayor bufó.

     —Me fuí no sólo porque la policía me perseguía... también fue porque me había enamorado de otra mujer. —Harry lo miraba con curiosidad. —Estaba embarazada de dos gemelas, —miró hacia el techo suavizando la mirada. —mis gemelas, Letty y Betty. —pero luego, frunció su ceño. —Necesitaba cuidar de ella y las niñas, así que cambié mi identidad lo más rápido posible, ella estuvo de acuerdo, así que no hubo problema con huir a otro país. Yo confiaba en la perra de Anne, sabía que iba a cuidar bien de ustedes, pero como era de esperarse, se descuidó en algo y comenzó a criar a un maldito homosexual.

     —No vuelvas a referirte así de esa manera hacia nosotros. —amenazó el menor.

     —Niño, cálmate, yo sé que no me harás nada, después de todo eres un maric... —un puñetazo en su mejilla izquierda lo interrumpió, miró con sorpresa al menor, su rostro estaba rojo debido al enojo. Escupió y soltó una leve carcajada. —Golpeas como niña. —dijo entre risas. Harry lo mira incrédulo, típicas palabras.

     —Ya no sigas. —espetó. Desmond arqueó las cejas y sonrió.

     —Gracias al cielo. Vámonos. —se levantó rápidamente y los oficiales lo tomaron de los brazos segundos después.

No se despidió. Como era de esperarse.

Una última mirada de Desmond se cruzó con la suya, para así, dejar al menor sólo y sin dudas, ya sabía por qué demonios los había abandonado, se levantó y salió de allí.

Por otro lado, las muñecas de Desmond dolían debido a las esposas, una vez en el pasillo donde estaba su celda bufó, lo entraron a rastras y su compañero —al cual habían culpado de múltiples violaciones— se levantó nuevamente de la camilla.

     —Entonces... continuamos con lo que habíamos empezado. —el hombre lo tomó por detrás y Desmond sólo bajó la mirada.

     —Tú empezaste todo, ya déjame en paz o mis aliados te dejarán apenas con vida. —amenazó, el moreno río divertido.

     —No querrás amenazarme. —susurró al oído.

     —¡Ya lo hice, negro de mierda! —se soltó del agarre, a lo que el más alto se enojó más de lo debido.

La piel de Desmond se erizó.

     —Ni se te ocurra.

     —¡Ya me provocaste una vez!

El hombre lo tomó de los hombros, lo llevó a la cama a rastras y lo puso de espaldas, desabotonó su uniforme y acercó su entrepierna al trasero del más bajo.

     —No lo vuelvas a hacer otra vez. —susurró nuevamente en el oído del otro, tensándolo al momento.

     —Ay Dios... —susurró con susto para finalmente sentir una fuerte estocada en su ya penetrada área. —¡Ay Dios!

Entonces supo,

Que desde ahí,

ya no había marcha atrás.

F.J

OMAIGASH QUEDÓ TRAUMADO, SÉPANLO DESDE EL MOMENTO OK.

capítulo dedicado a: LarryIsMyDaddy28

La maravillosa jugada de Gemma Styles ∽ L.S©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora