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SERES QUERIDOS

Todo el mundo tiene un ser querido, alguien a quien deben y quieren proteger, ningún humano sobre la tierra se salva de ese destino, incluso un ser sobre natural pagaría cualquier precio por alguien.

Para algunos podría ser su condena, para otros una forma de vida, cada mente es diferente y es libre de demostrar tal sentimiento como quiere.

Pero hay seres que exceden sus poderes, que creen que solo así lograrán su cometido.

Dos seres inmortales que siguen buscando la forma de cómo proteger lo que más aprecian por medio de un proceso infernal. Un hechizo que ayudaría a concluir con este cometido, pero que rompería muchas reglas de la naturaleza... Y la naturaleza es un balance constante, Maia lo sabía y cada noche soñaba con lo que Amos y Jack trataban de hacer.

Ella despertaba con dolores de cabeza intensos, igual a sentir miles de pedazos de vidrio encajarse uno por uno y lentamente, sufría todo eso cada vez que lograba analizar un poco el hechizo que Amos intentaba recrear. Nadie sabía, pues no quería preocuparlos, porque ese no era su único inconveniente en ese momento.

Después de haber salido de aquel pueblo, de haber visto como la hermana de Michael era asesinada, en la carretera encontraron a una mujer que les decía lo importante que era ir con ella.

Maia en ese momento había negado, y no había sido la única, cada uno desconfiaba de ella, porque se negaba a decir que es lo que tenía por mostrarles, y entonces, de un momento a otro, Ginebra había desaparecido.

Tres días habían pasado ya desde ese momento y ahora se quedaban en una cabaña lejos del pueblo y con muy poca vista a la gran casa donde sabían que Amos y Jack junto con los demás nefilim estaban.

Ninguna señal de la misteriosa mujer tenían después de esos días, Maia trataba de alejar pensamientos extras, cosas que la distrajeran de su real objetivo, incluso se había apartado de todos para que no tuviera inquietudes, aunque si eres sincera consigo misma, lo que realmente quería y a quien evitaba era a Calum.

-Creo que tienes que ver esto, Maia- Tom, quien era el único que no le importaba del todo pasar aquella barrera si era algo importante, le avisó.

-¿Qué sucede?

- Ve por ti misma.

Tom caminó a la entrada de la cabaña, vio a Michael, Luke y Calum de pie en el pórtico, voltearon hacia ella cuando escucharon sus pasos, dejándole ver lo que sucedía a no más de cinco metros de distancia.

-¿Podrías explicar esto?- preguntó Michael.

Había un enorme circulo perfecto marcado sobre la tierra, y antes de que Maia hablara y negara, el círculo se encendió fuego. Las llamas ardían, el humo se elevaba poco a poco, sin embargo, de pronto parecía que se quedaba suspendido a una altura de dos metros.

-¿Que está sucediendo?- murmuró Calum.

-Yo... No lo sé, es algún tipo de magia pero...

-¿Como la de Amos?- preguntó Luke, el temor corrió por su cuerpo.

-No, es diferente... Es más como la mía.

Observaron como el humo se empezó a hacer un remolino dentro del círculo, atrayendo hojas secas de los árboles cercanos. Unos segundos después de que el fuego se extiguera, el humo se esparció, revelando las siluetas de dos personas y detrás de ellos, dos ataúdes.

Todos reconocieron al hombre que estaba de pie junto a la mujer que se les había presentado tres días atrás. Ashton miraba serio a cada uno de ellos y entonces, cuando su mirada se cruzó con la de Calum, pareció como si el tiempo se hubiera detenido.

Y es que no sucedió sólo para ellos dos, sino que también los demás lo podían sentir, aquella extraña sensación de emoción y duda.

Calum retrocedió un paso, asustado por creer que era una alucinación, indeciso de si debia correr hacia Ashton y comprobar que no era un sueño, feliz por saber que sus esperanzas no se habían roto.

-Lamento el dramatismo- dijo Ginebra sacudiendo sus ropas-. Pero teníamos que llegar aquí de alguna forma.

Maia fue la primera en salir del aturdimiento y caminó hasta donde Ginebra estaba, sin prestar atención al nefilim.

-¿Que es lo que quieres de nosotros?

-Maia Himlet, ¿no es así? Bueno, mi nombre es Ginebra Froseth, digamos que soy tu familiar lejano.

-¿Que hacen aquí?

-Destruir a Amos, por supuesto. Y si pudieran ser amables de ayudar con esto, porque pesan.- Señaló los dos ataúdes.

-¿Quién está ahí?

-Mis hermanos, Josselyne y Lane. Maia, deben escuchar lo que Ginebra ha planeado.

Maia deseaba odiar a Ashton, decirle que no confiaría en un nefilim, que todo lo que decía era mentira, pero no pudo evitar recordar cómo es que él les había dicho hacia donde ir.

-¿Esto es real? ¿No es algún tipo de truco o algo? - Maia volteó, Calum estaba tan cerca, pero la mirada de su amigo estaba dirigida a una sola persona.

-¿Por qué no te acercas y lo compruebas por ti mismo? - sugirió Ginebra, sonrió a Calum de una forma complice.

Ashton, por su lado, quería ser él quien caminara a Calum y le susurra que nada malo estaba ocurriendo con él, queria decirle que había escuchado su voz y que gracias a eso pudo evitar perderse en la locura. Pero esperó a que Calum tomará la iniciativa de acercarse lentamente y tocarlo.

-Bueno... Si eres real- Calum tocaba el brazo de Ashton-. Con un estilo diferente.

-Le corté el cabello porque estaba horrible, lo siento.- Ginebra sonreía feliz, notando aquella aura.

Y a pesar de que esperaba un reencuentro mucho más emotivo, se confirmó con saber que los dos tenían la misma mirada.

-¿Por qué han sacado a los hermanos de Ashton? ¿Los piensan revivir?- preguntó Tom una vez que todos estaban de nuevo dentro de la cabaña.

- Sí. Y para eso necesito la sangre de él- Ginebra señaló a Luke.

-¿Qué? No, por supuesto que no- Michael negó de inmediato.

-No lo mataré, será un hechizo diferente.

-Se escucha prometedor y todo, pero nosotros hemos aprendido que no confiaremos en nadie y bueno, no te has presentado como tal- Luke dijo mirando a Ginebra de una forma calculadora.

-Soy quien curó a Ashton, he visto los planes de Jack, uso magia como la que Maia tiene ahora, mi esposo murió por esto, porque sabía que Amos y Jack no van a obtener lo que quieren.

-¿Y revivir a dos nefilim será la solución?- preguntó Calum.

-No solo la solución, la sangre de tres nefilim, del último descendiente y de un humano son la clave para destruir cualquier cosa que Amos esté creando.

Maia analizó las palabras de Ginebra y pensó en su sueño, las cosas que ella decía era lo mismo que Amos necesitaba para lograr desatar el infierno en la tierra. La diferencia era que Amos no necesitaba a un humano cualquiera.

















Linaje Angélical »Cashton~Muke«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora