POV RAY
Mi casa es un verdadero desastre. Miro la sala y parece que este lugar hubiera Sido sacudido por un huracán: Juguetes tirados en el suelo, paredes rayadas con crayones, sofás manchados de helados, jugos y chocolate.
Ay dios creo que he sido muy permisivo. Mi hija se pondrá furiosa cuando se entere que dejé que los niños hagan y deshagan.
Tomo un oso de peluche del piso.
— ¿Qué pasó aquí?
Me volteo. Grace está mirando el desastre.
— Dime que Carrick no fue cómplice de este desastre— me mira alarmada y deseando que sea mentira.
— Define "cómplice".
Carrick y yo nos comportamos cómo niños mientras jugábamos con nuestros nietos.
— No debí dejarlos solos— resopla y se pasea de un lado al otro en mi salón esquivando los juguetes tirados en el suelo.
— No te molestes. Iré a decirle a la servidumbre que levanten y limpien este desastre.
— Ray, así no funciona esto... sé que tú y Carrick adoran a los niños, pero eso no significa qué le permitirán hacer los que se les venga en gana. ¿Quienes son los adultos, tú o ellos?
— Grace, no seas aguafiestas...— digo quitándole importancia a la situación.
— Ray, no es sólo ésta vez, — dice dejando su bolso de mano encima del sofá, en la partecita donde está limpio— yo sé que adoras a los niños al igual que yo o Carrick, pero debiste ponerles más límites— está mujer ya se volvió estricta.
— Por favor, Grace, no es para tanto. Son buenos niños— ella se deja caer encima del sofá.
No le diré qué se sentó encima de una gran mancha de chocolate.
— No puedo discutir eso. Sé lo maravillosos que son esos niños.
Me siento a su lado.
— Son los últimos días de vacaciones que tenemos con mis diablillos antes que lleguen los muchachos. Deja que se diviertan.
Ella niega con la cabeza fingiendo indignación.
— ¿Y Carrick?— Me pregunta después de un silencio raro.
— Fue a comprarle un regalo a Christian.
Mi hija y mi yerno llegarán un día antes del cumpleaños de él. Y le realizaremos una fiesta aquí al cumpleañero. Y Carrick, como todo buen padre, quiso ser precavido y fue rápidamente al centro comercial a comprar un obsequio para su hijo; mientras los retoños duermen. Yo por mi parte encargué un bolígrafo Montblanc, los bolígrafos favoritos de mi yerno, se que Carrick iría a Cartier por un reloj.
— ¿Y dónde están mis nietos? Se me hace raro no verlos.
— Están durmiendo la siesta, se cansaron jugando.— Le digo suspirando. Me dejaron exhausto.
— Me imagino. Esperaré a que despierten.
— Ok. Yo iré a decirle a las empleadas que hagan un poco de orden.— Añado poniéndome de pie y acomodando mi corbata.
Hoy tenía una junta en mi empresa y por estar con mis pequeños no fuí.
— No. Este desastre lo ordenarán tu y mi marido, cuando él regrese— ¡¿Que?!
— Estás bromeando, ¿cierto?— No creo que esté hablando enserio.
— ¿Me ves cara que estoy bromeando?— Dice seriamente mientras se pone de pie.
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Mi Amada Anastasia
Hayran KurguAnastasia después de haber sido víctima de los abusos y maltratos por parte de su padrastro y madre es abandonada en un orfanato de Seattle. Orfanato donde sus benefactores son los Grey.