CAPITULO 7

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Todos estaban dormidos cuando de pronto se escuchó un ruido.
Richard abrió los ojos.
-Zabdiel, as oído eso? Dijo sacudiendo a su amigo.
-No Richard, estaba dormido. Igual que lo deberías estar tu.
-He escuchado algo fuera de la tienda.
-Estamos en un monte, hay animales.
-Si, y también fantasmas que poseen muñecos.
-Madre mía. Dijo Zabdiel tumbándose en el suelo. No me vas a dejar dormir hasta que vayamos a ver, verdad?
-Exacto.
Suspirando, cogió una chaqueta y salieron afuera.
-Ves, no hay nada. Dijo Zabdiel.

Derrepente, alguien salió corriendo entre los arboles y se abalanzó sobre Zabdiel.
Los dos cayeron al suelo y Zabdiel pudo ver que era una persona.
De pronto, está se empezó a reír.
-Tenías que haberte visto la cara. Dijo sin dejar de reírse.
-Carlos!
Richard fue donde ellos y ayudó a su amigo a ponerse en pie.
-Eres un imbécil!
-Si, pero no he sido yo el que se lo ha echo en los pantalones. Por cierto Zabdiel, deberías cambiarte de boxers.
Richard vio que Zabdiel estaba empezando a ponerse rojo. Y eso era una mala señal; cada vez que se ponía rojo, acababa haciendo algo malo, muy malo.
-Venga Zabdiel, volvamos a la tienda.
Una vez en la tienda, vieron que Joel estaba despierto.
-Que ha pasado?
-Carlos.
-No me digas mas.
-Un día le pasará algo y a mi me dará igual, no le ayudaré.
-Sabes que eso no es cierto Zabdiel, tu siempre ayudas a todo el mundo.
-Es que no entiendo porque tiene que estar todo el día maltratando a la gente que está a su alrededor, al final se va a quedar solo. Incluso sus amigos le odian, solo están con el por miedo.
-Algún día madurara, y entonces se dará cuenta de todo.
-Anda que no queda para que pasé eso. Dijo Joel que estaba volviendo a meterse en el sacó de dormir.
-Gracias por los ánimos Joel.
-De nada hombre, para eso están los amigos.

Eran las tres de la mañana cuando un gritó despertó a todos.
Al salir de las tiendas, vieron a Raúl tirado en el suelo.
Fueron corriendo donde él y uno de sus amigos le tomó el pulso.
-No puede ser...
-Que pasa? Gritó Carlos.
-Que esta muerto, eso es lo que pasa. Dijo su amigo levantándose del suelo. Alguien le ha matado!
-Que todo el mundo se calme. Dijo Christopher.
-Perdona? Me vas a decir tu a mi lo que tengo que hacer?
Richard se puso entre los dos.
-No nos vamos a pelear, de acuerdo? Lo que tenemos que hacer ahora es permanecer unidos.
-Unidos? Yo no me uno a vosotros ni aunque seamos los últimos habitantes en la tierra.
-Pues por nosotros perfecto! Gritó Joel.

Derrepente algo se movió entre los árboles.
-Quien anda ahí? Gritó Carlos. Como seas el que ha asesinado a mi amigo, te prometo que me voy a encargar personalmente de matarte!
De pronto, se escuchó la risa de un niño.
Todos miraron a su alrededor, pero estaba demasiado oscuro para ver nada.
Entonces, a lo lejos se comenzó a escuchar un vocecita que decía: "Acercaos", "Acercaos" . Una y otra vez seguido de una risa.
Todos se quedaron quietos, la voz se estaba acercando cada vez mas.
Acercaos, Acercaos..
Hasta que sintieron que estaba demasiado cerca.
Derrepente, se escuchó una voz muy diferente a la de un niño.
-ACERCAOS, ROBERT QUIERE CONOCEROS!

Todo el mundo comenzó a correr en todas las direcciones.
Richard miró a su alrededor, y no vio a ninguno de sus amigos.
-Chicos! Gritó.
De pronto, le agarraron del brazo y tiraron de él.
Al darse la vuelta vio a Erick y Joel.
-Tenemos que salir de aquí. Dijo este último.
-Habéis visto a Christopher y Zabdiel?
Los dos negaron con la cabeza.
-Probablemente se haya ido con los demás. Y nosotros deberíamos hacer lo mismo.

Christopher y Zabdiel estaban corriendo por el bosque junto a cuantos chicos mas, cuando de pronto, uno de ellos se detuvo.
Al estar parados, Christopher pudo reconocer las caras; entre ellas estaba Carlos.
-Porque nos paramos? Dijo uno de los chicos.
Carlos dio un paso adelante y señalo al bosque.
-Porque ya se donde estamos.
Todos siguieron su mirada.
-Oh, mierda. Dijo Christopher. Otra vez aquí no.
Estaban enfrente de la casa derrumbada, donde habían estado hace menos de cinco horas.
Carlos miró a Christopher.
-Parece que quiere que nosotros dos volvamos a entrar.
-Habéis entrado ahí? Dijo Zabdiel mirando a su amigo.
-Si. Respondió Carlos. Y también entraron Raúl y tu pequeño amigo, Erick.
-Muy bien, dijo uno de los chicos. Pues yo no pienso entrar ahí.

