Veintisiete

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Capítulo 27: AH NO, NO, NO. NO ME VENGAS AHORA CON ESTE CLICHÉ. ¡SUFICIENTE POR ESTA VIDA!

Me miró con una sonrisa. Sus ojos verdes buscaron mis labios y tras unos segundos levantó de nuevo la mirada.

Yo me reí traviesamente aún divertida de lo que me acababa de decir y él se acercó…

—¡ROSSANA!

AY JESÚS.

—¡YA ES TARDE MI HIJA!

Volé de la cama y miré la hora, media hora para el colegio, si quería llegar a tiempo a clase debía bañarme, vestirme y desayunar en quince minutos.

—¡ROSSANA!

—¡YA ESTOY DESPIERTA!

—¡APURATE!

Algo hay que sacrificar…

Fui corriendo al baño, tomé una rápida ducha fría que me despertó completamente, me cepillé los dientes, me puse el uniforme del día, agarré mi mochila, desconecté mi celular que se estaba cargando y fui hacia la cocina donde mi mamá estaba quitando las cosas de la mesa.

—Te preparé este café —me dijo y me pasó un termo de esos de oficinistas adictos a la cafeína.

Adoro cómo siempre sabe.

—Gracias mami. —Le sonreí agradecida y ella simplemente me miró.

Quitó un paquete de galletitas del mueble y me los pasó. Apagó la luz de la cocina y nos dirigimos a la puerta.

—¿Algún día llegaremos temprano al colegio? —me dijo nerviosa una vez ya en el auto.

—De hecho, ya hubieron varias veces en las que llegamos temprano.

La radio llenó el silencio.

Comencé a desporrarme el cabello cuando mi mamá habló de nuevo.

—Te tenes que levantar más temprano. No podemos más ir así, mira si pasa algo, cualquier cosa nos puede pasar a último minuto. —Giramos hacia la derecha—. Peligroso es que yo me vaya así de apurada, de nerviosa.

—Ya sé mami.

De verdad que sé.

—No se nota. Espero que esta sea la última vez Rossana, mañana vuelve a pasar y despedite de tus libros, es mi última advertencia.

IH.

—Bueno mami.

Sé por experiencia que intentar oponerse o contradecir solo empeora la situación. Además que, tiene razón y le entiendo.

Esta fue la primera vez que me quedé despierta hasta tarde por otra cosa que no sean los libros.

EY. Esperen, ey.

EY.

EY.

¡¿QUÉ ES LO QUE ESTABA SOÑANDO CUANDO MI MAMÁ ME GRITÓ?!

Angelo.

***
Por poco no salté de seis en seis los escalones (si tan solo fuera posible) aún cuando llegué unos minutos antes que se cierren las puertas, y una vez arriba tuve un gran deja vú.

Choqué.

Por alguien.

Quien me sostuvo.

No me dejó caer.

E hizo que mi corazón latiera a mil por hora.

El momento en que vi quién era.

Ay.

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