Linaje Angélical »Cashton~Muke«

12

—Vamos a escapar juntos ¿verdad?— preguntó él en un momento de desesperación. Ashton lo abrazo con todas sus fuerzas.

—Lo haremos, te lo aseguro... — susurraba contra su oído. Tenia que protegerlo de todos ellos, no debía permitir que lo dañaran.

—Recuerda que te amo... Por favor— suplicó aquel chico, su mirada clavada en la de Ashton, tan vulnerable.

Quería pronunciar las palabras, quería asegurarle que lo recordaría, que también lo hacia, pero nada salia de su boca...

Ashton despertó más agitado que otras veces, con una sensación de vacío en su mente, ¿que le estaba ocurriendo?

Recordar aquellas épocas donde creía estar a salvo no eran las mejores para él, recordar siempre fue su debilidad.

O quiza el chico con el que soñaba era su verdadera debilidad.

Y también pudo haber sido su fin si no lo hubiera matado.

Ahora tenía que hacer lo mismo, después de tantos años, tenía que matar no sólo al último con su linaje sino que también al que le causaba tanto daño.

No cometería el mismo error, esta vez no se enamoraría de él.

☁⭐☁⭐☁

—Será una fiesta genial, Calum, alegrate— Luke sacudió un poco el hombro de Calum.

—Si, si, como sea— respondió él, iban directo a la casa de Maia, era extraño porque aún no pasaba el duelo completo de su abuela, pero ninguno dijo nada.

—Que elegante, Luke, parece que iras a la fiesta de graduación — le dijo ella una vez dentro del auto.

—No es así — se defendió muy pobremente, porque era cierto que escogió una ropa muy fina y elegante.

Al llegar a la casa de Michael, ya habían muchos de sus compañeros invadiendo toda la casa.

—Hay universitarios— comentó Calum frunciendo el ceño.

—Si, bueno, así sera más divertido— y Luke bajó del auto, dos minutos después Calum y Maia lo perdieron de vista.

—Si Luke te obligo a venir...

—No, yo quise venir... Mi madre fue la que casi me obligó — interrumpió Maia a la defensiva, Calum solo la miró con desaprobación, no le creía del todo.

—Parece que buscas a alguien— dijo y ella volteó la mirada hacia él.

—No, claro que no — y se rió—, bueno, quiza buscando a la rubia que lleva media hora desaparecida.