Once

11.4K 1.3K 335
                                    

Capítulo 11:  El #ALSicebucketchallenge sería ideal en este mismo instante para quitarnos del trance a mi parabatai y a mí.

¡No puede ser! ¡Esto es increíble! ¿CÓMO PUEDE SER ESTO POSIBLE? YISUS.

Dios santo. Como amo este libro.

O sea…

—¡Ay!

—¡Au!

—¿Angelo? —pregunté idiotamente al levantar la vista y encontrarme a mi futuro esposo tras haber chocado con él por culpa de caminar y leer al mismo tiempo.

—Rossana. —Me sonrió, le devolví el gesto y nos quedamos mirándonos por un lapso de tiempo, hasta que ambos nos recordamos de nuestra razón de existir, exactamente al mismo tiempo.

—¡AMOR! 

—¡DIOS!

—¡¿Estás bien?!

—¡¿Te encuentras bien?!

—¡Perdón, perdón!

—¡Lo siento muchísimo!

—¡Te prometo que nunca más volverá a pasar!

—¡Todo va a estar bien, te lo juro!

—¡No te enfades conmigo!

—¡Por favor perdóname!

—¡Yo te amo! ¡TE AMO!

—¡Eres mi todo!

—¡Jamás dejaría que te pase nada!

—¿Recuerdas cuando nos vimos por primera vez? Fue amor a primera vista, desde ese momento que tú me perteneces y yo te pertenezco. No fue mi intención, perdóname, merezco ser llevada a la horca.

—Debería ser condenado a cadena perpetua por haberte dejado caer.

—¡Te amo! ¡Perdón! —Apretaba mi libro en mi pecho, lo abrazaba, con mi cabeza totalmente inclinada mirándolo, acariciándolo con el cachete, mientras me sentía culpable de un homicidio. ¿Cómo pude haberlo dejado a caer? Creo que voy a llorar. Siento el dolor en mi interior y creo que nunca podré deshacerme de él.

Levanté la cabeza unos segundos después y me encontré a Angelo en la misma posición que yo solo que de una manera bastante más masculina, sin tantas caricias, en realidad… solo abrazándolo sin apretar tanto y mirándolo mientras que le hablaba.

Totalmente normal.

Para los de nuestra especie, claro.

—¡Vos tenes la culpa de esto! —nos gritamos sincronizados.

—¡Vos! —de nuevo.

—Vos me chocaste —me acusó Angelo.

—No, ¡vos me chocaste!

—¿Te das cuenta de lo tan cliché que es esto? —Soltó una risa de esas que apenas se escuchan y solo estás seguro de que se está riendo por la vibración de su pecho y su sonrisa—. Podríamos protagonizar una novela de amor-odio.

 Me sonrió grandemente y yo no pude evitar reflejar su rostro.

Y seguimos con la bipolaridad, al parecer.

—Sí —le respondí entre unas pequeñas risas.

—Bueno Rossana, admitámoslo, ambos nos chocamos. Ni uno estaba viendo su camino, los dos estábamos sumergidos en nuestros libros —me dijo y señaló con su dedo índice derecho mi libro y se detuvo unos segundos a mirarlo con el ceño fruncido para luego sonreír ampliamente— … los cuales son el mismo por cierto. —Me mostró la portada de su libro y claro que era el mismo bebé— ¿En qué página estás?

FanboyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora