Capítulo 9: Es casi tan ridículo como el papá de José cocinando galletas con el delantal rosa.
—¿Ya no huirás de mí? —preguntó burlón levantando la ceja derecha con una sonrisa ladina.
¡¿QUÉ?!
Definitivamente ese no era el saludo esperado. Ya sé que sí, huí de él dos veces, pero… pensé que sería más buena persona siendo discreto con ese tema. No así de directo. Encima mirándome con superioridad.
—¿Disculpa? —me hice de la desentendida elevando mi tono.
—Mejor explicame tú porque desde anteayer que cada vez que me ves corres por tu vida, Rosi. —La nostalgia me golpeó como un balde de agua fría al escuchar el diminutivo cariñoso de mi nombre (sin necesariamente derramarme el agua, solo golpeándome la cabeza con el balde), aunque en realidad el recuerdo es agradable, así que… creo que elegí mal mi ejemplo.
¿Qué le digo? ¿Qué le digo? Ah sí, lo que preparamos con Estela. Actúa normal Rossana.
—Yo no corrí por mi vida al verte Hugo. —Él alzó las cejas incrédulo, iba a comenzar a hablar pero no se lo permití—. Dejame explicarte, anteayer cuando te vi en la tiendita no estaba segura de si eras vos, ya sabes, ya hacen años de la última vez que nos habíamos visto y cambiaste mucho, no estaba segura de tu identidad y no quería saludarte y luego pasar vergüenza si resultaba otra persona y no tú. —Esto me estaba saliendo mejor de lo esperado—. Además, estaba apurada, tenía que ir a dejarle algo a una profesora y no podía tardar, por eso corrí —dije soltando un suspiro, él solo me miró—, y respecto a ayer, me sentía muy mal, estaba mareada, no entendía nada de lo que pasaba, todo era muy confuso. Por algo es que mi mamá vino a retirarme —dije con un tono de obviedad, sintiéndome orgullosa por mi excelente discurso. ¿Quién lo diría? No soy como esas protagonistas que apestan mintiendo y que los otros personajes nunca se tragan sus mentiras. ¿O sí lo soy? Porque Hugo continúa mirándome sin soltar ni una palabra.
Esto ya se estaba poniendo incómodo. Yo allí esperando por lo menos un gesto en respuesta, y él mirándome directo a los ojos en silencio.
Vamos, haz la pregunta.
—Entonces, si es que no estabas segura de que era yo, ¿cómo es que ahora si lo estuviste para venir y hablarme como lo has hecho?—Me sonrió triunfante pensando que me había quedado sin excusas. Pobre inocente, creyendo que las mujeres no somos calculadoras.
—Pues ayer me encontré con tu hermano.
—¿Mi hermano? ¿Qué dices? —Oh sí, Rossana al poder.
—Ayer me encontré con Angelo en la librería, yo le había hablado pensando que se trataba de ti y él aclaró mis dudas. Nunca me contaste que tenías un hermano mellizo, Hugo.
Se quedó pasmado, quieto, con los ojos abiertos de par en par.
Já, ¿quién es el mejor aquí, eh?
—Em, sí. Sí, este… Angelo es mi hermano mellizo —confesó desviando su mirada, rascándose la nuca, claramente incómodo—, no llevamos la mejor relación que digamos…
—Me dijo. —Hugo iba a decir algo, pero antes de poder soltar palabra, me giré y lo dejé allí con las palabras en la boca. Dejé mi mochila en mi respectivo lugar y fui caminando con una sonrisa en la cara sin mirar atrás hasta salir de la clase.
No tenía ningún lugar adonde ir, solo que irme tan decidida y confiadamente dejaba a todo esto tan escena de novela dramática. Y ash, como fangirl que soy no podía dejar escapar esta oportunidad.
Me quedé en mitad del pasillo sin saber qué hacer o a dónde ir, y en eso, por pura suerte, llegó Estela con unas ojeras espectaculares. No necesito ni preguntar para saber por qué las tiene.

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Fanboy
HumorEl sueño de toda fangirl. ¿Qué chica con graves problemas mentales, reacciones psicóticas por situaciones que suceden en libros, y enamoramiento obsesivo por gente que no existe en la vida real; no ha soñado con encontrar un fanboy? Un chico que pa...