Luz y Oscuridad [COMPLETA]

17

Viola

-¡Tu mujer está embarazada! ¡EMBARAZADA! ¡¿Qué diablos crees que estás haciendo?! Tienes que venir aquí y ser el adulto responsable que se supone que tendrías que ser. ¡Debes volver a casa ahora mismo! ¡Los quiero a ambos, a ti y a la traidora de tu tía, en la mansión! Les doy hasta mañana para aparecerse. ¡Iremos a buscarlos de ser necesario!

Termina el mensaje. Quedan otros dos por escuchar.

El siguiente es de Demetrio:

-Damián, hijo mío, por favor dime que esto que cuenta tu esposa no es cierto. Dime que realmente no estás saliendo con ese ángel. Dímelo, y todo esto terminará pronto. Tienes que pensar en las consecuencias que se llevarán a cabo si eso sucede. Me veré obligado a tomar decisiones extremas que van a afectarte, pero que son necesarias. Tendré que comentárselo a Adrián White, lo sabes, ¿no? Creo que deberías venir a casa para que podamos charlar los dos solos, de rey a sucesor. Olvida a tu madre, está muy alterada. Ven y hablaremos, ¿de acuerdo?

El último mensaje proviene de Cassidy:

-Wow, cariño, sí que te luciste. Ahora tu padre está hablando con Adrián White. En qué lío te has metido, Damián. Eres un idiota. Sé que me culpas por haber contado lo que vi, pero, ¿qué otra cosa pude haber hecho? ¿Guardármelo y quedarme callada mientras tú te acuestas con esa criatura? Por supuesto que no. Tú estás casado conmigo... y yo estoy embarazada de tu niño. O niña. Lo cierto es que no tengo preferencia de género. ¡Esto se va a poner genial! –dice en tono sarcástico.

El celular me indica que ahí termina la grabación.

Niego con la cabeza repetidas veces. Hay tanto que procesar, tanto que planificar... con tan poco tiempo para hacerlo todo a la vez. Más allá del tema principal, que sería el recién formado romance entre mi sobrino y Cristina White, tenemos un nuevo agregado todavía más letal para nosotros, y es el embarazo de Cassidy. Eso retrasa las cosas, y coloca el doble de obstáculos en nuestro camino ya bastante tortuoso. No tengo un plan B... ni siquiera un plan A para salvar a estos chicos del castigo de sus padres.

-Que Cassidy esté encinta lo cambia todo. No contábamos con esa "nota al pie". –Me tiro al sillón, exhausta y deseando que el techo se me cayese encima.

-Te juro, tía... ¡Te juro que yo no tenía idea de nada! –Mi sobrino ya está más pálido que de costumbre, tartamudeando, sudando a la gota gorda. Camina de un lado a otro, alteradísimo-. Es que... Es que... Ni siquiera...

-¿Lo intentaban?

-N-no, es decir... -tartamudea. Comienza a rascarse el cuello cabelludo, haciendo un gran esfuerzo por recordar las veces que estuvo íntimamente con su esposa-. No, creo que no. Ella nunca habló del tema, y... y no puede ser.

-¿Quién se protegía de los dos? –cuestiono seriamente.

-E... Ella.

-¿Y dejó de tomar sus pastillas? ¿Sabes algo de eso?

Damián mira a todos lados, sumamente perturbado. Suspira largamente.

-Mierda, no, ¡te he dicho que no sé nada! ¡No sé!

-Oye, cariño, cálmate. Cálmate, ¿de acuerdo? –Me aproximo a él y le acaricio los hombros y los brazos, mientras se tapa la cara con las manos, desesperado por entender cómo diablos llegó a pasar todo esto. Cómo es que de un día para el otro se convertirá en futuro padre-. Vamos a solucionarlo. Todo.