Linaje Angélical »Cashton~Muke«

46

LO CORRECTO

— Sólo falta la sangre del niño y eso será todo.

—No están muy lejos, los demonios los vieron en el pueblo. — Afirmó Jack. Amos entrecerró los ojos.

—No te has dado cuenta... No me sorprende.

—¿De qué hablas?

—Ashton está vivo y tiene la ayuda de dos brujas, ¿cómo pudiste dejar que pasara?— Amos se burló, Jack se puso de pie, negando repetidas veces.

—No sé de qué estás hablando... Ashton murió con la sangre del niño, no pude haberme equivocado.

—¡Conozco mejor que nadie el poder de un Himlet! Y Marcel era poderoso, te engañó al igual que Denisse hace dos mil años.

Jack hizo una mueca.

—No fui al único, ¿Qué tal Vannel? Te despreció mejor que nadie, Amos. Somos iguales.

El brujo sonrió, llevaba tan solo un día viendo a su antiguo hermano y de verdad que no lo soportaba, pero así había sido siempre.

—Ashton no será un problema una vez que matemos a su queridísimo amado— continúo Jack—. Y en cuanto a los demás, todo resultará mucho más fácil.

Amos no tenía nada que discutir, ambos tenían suficiente poder como para hacer el plan perfecto, todo les salía bien.

—Tu hermana Leila sospecha algo, sino fuera porque necesito su sangre, ya le habría arrancado el corazón— avisó Amos saliendo de la habitación. Jack analizó aquellas palabras, conocía a Leila, tenían la conexión, no era posible que ella le escondiera algo, así que fue directo a donde ella estaba.

La encontró afuera en los jardines, admirando el cielo de aquella tarde, el día caluroso provocaba que llevara una ropa mucho más ligera. Jack recordaba haber amado a sus hermanos no solo por el lazo que los unía, sino también por el poder que juntos tenían, aquellos siglos que convivieron juntos antes de saber sobre la existencia de Amos, habían resultado los mejores.

Sin embargo, justo en esos días, no podía poner toda su confianza en ellos.

—Admirando el atardecer— dijo Jack colocándose al lado de su hermana.

—Me imagino una vida siendo mortal— respondió sencillamente, como si eso no afectara en lo más mínimo—. Estupido, ¿no?

—Son pensamientos muy mortales... ¿Por qué la curiosidad después de tantos años?

Leila lo miró, analizándolo de forma momentánea.

—Siempre los he tenido, incluso antes de conocerte. Nací al norte de Europa, las costumbres en ese entonces eran más que significativas.

—Deseaste eso.

Leila se encogió de hombros.

—En algún tiempo, ahora quiero destruir a ese brujo y buscar una forma de vida.

Jack no detuvo a su hermana de entrar a la casa, sabía lo que se encontraría ahí y entonces vería lo que él estuvo haciendo. No detuvo a Leila de ser hechizada por Amos justo cuando ella abrió la puerta. Porque de no haber sido así, tanto Leila como Devine se habrían opuesto ante la idea de Jack, no hubieran comprendido el esfuerzo por ambos de tener un poder increíble.

—Cuando despierten, harán caso a todo lo que les digas.— Había dicho Amos esa misma noche, antes de su partida.

Jack miró los cuerpos de sus hermanos por varias horas antes de que despertaran. Todo valía la pena, todo era lo suficientemente correcto, cada acto valdría tan sólo para lograr su objetivo.