Capítulo 6: Rossana, ¿así que andas atacando clientes?
—Bien. —Lorena se quitó de la cara los mechones de pelo que se le habían escapado, e inspiró y exhaló—. Quiero que uno de ustedes dos me explique exactamente el porqué de tanto ruido allí. Uno a la vez, sin gritar.
—Solo sé que si Tobías Eaton conociera a por lo menos una fangirl, tendría que cambiar su nombre a Cinco.
MUERO.
MORÍ.
MORIRÉ.
Esto no puede ser cierto. Esto debe ser producto de mi imaginación.
Una persona de mi edad del género masculino acaba de hacer un chiste de fandom. Esto es demasiado.
MUERO.
MORÍ.
MORIRÉ.
Mi corazón late descontrolada, salvaje, fangirlmente. ¿Ya mencioné que moriré?
Bueno, creo que morir no será tan malo. Total, allí encontraré a todos mis personajes amados que fueron asesinados por los autores asesinos a sangre fría.
Esta situación me supera. Si ese chiste me lo hubiera soltado mi parabatai estaría riéndome. Pero lo acaba de soltar un fanboy.
Por si no lo haya mencionado antes: ENCONTRÉ UN FANBOY MADAFACAS.
Continúo: Lo acaba de soltar un fanboy. En este mismo instante pareciera que estoy leyendo miles de mis libros al mismo tiempo, demasiados feels. No puedo soportarlo.
Creo que no pude reaccionar de una manera más extraña.
Entrelacé mis manos y estiré mis brazos para abajo mientras mi cuello intentaba desprenderse de mi cuerpo para alcanzar el techo. Todo esto con una sonrisa excesiva, mis ojos sumamente abiertos, acompañado de un ligero temblor.
—Jum, Cuatro. —Y solté una risa bastante extraña de enamorada. Hugo-Angelo, quién sea, me miró claramente asustado.
Desvió su mirada de mí, y susurró un “Tris” enamorado, totalmente embobado, para luego poner una cara triste y volver a la normalidad.
—¿Qué fue lo que pasó? —Lore me despertó de mi sueño.
—¡Es un fanboy! —Aplaudí como una niña de 5 añitos.
—¿Qué es eso?
—Lo mismo que fangirl, pero versión masculina —le contesté.
—¿Fangirl?
—¡Por todos los dioses y semidioses, hasta por los mortales! —Me indigné.
—Fangirls: mujeres generalmente entre las edades de 11 y 19 años obsesionadas con una serie de libros, programa de televisión y, o algún famoso —le aclaró Hugo-Angelo, quien sea, pero mi futuro esposo.
—Okay, ahora… —La interrumpimos escandalosamente ambos.
—¡Nunca nada estuvo “Okay”! —Lorena se asustó y el fanboy y yo empezamos a hacer ejercicios de respiración.
¿Vieron? Es mi alma gemela.
—Bueno, bueno, no me maten —rogó burlonamente y rodó los ojos—, no entiendo que tiene que ver que él sea un fanboy con esto.
—Te explico —empezó él— yo estaba caminando tranquilamente hasta la estantería donde vi el libro que esa fangirl —me señaló—: con exceso de azúcar abraza como si fuera la cura de la Llamarada. —Mi corazón ya explotó—. Cuando llegué ahí y puse mis manos sobre mi amado, ella también llegó y me estiró el libro. Empezamos a pelearnos por él, mientras que ella me hablaba como si me conociera de toda la vida y buscaba razones de porqué ella se lo merecía más. Le conté que era un fanboy y tuvo un ataque de risa psicótico, en eso; yo me apoderé del libro, que por cierto, YA me pertenecía, y luego ella cuando estaba viniendo hacia la caja me atacó como una total salvaje, saltó sobre mí y me miró como si fuera el Anillo Único, lo único que le faltaba para completar la escena, era decirme con la vocecilla esa: “My precious”. Me gritó mil veces que era un fanboy, y cuando por fin logré liberarme de la bestia, usted llegó.

ESTÁS LEYENDO
Fanboy
HumorEl sueño de toda fangirl. ¿Qué chica con graves problemas mentales, reacciones psicóticas por situaciones que suceden en libros, y enamoramiento obsesivo por gente que no existe en la vida real; no ha soñado con encontrar un fanboy? Un chico que pa...