21. Exámenes y ¿Nuevos amigos?

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–Bendito lugar, tuvo que ser diseñado por los dioses –exclamo enamorada y escucho una risa nada conocida.

–No te equivocas tanto, este lugar fue construido por un grupo de arquitectos, los mejores de hecho. Es increíble como los arquitectos más conocidos a nivel mundial se reunieran y diseñaran este lugar –dice un chico con un español extraño (se nota que es italiano) y tiene un uniforme. Es guapo, tengo que ser sincera–. Y no es un lugar cualquiera, es el colegio más costoso de Italia. Por cierto soy Mario Benedetti ¿Eres de intercambio? –me pregunta.

–Muy interesante lo que dices, hablas demasiado pero no me molestó. No, vengo a presentar un examen y me llamo Elizabeth Roberts –digo amable.

–Siempre me dicen eso. Oh... Puedo llevarte al lugar. Conozco este colegio hasta con los ojos cerrados y ese es uno de los beneficios de ser descendiente de uno de los arquitectos que diseñó esto –dice aburrido–. Es una obligación para la descendencia de los fundadores estudiar aquí, se supone que mi hijo tiene que estudiar aquí también así como lo hizo mi papá y mi mamá.

–De verdad que es bueno hablar pero soy de las que prefiere estar en silencio con un extraño. Quienes fundaron este lugar se han vuelto mis ídolos ahora –digo y llegamos al lugar–. Gracias por acompañarme, fuiste muy amable –agradezco contenta– ¿Están empezando clases? –pregunto.

–No es por nada. No, de hecho ya estamos finalizando ¿Por qué crees que pude acompañarte? Sino no me lo permitirían y ahora voy muy tarde a clases, fue un placer conocerla Elizabeth –dice sonriendo.

–Igualmente señor descendiente –digo devolviéndole la sonrisa y haciéndole una reverencia.

–Que cómica chica americana –dice y se voltea caminando rápido.

Entro a una oficina y me encuentro con un señor sentado en su escritorio, está muy concentrado revisando unos papeles y ni se percata de mi presencia así que toco la puerta y él alza la mirada.

–Buongiorno signorita –dice amablemente. Okay... Me dijo buenos días señorita, necesito preguntarle si habla español porque todavía no me defiendo tanto.

–Buondi signore, lei parlata spagnolo? –pregunto.

–Por supuesto –dice y yo exhalo el aire aliviada.

–Que bueno, no manejo mucho el italiano, estoy aprendiendo. Vengo a hacer el examen para poder ir a la universidad –explico.

–Tranquila, toma asiento por favor –me pide y me siento en la silla que señala–. Necesito ver algún tipo de documentación o permiso que tengas para poder hacerlo –dice y le entrego la carpeta que mami me metió en la cartera–. Okay... Aquí dice que te vives en Estados Unidos, por lo que veo todas tus notas son excelentes y te saliste del colegio a mitad de año estando en el último ¿Me equivoco? –pregunta y niego– ¿Por qué te saliste? –vuelve a preguntar.

–No pensaba venir para acá, de hecho estaba segura de estudiar allá pero un día recibimos una llamada de un abogado y tenemos unos asuntos familiares que arreglar aquí. Tengo nacionalidad italiana porque mi papá lo es aunque mi primer apellido no parezca porque su padre era americano –explico.

–Vaya, bueno te entregaré la hoja con las preguntas en español, tienes suerte de que a este colegio vienen personas de todas partes por el examen –me entrega la hoja–. Suerte señorita Roberts.

–Gracias –digo amable.

–Te sentarás en la mesa que se encuentra en la pared –dice señalándola–. Ahí encontrarás cualquier cosa que necesites –dice y asiento en agradecimiento.

Me siento en una de las sillas que tiene la mesa y empiezo a hacer el examen, veo que hay problemas matemáticos y de química, las teorías físicas, historia de Italia, el examen esta relativamente sencillo. Después de dos horas termino el examen, me tardé pero quería asegurarme de todo.

–Tome señor –le digo entregando las hojas.

–Gracias, ahora toma asiento de nuevo –me pide–. Bien, quiero que anotes aquí tus datos, incluye el correo porque se te darán los resultados por esa fuente –me indica entregándome una hoja y la empiezo a rellenar, se la entrego–. Gracias. Ahora, el último año de este colegio termina en una semana, te recomendaría que vayas buscando universidades pero los estudiantes que salen de aquí se van a la mejor universidad de Italia, la gran mayoría becados porque este colegio se conoce por tener alumnos excelentes. Vi tus notas y mi recomendación es que te reúnas con ellos, hagas nuevas amistades y vayas a la misma universidad. Pienso que se te aceptará sin ningún problema, el colegio en el que estuviste es muy amigo de éste y por eso te abre muchas puertas –me explica y amplío mi sonrisa–. Ya te puedes retirar, que pases un excelente día y recuerda estar pendiente de tu correo mañana.

–Gracias señor, pase un excelente día usted también –digo educadamente y me retiro, al salir veo que Mario esta cerca hablando con unos amigos.

–Hey Mario –alzo la voz y se voltea, las chicas me miran de forma desagradable y los chicos se mantienen hablando.

–Elizabeth, ven aquí –dice alegre, desde que lo vi pensaba que era gay y creo que lo es. Me acerco a él–. Miren, les presento a Elizabeth Roberts, es americana y vino a hacer el examen –dice y los otros chicos dejan de hablar y me miran ¿Todos los chicos que estudian aquí son guapos o qué? No merezco esto–. Ellos son Luigi, Marco y Aurelio –me presenta a los chicos–. Y ellas son Gina, Cecilia e Isabella.

–Un placer conocerlos, no hablo mucho italiano ¿Hablan español? –pregunto y todos dicen que si.

–Esta es la suerte de estudiar aquí, dan clases de español y de ingles –dice Mario.

–Okay, que bueno –digo aliviada.

–Mi piace le straniera –dice Luigi sonriendo y todos lo miran. Eso lo entendí (me gustan las extranjeras), fue muy simple pero mejor hacer como si nada.

–¿Que dijo? –pregunto.

–Nada importante, tranquila –dice Mario y me llaman asi que me alejo para poder hablar mejor.

–Alo ma... Si, ya salí... Si, creo que me fue bien... Claro que puedes buscarme... Tranquila, bye –cuelgo y se me acerca creo que Cecilia.

–Hola... –dice pareciendo amable–. Seré muy clara contigo, si crees que puedes venir de Estados Unidos y fijarte en Mario estás muy equivocada. Aunque fueras una extranjera muy bonita es una lástima que sea gay, nunca te vería como algo más que una amiga –dice dejando de parecer amable.

–¿De verdad eres clara? A eso podemos jugar las dos. Primero, tú no me conoces y segundo, no tienes ningún derecho a juzgarme. Podrías hacer temblar a todos en este colegio pero te recuerdo que no estudio aquí. No tienes ni idea de porqué me encuentro aquí en Italia y sí, pensaba que Mario era gay pero muchas gracias por confirmarlo –digo sonriéndole y guiñándole un ojo.

–¿Ocurre algo? –se acerca Mario preguntando.

–Nada, lo siento mucho, sólo me pongo un poco agresiva cuando se me pregunta porqué vine, no me gusta hablar de eso –digo haciéndome la triste.

–Oh, tranquila Eliza –dice Mario y suena mi teléfono.

–Ya me voy, espero verlos pronto. Chao Ceci, chao Mario, fue un placer conocerlos –digo abrazando a Cecilia y dándole un sonoro beso a la mejilla de Mario y la cara de Cecilia fue todo un show–. Espero verlos pronto –digo alejándome y Cecilia me mira fulminante. Que triste por ella estar enamorada de un gay.

En fin ¿Nuevas amistades? Si ellas son así, espero que los demás no sean iguales. Sinceramente extraño a mis chicos. Me monto en el carro y saludo a Loren, me pregunta cómo me fue y le hablo sobre todo.  

La Vida de EliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora