Naruto: Dos Jinchuriki

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Definitivamente, estoy agotada. No solo hemos tenido que volver a la Hoja con esos locos pelo-tazón gritando y corriendo durante todo el camino, sino que hemos tenido que venir corriendo por su culpa. No me encotraba tan cansada desde que el pervertido comenzó a enseñarme el Rasengan. El maestro Kakashi tampoco se ha encontrado muy bien, no sabemos por qué, pero va a estar indispuesto un tiempo. Cuando llegamos a la villa ya cayendo la noche, Naruto y yo volvemos a su casa,  me dirijo a mi habitación y me desplomo sobre la cama. No sé cuánto tiempo llevo durmiendo, pero cuando me despierto, ya es tarde por la mañana. 
Al levantarme, veo a Naruto en el la sala de estar con un gorro ridículo.
-Buenos días...
-Te veo con sueño.
-Por culpa de esos enanos mentales hiperactivos sigo cansada, ¿tú no?
-La verdad es que no. Sólo necesito dormir un poco para estar al máximo rendimiento.
-Qué suerte la...  *Bostezo* tuya.
-¿Quieres quedarte en cada hoy? La abuela no te dirá nada por tener un día libre.
-¿De verdad?
-Si. Ahora iba a verla. Se lo comentaré.
-Gracias.
-Ah, sí. Una cosa más. Te he dejado unas llaves en la mesa. Si vas a seguir viviendo conmigo necesitarás una copia.
Mientras decía esto último se coloraba.
Aaaah, qué mono es cuando se sonroja.
Siempre y cuando no le asaltes en mitad de la noche...
"¿Por qué dices eso?"
Por favor, querida. ¿Hace falta que te recuerde las noches que has pensado en él estando desnud-
"¡CÁLLATE!"
Mi cara se había vuelto completamente roja. Al parecer, Naruto lo había notado.
-¿Estás bien?
-¡ESTOY-MEJOR-QUE-NUNCA-ME-VOY-A-DORMIR-ADIÓS!
Tras gritar esto último, se fue corriendo a su habitación a toda velocidad.
-Vale, eso ha sido muy extraño.

( ͡° ͜ʖ ͡°)