No hace falta.

Todos se dieron la vuelta, y vieron la sombra de una persona.
Derrepente, el chico cayó al suelo y la sombra comenzó a arrastrarle hacia la casa.
-Harry! Gritó Carlos.
Entonces comenzó a correr tras él.
-Carlos no! Gritó Christopher.
Los dos amigos comenzaron a correr tras Carlos y Harry, que estaba siendo arrastrado.
Al llegar a la casa, Harry desapareció en la oscuridad.
Zabdiel y Christopher miraron a Carlos y vieron como él también se adentraba en la casa.
-Quedate aquí. Le dijo Christopher a Zabdiel.
-Que? No!
-Si! Dijo Christopher empujándole al suelo.
Zabdiel cayó de espaldas. Al incorporarse, vio a su amigo entrando en la casa.
Se levantó del suelo y fue corriendo.
Al llegar a la puerta, está se cerró de golpe.
-Christopher!!
Entonces algo le golpeó en la cabeza por detrás derribándolo al suelo.
Al abrir los ojos, vio a alguien observándole.
-Os encontré.

Esa voz le resultó familiar, pero no sabía bien quien era.
De pronto, le agarró de los pies y le dio la vuelta. Pegándole la cara al suelo.
Notó que se subía encima de él, mientras le arañaba la espalda.
Entonces se acercó a su oído y le dijo:
-No me recuerdas Zabdiel? Seguro que Erick y Joel si lo hacen.
Entonces cayó en quien era.
-Eres el que poseyó a Kevin en la cárcel.
-El mismo. Y ahora, voy a hacer lo que tenía que haber hecho hace dos noches.
Le agarró del pelo y le levantó la cabeza.
Derrepente, Zabdiel se acordó de algo.
Sin que se diese cuenta, metió la mano en el bolsillo y sacó el silbato.
Aquella cosa estaba a punto de rajarle la garganta cuando Zabdiel se metió el silbato en la boca y sopló con todas sus fuerzas.
Aquello le quitó el silbato y lo lanzó lejos.
-Crees que me vas a hacer lo mismo dos veces Zabdiel? Pues estas equivocado.
Le volvió a levantar la cabeza y Zabdiel pudo ver como unas afiladas garras se acercaban a su garganta.
Pero entonces, se vieron unas luces a lo lejos que iban corriendo hacía ellos.
-Tenemos compañía. Dijo sonriendo.

-Zabdiel, eres tu?
Al llegar, vieron a su amigo tirado en el suelo.
-ZABDIEL!
Comenzaron a correr hacía él cuando derrepente algo se puso entre ellos y su amigo.
-Hola chicos, me echabais de menos?
Los chicos se quedaron helados.
Se parecía a un hombre, pero este debía de medir unos tres metros y tenía las extremidades muy largas, junto a unas enormes garras y cuernos en la cabeza.
Entonces Richard se puso enfrente de sus amigos.
-Así no vas a protegerles Richard, así no.
De pronto comenzó a correr hacia ellos.
Los tres sin saber porque se taparon la cara y esperaron a que aquello llegara.
Pasaron unos diez segundos y Erick se quitó las manos de la cara.
-Donde esta?
Richard y Joel hicieron lo mismo, y al ver que no estaba miraron a su alrededor.
-Zabdiel.
Fueron corriendo donde el y le levantaron del suelo.
-Zabdiel, estas bien?
-Christopher! Christopher esta dentro de la casa.
-Yo voy. Dijo Richard. Vosotros quedaos con Zabdiel.

Al ver que la puerta estaba cerrada, entró por una de las ventanas.
-Christopher! Donde estas?
Todo estaba muy oscuro, y había tirado la linterna al suelo cuando aquello les atacó.
-Christopher! Volvió a gritar.
De pronto, algo bajo corriendo por las escaleras
Agarró una tabla de madera y se preparo para golpear.
-Richard! Soy yo.
-Carlos?
-Si. Dijo este suspirando.
-Donde esta Christopher?
-No lo se, lo único que se es que Harry esta muerto.
-Donde esta?
-Sigueme.
Los dos subieron al piso de arriba, donde había un dormitorio.
Harry estaba tirado en el suelo, con un palo clavado en el pecho.
Richard puso cara de asco y retiró la mirada.
Derrepente se escuchó a Christopher gritar.
-Christopher!
-Viene del sótano. Dijo Carlos temblando.
-Vamos!
-No. Dijo de pronto Carlos. Yo no bajo ahí.
-Vas a bajar. Le dijo Richard agarrándole del brazo con fuerza. Porque estamos aquí por tu culpa!

Al bajar al sótano, todo estaba muy oscuro.
-Christopher, estas ahí?
-Richard..
Su amigo sonaba bastante mal, como si estuviese herido.
Siguió el sonido de su voz y le encontró tirado en el suelo.
-Ya estoy aquí amigo. Dijo Richard ayudando a levantarle.
-Carlos, ayúdame.
Sin decir nada, Carlos se puso al otro lado y se paso por encima del hombro el brazo de Christopher.

Al salir de la casa, sus amigos les estaban esperando.
-Christopher! Gritaron corriendo hacía él.
-Estoy bien. Dijo sentándose en el suelo.
-Hay que salir de aquí, vamos.

VUDÚ [CNCO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora