Capitulo 85

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   POV CHRISTIAN

Barney me ha informado que vio por el monitor de vigilancia a Leyla Williams en compañía de otra persona entrar a mi despacho. Esto es raro, yo dejé dada la orden explícitamente de que sólo Ros o Andrea podían acceder a mi despacho.

¡¿Qué hacía esa mujer ahí, y en compañía de un extraño?!

— ¿Todo bien?— Me pregunta Ana.

No le diré nada para no preocuparla

— Todo bien amor.

Ana quedó intrigada por la llamada de Barney hace un momento, y más por mi reacción. Ahora, todos se han ido a descansar y mi mujer está dispuesta a obtener la información que quiere... Pero no le diré ni una sola palabra.

De pronto, contrario a lo que esperaba de ella, —que comúnmente insiste hasta que me saca hasta la última palabra—, no insiste. La veo desaparecer en el armario y yo me dispongo a ir al baño para lavarme los dientes. Salgo después de dos minutos y ella está frente al espejo de cuerpo entero contemplándose y peinando su cabello en una trenza. Tiene puesto un hermoso camisón de satén y encaje de organza en color azul que hace resaltar más sus hermosos ojos.

La noto seria por el reflejo del espejo, y sé bien que es porque sabe que le estoy ocultando lo que sea que esté pasando. Y no me gusta, de verdad que no quiero guardarle secretos, pero solo así la puedo proteger, más con lo rebelde que puede resultar en ocasiones.

Me acerco a ella en silencio para que no retire y me detengo tras ella a solo dos centímetros. Mis dedos pican de deseo por sentir su calidad y suave piel, pero me contengo y ella suspira.

—¿Si, Christian?— me pregunta con un tono molesto.

Creo que se molestó.

Pero también ella debe de comprender que ella y mis hijos son lo mejor y más valioso que tengo, son mi razón para vivir, y lo que hago, es solo por qué los amo y quiero que estén a salvo.

Acaricio la piel de sus brazos con el dorso de mis dedos y ella siento como se estremece.

—Solo quiero sentir tu cálida piel y demostrarte lo mucho que te deseo y te amo— susurro en su oido.

Ahí, frente al espejo continuo acariciando sus brazos, hasta que mis manos ascienden y deslizo los tirantes para dejar caer el camisón en el suelo y que quede como un charco azul cobalto.

Recorro con la yema de los dedos cada centímetro de su cuerpo y ella solo ahoga sus gemidos y suspira. Con mis dedos estímulo sus pechos hasta que sus pezones se dilatan y aún cuando siento deseos de mordisquearlos y besarlos, no lo hago.

Tenerla frente a mí, dándome la espalda, desnuda y frente al espejo es tan erótico, que aunque me muero por estar en su interior, también quiero que dure este momento.

Continuo acariciando sus pechos, su abdomen, y desciendo hasta su sexo. Con mis dedos acarició y pellizco y ella se apoya en mi espalda. La veo que trata de absorber el placer y contenerse, cierra sus ojos, suspira, muerde sus labios, jadea, trata de no hacer ningún ruido.

—No cierres los ojos— le vuelvo a susurrar al oído.

Ella asiente sin emitir un solo ruido y se aferra a mis brazos con fuerza. Yo continuo frotando su vulva hasta que siento como se humedece. Ya está lista para mí. Introduzco mis dedos en su vagina y siento como me succionan y me invitan a entrar.

Ahí, de pie frente al y espejo, la masturbo hasta que siento que está a punto de estallar, pero no, todavía no quiero que se corra. Me detengo justo antes de que estalle y me mira con una expresión ansiosa a través de nuestro reflejo.

La tomo de la cintura y la llevo hasta nuestra cama. Me desnudo frente a ella sin permitir que me toque y me tumbo de espaldas. Tiro de su mano y la ayudo a acomodarse sobre mi y siento como mira mi miembro deseoso de estar dentro de ella. Con un movimiento lento y suave entro en su interior y muerde su labio.

Comienzo a acariciar su cuerpo lentamente, a disfrutar de ella. Me incorporo y quedó sentado y mirándola a los ojos, nos movemos los dos lentamente, con cuidado, sin apresurarnos. La beso con cuidado y ella me corresponde, sin hacer ruido, ni un sonido, continuamos bamboleandonos hasta que estallamos en un orgasmo casi eterno.

—Mi Ana... Mi Ana...— consigo gemir.

—Christian — susurra con tono entrecortado.

Ella se acuesta encima de mi, y nos quedamos unos minutos en silencio hasta que recuperamos el aliento.

— Feliz cumpleaños— me dice Ana, provocando una gran sonrisa de satisfacción en mis labios.

— Gracias— ya es medianoche

Ana levanta la cabeza.

— Te amo... demasiado— me da un gran beso.

— Yo te amo mucho más, tú y los niños son mi vida, y no permitiré que vivan en peligro, pero por favor no insista en sacarme información cuando no tengo las respuestas— más que una petición es una súplica.

— Pero cuando tengas las respuestas me lo dice por favor, fue muy obvio que te quedaste preocupado por la llamada de Barney— está mujer siempre ávida de información ¿La querría de otra forma? Amo cómo es mi nena.

— Está bien— ella esboza una sonrisa— ¿Satisfecha la señora?

— No, pero podría estarlo— responde y toma mi miembro con su mano.

— Ok. Quiero mi regalo.

— ¿Deseas mi boca?

— Deseo todo de ti nena.

   ****

Siento como la cama se hunde. Estoy despierto pero estoy con los ojos cerrados.

— Yo le daré un beso a mi papi— es la dulce voz de mi princesa.

— No, yo le daré un beso a papi— responde mi campeón.

— No Ted, yo quiero ser la primera en darle un beso de saludo de cumpleaños a mi papito.

Antes que empiecen discutir, abro los ojos.

— ¿Por qué no me besan los dos?

— ¡Papi! — Chillan mis hijos y se abalanzan encima de mi.

— ¡Feliz cumpleaños papito!— Grita Phoebe

— ¡Feliz cumpleaños! —Repite Teddy

— Gracias mis amores— mis hijos, la razón de mi felicidad junto a mi nena.

— Niños—

Ana entra a la habitación con una gran bandeja, en ella trae: jugos, minis magdalenas, galletas de chocolate y unos pastelitos.

— Vamos a celebrar a su padre— añade mi esposa.

Ella sólo ésta con la bata. Mmmm, ya quiero averiguar qué hay debajo.

— ¡Siiiiii!— El chillido de mis hijos interrumpe mis cavilaciones.

Me propuesto celebrar mi cumpleaños junto a mi familia, pero antes voy averiguar quién mierda entró a mi despacho en Grey House.

Mi Amada AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora