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Damián

Con un ronco gemido doy mi última embestida y me comienzo a sentir cada vez más vacío dentro de ella. Aprieta sus piernas contra mi cintura y clava sus uñas en mi espalda en una demostración pura del éxtasis al que acabamos de llegar. Me tomo mi tiempo para respirar y calmarme y al cabo de unos minutos me recuesto a su lado de la cama.

-Extrañaba eso –logra articular con pesadez, entre exhalaciones entrecortadas.

No contesto; jamás lo hago. Simplemente me dedico a reír seductoramente en su oreja. Soy realmente lo mejor que tuvo en su vida.

-Será mejor que nos duchemos antes de salir.

-Sí, y será mejor que nos apresuremos si queremos llegar a tiempo –concuerdo, y me siento con cierta dificultad en un costado de la cama. Veo que Cassidy se levanta con total naturalidad; observo toda su parte trasera, las piernas musculosas entumecidas. Río entre dientes. Se dirige al baño, y me espera para meterse a la ducha caliente.

Hace dos semanas que no la veía, desde que volvió de Los Ángeles. Aquello no significa que no haya descargado mis apetitos con otras mujeres, pero siempre hacerlo con mi Pareja es un placer inconmensurable. Lo siento distinto, especial... Hasta siento que la quiero sólo para mí.

-¿Con cuántos has estado? –inquiero, una vez dentro de la ducha con ella. Rozo con la yema de mis dedos las pecas de su mejilla, donde comienza a mancharse la piel con el maquillaje que cae con el agua. Ella, sin importarle realmente lo que fuese a pensar de eso, puesto que cada vez que nos distanciamos un tiempo charlamos sobre el tema, responde mientras se moja el cabello:

-Con un par.

-¿Andy?

-No, él no.

-¿John?

-Deja de preguntar –contesta riendo.

Mi expresión tranquila cambia radicalmente. Me acerco más a Cassidy y le agarro el pelo, tirando su cabeza para atrás. Me observa con los ojos bien abiertos, creyendo que me había enfurecido por su comentario, hasta que recuerda que es todo parte de un juego mío. Con la otra mano acaricio su parte más íntima.

-¿Alguna vez serás totalmente mía? –le murmuro en los labios. Gime a medida que mis dedos se mueven cada vez más rápido.

-No lo creo –sonríe. Toma mi miembro sorpresivamente. Me vuelvo loco de nuevo.

-Entonces te haré cambiar de opinión.

La posiciono contra la pared, y con el cabello mojado todavía amarrado a mi mano, fuertemente vuelvo a poseerla.

A pesar de que el día estuvo bastante nublado, la noche se encuentra despejada y espléndida, perfecta para una fiesta en una gran casa de ricos excéntricos. Las luces de los edificios iluminan la ciudad y el reflejo del río bajo nuestros pies. Se ve tan mágico que hasta la seria de Cassidy saca su cámara y le toma un par de fotos al paisaje desde el auto.

Ella se ve todavía más reluciente que el Londres nocturno: su vestido azul marino parece estrellado con la cantidad de brillos que tintinean en la oscuridad, y que tan bien combinan con su cabello recogido y cubierto con perlas. Hago lo que puedo para concentrarme en el camino y no tanto en su belleza.

-¿Por qué me miras tanto? –indaga, sonriendo.

-Te ves preciosa, eso es todo.

Luz y Oscuridad [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora