Dieciseis

9.8K 1.2K 373
                                    

Capítulo 16: ¿Cuánto a que este tipo ya armó su carpa en el gimnasio? Se abren las apuestas.

Esperaba ansiosa a que Angelo llegara a por mí, mis pies danzaban entusiasmados mientras que de mis rodillas para arriba me encontraba tiesa esperando a oír el timbre.

Estaba un poco avergonzada pues, mi mamá me había mirado raro cuando le conté que Angelo me había invitado a ir con él a la librería, no sé bien cómo interpretar su reacción, primero: se quedó mirándome como intentando captar la información recibida, segundo: me sonrió pícaramente y me preguntó si quien era el chico, le respondí y le conté todo desde el principio, tercero: reaccionó más o menos como Estela respecto a mi relación con Angelo. Y por último, me dijo que para ir debía bajarse la mamá o el papá, o quien sea que nos lleve a la librería, para conocerlo, pues no me mandaría con un simple “fulano me invitó”.

Me preguntó también si qué se supone que haríamos allí, juntos. Le conté que nos íbamos para ver libros, comprar alguno o torturarnos al saber que no podemos comprarlo. Ella me dijo “¿de verdad Rossana? ¿Van para eso?” con una cara de total incredulidad, y no sé a qué se refería. ¿Qué más podríamos hacer?

 Después de haber hablado con mi mamá, y de que ella haya malpensado la mayoría de las cosas… Era obvio que no debía contarle ya ahora todo esto a mi parabatai.

Si mi mamá reaccionó así… ¡No quiero ni pensar en cómo lo hará ella!

Definitivamente si le digo ahora, lo único que conseguiré es que me ponga los nervios de punta y me vuelva paranoica. Y eso no es precisamente lo que quiero.

Din, don.

Una sonrisa se extendió por toda mi cara, me levanté de golpe del borde de mi cama y salí de mi habitación. Y volví tres segundos después para agarrar mi celular que había dejado en la cama. Y regresé unos dos segundos más tarde para mirarme en el espejo.

Recorrí mi imagen de arriba abajo, y dudé un segundo de si estaba bien vestida, para luego prácticamente abofetearme a mí misma. ¿Cómo que “si estaba bien así”? Pfff, como si fuera que importase.

Escuché a mi mamá saludar a alguien, y eso fue lo que me convirtió en Flash hasta llegar a la entrada. Deteniéndome a pasos diagonales de la puerta.

Allí estaba ella hablando con un ¿chico?, y no, no era ni uno de los mellizos Caturelli.

—¿Mamá?

—Oh Rossana —Desvió su vista a él—, aquí ya vino.

Me deshice de la distancia y me ubiqué a su lado. Él y Angelo, el cual estaba parado a su derecha  y por eso no había alcanzado a verlo, me miraron  y me sonrieron.

—Hola Rossana —me saludó el fanboy con una sonrisa de lado. Llevaba una bermuda de jeans con una remera azul de cuello en v, y unos converse negros.

—Hola —articulé un poco tímida mirándolo a él. No sé qué me estaba pasando que parecía que me encogía.

—Hola Rossana, ¿qué tal? —Se acercó el sujeto desconocido (bastante atractivo) para saludarme con dos besos— Yo soy el primo de Angelo, Luca.

Bebé de la casa.

Jum, si estuvieran aquí mis amigas…

—Hola Luca. —Asentí con la cabeza con una sonrisa mirándolo, y la suya marcó unos hoyuelos. Oh yisus.

Sus ojos eran de un marrón oscuro, enmarcados por las mismas espesas pestañas de los mellizos Caturelli. Su cabello a juego con su mirar, y su piel con un tono bronceado. Le ponía máximo veintidós años. Vestía una remera roja bastante ajustada que hacía resaltar sus brazos grandes y su abdomen plano (probablemente con calculadora).

FanboyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora