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Tras dejar atrás la villa de la Cascada,
Jiraiya comenzó a enseñar a Fū. El problema era que nunca había dado clases de ningún tipo de arte ninja, así que empezó por lo básico. Fū era una estudiante muy entusiasmada y aplicada, por lo que no tardó mucho tiempo en saber los conocimientos necesarios. Tras eso, fue aprendiendo distintas cosas: a controlar su chakra escalando por los árboles o manteniéndose en el agua, a utilizar herramientas...
A los seis meses, podía compararse a Naruto. Poco después de eso, Jiraiya comenzó a enseñarle con globos de agua. A Naruto, por su parte, le enseñó a aprovechar el entorno a su favor, a pensar estrategias, y también le enseñó dos técnicas, una de viento que consistía en expulsar por la boca una gran ráfaga de viento que podía barrer un bosque entero con la suficiente potencia, y aprendió a modificar la dirección del viento. La segunda era para el combate cuerpo a cuerpo. Sólo podían usarla aquellas personas que tuvieran una gran cantidad de chakra. Envolvían sus brazos en chakra y las convertían en espadas.
Continuaron con su entrenamiento. Fū, por su parte, había llegado a un acuerdo con Chömei para que le dejara usar parte de su chakra para sacar dos alas sin que se empezara a transformar en ella.
Tras dos años y medio de viaje, los tres volvieron a la villa. Fū había crecido tanto como Naruto, pero ella llevaba ropa blanca, a diferencia de él, que la llevaba naranja y negra.

Naruto: Dos JinchurikiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora