Capítulo 86

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        POV  CHRISTIAN

Termino de desayunar y me voy al estudio de Ray.

— Dijiste que querías hablar conmigo— me dice al verme.

Mi suegro ya me felicitó por mi cumpleaños.

— ¿Acaso no te gustó mi regalo?— Añade con tono burlón.

— Me encantó, pero vine porque quiero hablarte de otra cosa.

— Te escucho.

Él se sienta detrás de su escritorio, mientras que yo estoy parado, viendo una gran retrato familiar que tiene Ray. En la foto aparecemos mi esposa, mis hijos, Ray y yo.

— ¿Ha habido algún avance para capturar a Jack Hyde?

— Lamentablemente nada— me lo temía, ese malnacido sigue escondido, o tal vez no, sólo que el equipo de seguridad no ha hecho bien su trabajo.

— ¡Joder! No podré estar tranquilo hasta que ese malnacido no sea capturado.

Me siento en su sillón de cuero.

Me hierve la sangre que ese hijo de puta pudiese andar en la calle tranquilamente mientras que yo sienta temor por mi familia.

— Entiendo tu impotencia, yo me siento  de la misma manera, pero, ¿qué más podemos hacer? Hay todo un contingente policial detrás de ese maldito. Sólo debemos tener fé en que nuestros hombres pronto lo encontrarán.

— No sé, llevan seis años buscándolo y no hay rastro de él. No me sorprendería que Jack se esté moviendo de un lugar a otro vestido de mujer.

— Confiemos en los hombres, ellos están capacitados para su búsqueda. Ahora sólo disfruta de tu cumpleaños— me dice.

— Antes de disfrutar de mi fiesta de cumpleaños... iré a mi oficina. Me encontraré con alguien.

Mi suegro levanta una ceja.

— ¿No estarás engañando a mi Annie, verdad?

—¡No! Es algo de la oficina— jamás le haría algo así a mi nena. La amo más que a mi vida.

— Está bien — Se pone de pie, y yo hago lo mismo— Por cierto, ¿Carrick, te dijo que Timber Lincoln murió?

— ¿Cómo? — ¿Timber ha muerto? No me lo esperaba. Pero me alegro, aunque eso suene mal.

— Lo torturaron y abusaron sexualmente de él hasta que su cuerpo ya no resistió.

— No... No lo sabía, pero te confieso que me alegra— le digo.

— También yo.

— ¿Y mi padre que hizo o dijo?— Ellos eran primos.

— Nada, no le importó. Incluso se negó ir al funeral y prefirió jugar con los niños...

— Oh... No hablemos de cosas desagradables — esto no es agradable de hablar. Ese bastardo Lincoln nos hizo mucho daño.

Mi suegro me da una palmada en la espalda vamos saliendo de su estudio y me acompaña a la puerta.

— ¿Te dijo tu madre que nos regañó por hacer un poquito de desorden con los niños?

— No. ¿Que sucedió?

Salimos hablando animadamente de su despacho. Me cuenta que se les fue de las manos como cuidar a los niños y en cuanto mi madre llegó los hizo limpiar todo. Imagino a mi madre y sé que como poco, fue divertido de ver a mi padre, un imponente fiscal, y a mi tío, el gran hombre de negocios siendo los subordinados de Grace, una cariñosa y amable pediatra.

Mi Amada AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora