La Vida de Eli

37. Explicaciones fallidas y verdades

Sabía que conocer a Mathew iba a traer consecuencias y que iba a tener que vivir con ellas y esas eran:

1. Romper su corazón de alguna manera.
2. Que se alejara de mi.
3. Que no quisiera dirigirme ni una palabra.
4. Que le agarrara cariño y me doliera.

Porque si, me duele. Han pasado 2 semanas desde que intenté explicarle a Mathew la verdad pero simplemente no podía, no podía decirle que era su hermano gemelo y por eso fue que me quedé viéndolo mi primer día de clases. No podía decirle que me acerqué a él para saber porqué estaba separado de sus hermanos.

5 meses fueron suficientes para conocerlo pero no los suficientes para que me contara su historia, su pasado.

Así que sólo me queda averiguar las cosas a mi manera y no de una disimulada como lo intenté.

Con el tiempo que estuve conociendo a Mathew me di cuenta que no tenía una muy buena relación con sus padres, lo supe por la forma en que le hablaba a su mamá y nunca ma mencionaba de su padre, ni lo conocí. Vi que tenía una conexión especial con Antonieta, se adoraban como madre e hijo aunque Carly se veía una buena madre y que amaba a su hijo algo tuvo que suceder para que eso fuera así.

Aquí me encontraba, un sábado frente a la casa de Mathew apunto de tocar el timbre.

—Hola señorita Elizabeth ¿cómo está?

—Hola Nella, ya te he dicho que dejes las formalidades conmigo. Estoy bien ¿como estás tú? —le pregunto y la abrazo. Ella el tiempo que pasó fue un amor conmigo y nos llevamos muy bien, decidí llamarla Nella aunque su nombre era Antonieta se parecía a Antonella y así se quedó.

—Está bien. Bastante bien, preparando una torta. ¿Buscas a Mathew? Últimamente ha estado muy extraño, casi ni habla.

—De hecho vengo para hablar con Carly —le digo y me mira extrañada. 

—¿Sucede algo?

—No te preocupes Nella, todo está bien —digo segura aunque no, Nella, no está todo bien.

—Está bien, se encuentra en su oficina.

Paso un largo pasillo y al final se encuentra una puerta donde me  indicó Nella.

—Permiso. Buenas tardes Carly ¿cómo estás?

—Hola querida, que sorpresa verte por aquí ¿Necesitas algo?

—Si, necesitamos hablar —dije firmemente y me observa preocupada.

—¿Se trata de Mathew?

—No, de hecho de sus hermanos —digo tranquilamente y me mira como si hubiese visto un fantasma—. Carly no quiero asustarte, sólo quiero información.

—¿Tr-trabajas para la CIA? —tartamudeó nerviosa.

—No Carly, soy una chica común y corriente que se enamoró de Marcus Miller y cuando entró a la universidad aquí se encontró con alguien idéntico a él.

—¿Qué? ¿Lo conoces?

—Si lo conozco y es una de las razones por las que estoy aquí. Mira... no quería hacer esto. Si notas a Mathew raro es porque estuve aquí y dejé el teléfono en un momento que fui al baño, encontró mis fotos con él en mi galería y no supe cómo explicarle, descuida, no le dije nada pero eso fue más que suficiente para saber que él no sabe nada.

—Por favor no le digas nada, no tiene que saberlo —me miró aterrada.

—Es que no pienso hacerlo, eso es algo que a ti te toca resolver, prefiero que nuestra amistad quede así como terminó que arruinar más tu relación con él. Sólo quiero saber la verdad —expliqué tranquilizándola.