Veinticuatro

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Bueno, bueno, sorpresa!!!! Aquí está paraguaya les ha traído un nuevo capítulo (no supero que ya sepan mi nacionalidad).

SE DAN CUENTA DE LO RÁPIDO QUE ACTUALICÉ? ESTÁN ORGULLOSOS DE MÍ, NO?

AWW, ME HALAGAN.

Hoquei, hoy estoy un poco más alocada de lo normal. Pero eso me ayudó a escribir hoy este capítulo sin ningún estrés!

Les quería informar de que este lunes estaré viajando, y desapareceré por quince días. Y entonces me he escrito este capítulo y la verdad que queria publicarlo con otro este domingo, pero no podía esperar a hacerlo ahora! Entonces ya lo publiqué, y espero poder darles un capítulo más antes de mi viaje. Así tendrán los dos capítulos por esas dos semanas que me ausento, el de ahora, y el próximo.

ESTOY CON TODAS LAS PILAS PARA USTEDES, PORQUE SE LO TIENEN MÁS QUE MERECIDO!

Los adoro, disfruten del cap:

Capítulo 24: Por lo menos no eran bóxers.        

—Te digo mamá, es para ir a enseñarle lo que no entiende.

—Sí, y Estela y vos no se llevan bien.

Y después la gente se pregunta de dónde adquirí el sarcasmo. He ahí la respuesta.

—¡Me conoces mamá! Sabes bien de mi obsesión por los libros, y de lo que pienso del resto de la población no lectora. ¡Ni nunca te engañaría para ir a tener un noviecito mundano!

Le aseguré intentando de hacerla entrar en razón. Me conoce.

—Yo sé hija, en vos confío, pero es él el que me preocupa.

—¿ACASO ESTUVISTE LEYENDO ALGUNOS DE MIS LIBROS, Y QUITASTE ESA CLICHÉ FRASE DE ELLOS?

Ella se rió. Y me miró con una sonrisa.

—Es que, ¿por qué vos le tenes que enseñar? ¿Por qué no se paga un profesor particular? ¿O por qué no le pide a algún otro compañero?

—Porque yo me ofrecí,  siendo la buena persona que vos formaste.

Ella rió todavía más fuerte.

—¿Y por qué te ofreciste?

—¡Eso no tendría ni que ser una pregunta! ¡Hugo es mi amigo! —Ella me miró analizadora, y yo continué—. Cuando fue para salir con Angelo no hiciste ningún drama.

—Porque ibas a la librería. No a su casa.

—Bien, que podría haberte mentido esa vez —le dije y ella me miró mortíferamente—, ¡pero claro que no te mentí! —agregué asustada de la bestia en su interior— ¡Nunca lo haría!

Ella se me quedó mirando.

—¿Y no lo pueden traer? Así los tengo bajo observación.

—Vos no vas a estar, ¿recuerdas?

—Ah cierto —afirmó y desvió la mirada con cara pensativa, y luego la dirigió otra vaz a mí con una leve sonrisa—, está bien.

—¿Está bien qué? —tanteé inclinando un poco la cabeza.

—Te llevaré.

Yo sonreí, le agradecí y le dije que le pasaba la dirección por whatsapp. Ella me preguntó si que quería de cenar y no tocó más el tema.

Fue un día agotador en el colegio, creo que mi mano aún temblaba de tanto escribir.

Estela hoy estaba un poco de mal humor para colmo, aunque eso no impidió que hiciera bromas lascivas respecto a mí y a Hugo. E incluso preguntarle a él si ya compró los condones.

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