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- Mi niña abre la puerta soy yo- dijo Phoebe, segundos después la puerta se abrió y Phoebe, se le encogió el corazón.

- Mira como estas por culpa de esa maldita- Phoebe, no podía disimular su rabia.- Calmante mi niña, yo no voy a dejar que nadie te maltrate- ella abrazó a Ana, quien solo lloraba. Elena, le hizo recordar todos los malos tratos que sufrió en manos de su padrastro y su madre.

- ¿Por que...me tiró...el libro...a la piscina?- Sollozaba Ana

- Porque es una perra maldita, solo debemos esperar que el señor Steele, se de cuenta y lo eche de aquí- Phoebe, limpio las lagrimas de Ana.- No llores...¿Quieres tarta?- Ana asintió y sonrió, Phoebe, era muy dulce con ella.

En la cocina Anastasia, disgustaba un delicioso trozo de tarta, en compañía de Phoebe.

- ¿A mi no me sirve un trozo de tarta?- Interrumpió Elena, y Ana, dejó de comer de inmediato

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- ¿A mi no me sirve un trozo de tarta?- Interrumpió Elena, y Ana, dejó de comer de inmediato. - No dejes de comer- dijo Elena, burlándose.

- Señora- masculló Phoebe, si quiere un trozo vaya al comedor.- El tono de voz de Phoebe, era frío, ella no se sentía intimidada por Elena.

- Prefiero que no...eso engorda, solo vine para darte una lista lo que desde ahora comeremos en esta casa.

- ¿Tiene algún problema, con la comida que preparo?- Preguntó Phoebe, desafiante.

- Si, tu comida contiene grasas y colesterol. Desde mañana el desayuno consistirá en yorgurt, y una fruta, bien sea una fresa, o arándanos, de almuerzo solo ensalada, y en pequeñas porciones.

- Si usted pretende comer eso, prepareselo usted, el señor Steele, todas las mañanas toma café, huevo, tostadas, baicon incluso rosquilla. Y para la niña, ella debe alimentarse bien, y no le voy a dar en pequeñas porciones-

-¿Estas desobedeciendo una orden?- Preguntó Elena, furiosa.

- No...mi jefe es el señor Steele, y no usted, por lo tanto hasta que no sea el quien me lo pide, en esta casa se come lo que yo haga, y si no le gusta, Prepárese usted los alimentos- respondió Phoebe, duramente.

- Disfruta mientras pueda- dijo amenazante Elena.

- Lo mismo digo- respondió desafiante Phoebe.

Anastasia, observaba a Phoebe, con admiración.

Elena, salio furiosa de la cocina. No soportaba a Phoebe, pero sabía que si le pedía a Ray, que lo eche...Ray, no iba acceder.

- Creo que se enojó- comentó Ana.

- Que importa, ella no va a venirme dar ordenes en esta casa- respondió Phoebe, encogiéndose de hombres- sigue comiendo tu tarta.

Se hizo de noche, y la cena ya estaba servida en la mesa.

Mi Amada AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora