29. Reglas

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–Señorita Roberts, ¿Me puede explicar? –dice mirándome el director seriamente.

–Con gusto señor. En clases de matemáticas estuve muy pensativa y el profesor tiene una forma peculiar de humillar a los alumnos.

–¿Qué quiere decir?

–Pues... Le dijo a Matthew Miller que escogiera entre tres quien iba a pasar a la pizarra. Por lo que veo le gusta hacer esto con los que no prestan atención, y está bien porque es su deber hacer que los estudiantes aprendan pero no es la forma cuando usas a un bravucón para que humille a quien le provoca.

–¿¡Cómo!?

–Me imagino que lo hace para que los estudiantes tengan miedo y presten atención. En fin, pasé a la pizarra y pude resolver el ejercicio, me amigo se rió y como no reírme ¿Sabe que la risa es contagiosa? Discúlpeme si no estaba enterado.

–Esta vez se lo dejaré pasar, por favor no se moleste en decirle a Mario que pase. Sé que es una buena estudiante, he visto sus notas así que continúe así y preste atención. 

–No quiero faltarle el respeto ni quiero sonar arrogante pero mi índice académico no es gracias a un profesor, ponga o no atención en clases igual saldré bien. Gracias –salgo respetuosamente y me encuentro con Mario.

–Es mi turno ¿Verdad? Yo... –dice nervioso y lo detengo.

–Hey calma, no tienes que entrar.

–Oh no, va a hablar directamente con mi padre. Ellos dos son muy amigos y...

–Relájate. Nos enviaron a dirección por una estupidez, simplemente no te vuelvas a reír con algo similar. Creo que el profesor se molestó porque nunca había pasado, primero pude hacer el ejercicio y segundo nos reímos. La humillación terminó siendo para otro.

–Discúlpame por eso, es que eres increíble ¿Cómo pudiste resolverlo? Ni siquiera viste la pizarra en ningún momento.

–Este semestre básicamente es un repaso de las matemáticas del último año, las cuales estuve una semana practicando para obtener aquí una beca. Volvamos a clases de matemática, sin reírse.  

–Como mande señora.

Entrando a clases todos nos miran y el profesor si tuviera rayos equis ya estuviera echa cenizas. No me gusta hacer que las personas pasen pena pero me gusta aún menos que pase yo pena. Los profesores deberían estar al tanto de eo nivel académico de cada estudiante antes de pensar cualquier cosa.

–Señorita Roberts que bueno que ya llegó, es una lástima que se haya perdido la explicación de este ejercicio pero es seguro que ya lo sabe resolver así que ¿Por qué no vuelve a pasar? –me dice con una falsa sonrisa. Me vuelvo a levantar para ir a la pizarra con cara de no sé nada.

–Ahm... ¿Cómo es que era? No puedo hacer algo que no he visto –digo haciendo una mueca y veo la cara de satisfacción del profesor, soy una mala persona. Lo empiezo a resolver y lo termino, volteo para ver su cara de derrota–. Oh, lo hice bien... Ni siquiera sabía que estaba haciendo –digo fingiendo sorpresa y suena el timbre–. Profesor, le daré un consejo, investigue primero a quien piensa hacer sentir avergonzado porque no se sabe quien termina de esa manera –me volteo, recojo mis cosas y me voy.

–¿Eres mutante? –me pregunta alguien a mis espaldas pero puedo adivinar quien es.

–No, de hecho me bajaron de una nave al nacer, me contaron que soy de Kriptón –digo volteándome.

–Eres buena... Lo admito. ¿Por qué me miraste así en la mañana?

–Ah si... Porque en Kriptón hay un chico igual a ti, chao chao –le digo dándome la vuelta y caminando.

–No te hablo para hacer el estúpido, quiero que me digas porqué actuaste como una típica enamorada el verme ¿¡Por qué te quedaste observándome de esa manera!? –me grita volteándome por los hombros.

–Déjame tranquila, estos ojos se crearon para mirar y miro lo que me da la gana. Tú no me conoces pero ¿Quieres que te diga algo que de verdad te sirva? –le pregunto y se me queda mirando esperando respuesta–. #1 no me hables, #2 no te acerques y #3 no te enamores de mi –hablo duramente dejándolo sin palabras y continúo mi camino. Si este no es Marcus voy a mover cielo, mar y tierra hasta saber quien es.

La Vida de EliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora