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QUEDATE CONMIGO.

Calum tenía la boca reseca, había escuchado el relato de Ashton y aun no decía nada. Probablemente porque su pensamiento se dirigía una y otra vez a querer recordar con exactitud ese día en el que fue salvado por Ashton, pero no obtenía éxito.

- ¿Calum? – Ashton le preguntó un poco preocupado.

-Nada…- dijo con la voz ronca, se aclaró la garganta y repitió-: Nada… no recuerdo casi nada. No más que el sueño.

-No debes sentirte presionado.

-No, no es eso. – Desvió su mirada en la pared-. Pienso en todas esas posibilidades en las que pudimos encontrarnos… pero que no sucedió por alguna razón, ¿crees que fue… el destino?

Su pregunta tenía una pizca de indecisión, como si estuviera debatiéndose entre una palabra u otra y arrepintiéndose al finalmente escoger aquella, su mirada se había vuelto a posar en Ashton.

-No precisamente. Nunca he creído en eso, o al menos no en los últimos siglos. Pero, ahora no lo sé, ¿Qué si me hubiera gustado conocerte en otras circunstancias? Sí. Pero no puedo regresar al pasado y deshacer todas las cosas malas que hice por más de cien años, y sé que probablemente en el momento que las sepas, tomes una decisión respecto a mi… y tal vez no quieras continuar.

Ashton sonrió. No era una sonrisa divertida, burlona o feliz, más bien rendida. Y no significaba que estuviera rindiéndose a la idea de amarlo, era que se resignaba a tener una clase de futuro próximo junto a él.

-Sé algunas cosas, pero también siento y eso no ha cambiado- Calum dijo-. Thomas mencionó que la conexión se acabaría… me gustaría que cuando llegue el momento, no desaparezca nada de lo que siento, que pueda sentir tu mano sobre la mía y creer que es correcto. Ashton, yo sería tan feliz de hacerlo, y no me importaría tu pasado.

***

Luke salió de la cabaña furioso. Sus rubias cejas estaban fruncidas y los brazos los mantenía cruzados sobre su pecho. Si su madre lo estuviera viendo le diría que dejara de ser berrinchudo y que pidiera disculpas, pero él se habría abstenido. Lo hacía con mucho esfuerzo, por más que no deseara estar enfadado con Michael no podía evitarlo, no esa vez. Y como era de esperarse, la furia en su cuerpo se transformaba de un momento a otro en tristeza. Las lágrimas comenzaban a escocer en sus parpados, dejándolas caer al cerrar los ojos y hacer un ligero puchero. Sentía dolor, una profunda pena que no podía controlar más que a través del llanto.

-Luke… por favor, Luke, no llores. – Era Michael a sus espaldas. Luke limpió las lágrimas de sus mejillas y se dio la vuelta-. Tenías que saberlo.

No respondió, porque sabía que si lo hacía terminaría empeorando lo que ya se había iniciado. El enojo regreso tan sigiloso de nuevo.

-Y ahora que lo sé… - su voz se cortó, tragó la poca saliva que pudo y afirmó su postura-. Ahora que lo sé, no me queda otra cosa más que esperar al día en el que todo esto termine y debas irte.

-No es mi decisión… y lo lamento tanto.

Michael se veía vulnerable también, pero no había lágrimas en sus ojos verdes, tan solo un poco de tristeza, tal vez un poco de compasión también, o eso pensó Luke, que retrocedió dos pasos al ver la intención de Michael para acercarse.

-Tampoco fue mi decisión haber nacido y que tuvieras que protegerme - exclamó, sus mejillas estaban rojas y las lágrimas cayeron ardientes y amenazadoras a no detenerse-. No elegí este sentimiento absurdo.

Luke llevó ambas manos a su rostro, cubriéndolo y ahogando sus gritos desesperados por no llorar más. Michael sentía su corazón contraerse ante aquella imagen. No podía maldecir, era prohibido, pero si podía rezar alguna plegaria, pidiendo que el chico rubio dejara de llorar, que ya no sufriera más y que sonriera porque su sonrisa era hermosa. Lo abrazó y no fue rechazado esta vez, quizá porque Luke no tenía la fuerza para eso o porque simplemente deseaba un abrazo.

-Resolveré esto… te lo prometo.

Era una vaga promesa que no tenía credibilidad absoluta, pero era una pizca de esperanza, eso era lo único que Michael podía ofrecerle a Luke en esos momentos, era a lo único que ambos podían aferrarse al menos hasta el día en el que debían enfrentar a Amos.

Un ángel guardián no debía enamorarse de su protegido. No era una ley. Pero si era algo lógico, tan lógico que Michael se había casi convencido de eso al pretender odiar al humano. Sin embargo, había sido su error deshacerse de esa idea y permitirse esa vulnerabilidad, cayendo así en el enamoramiento más peligroso.

Una vez que la misión terminara, Michael debía regresar y olvidarse de Luke, olvidar que alguna vez disfrutó de un sueño junto a él, que lo vio sonreír, dormir y llorar, que lo protegió de cualquier cosa. Tenía que abandonarlo en la tierra a que siguiera su vida. Y eso resultaría mucho más difícil de lo que había resultado en otras ocasiones. No quería abandonarlo, y quizá buscaría la forma de hacer un cambio.

***

Devine abrió los ojos, la luz ardiente del sol quemaba su piel ligeramente. Miró alrededor, no reconocía el lugar, aunque se le hacía vagamente familiar. Una mesa de madera junto a la cama y la falta de muebles o cómodas lo hacían recordar a cuando se escondían en el bosque tres siglos atrás. Era consiente que esa nueva época era muy diferente, aun así, no pudo recordar cómo es que había llegado hasta esa habitación.

Se puso de pie y salió, caminó por un corto pasillo hasta llegar a la sala de estar, donde Jack estaba de espaldas hacia la ventana admirando el atardecer. Él no volteo.

- ¿Listo para la próxima batalla? – preguntó aún mirando por la ventana, Devine frunció el ceño.

-Lo estoy.

Se preguntó qué batalla, pero algo le impedía hacerlo, era como si una parte de su cerebro estuviera consiente de lo que quería hacer y otra parte fuera más fuerte y lo obligara a hacer lo que alguien más quisiera.

-Nuestra hermana despertara en un par de horas, después haremos las últimas preparaciones.

Devine no hizo nada, tan solo se quedó de pie incluso cuando Jack paso junto a él y le tomó el hombro, ofreciéndole una mirada larga. Algo ocurría, algo estaba terriblemente mal, pero, así como había sucedido en otras épocas, Devine no supo que hacer, y, por lo tanto, no hizo nada.

Cada vez el día estaba más cerca, un día que sería recordado por los sobrevivientes de aquello. Una lucha que muchos sabían que ocurriría, pero que ignoraban, al menos hasta ese día.










Nota: ... Cada vez más cerca del final :0

Linaje Angélical »Cashton~Muke«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora