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Jeremy

Acompaño en el sentimiento a mi nueva "compañera" de equipo Cassidy Daugherty cuando busco el exacto momento en donde todo en mi vida se fue al carajo. Quiero decir (perdón, Señor mío, por la blasfemia), ¿cuándo es que Cristina White arruinó toda mi existencia en la tierra de los mortales? ¿Qué mosca le habrá picado para irse de esa fiesta, supuestamente inofensiva, como si nada, con un demonio y su tía bruja para luego querer fugarse con él? Ahora entiendo porque no se preocupó mucho por invitarme con ella. ¿Habrá sabido acaso que Damián Vulture estaría allí?

¿Cuántas cosas creí saber de mi pareja que en realidad no eran ciertas? O, técnicamente, ¿cuántos secretos estuvo ocultándome?

De un día para el otro, así como así, pasamos de ser la pareja perfecta, aquella que planea su matrimonio y el nombre de sus hijos, a estar separados por un océano de distancia; ella en una clausura secreta del santísimo Vaticano y yo aquí, en Drawnwood, con mis suegros debatiendo acerca de si... Bueno, acerca de si van a seguir siendo mis suegros o no. Si debo ser sincero, todavía no estoy muy seguro de lo que quiero, de si aún quiero pertenecer al retrato familiar de la Dinastía White. Después de todo, mi novia me ha sido infiel, y ese pecado es imperdonable. La situación que se dio conmigo una vez enterados todos sobre la huida de Cristina fue algo parecido a esto:

Clarissa White, por supuesto, lloró. Lloró muchísimo y por días enteros; y rezó, principalmente rezó a la Virgen María como yo creo nunca lo hizo en sus casi cinco décadas de vida. Supongo que todavía conserva un poco de esperanza en que la Virgen perdone a su hija por haberle fallado a Dios. Faye White, en cambio, no derramó ni una sola lágrima ni demostró un solo gramo de nostalgia o temor: sorpresivamente su personalidad, antes dulce y muy cálida como la de cualquier otro ángel, se tornó un tanto más... maquiavélica, diría yo. Faye se reunía con su padre para debatir el asunto, quizás con el pretexto de aprender y mostrarle a Adrián que tenía dotes innatas para regir un reino. Debo admitir que mi cuñada es una excelente estratega: al tiempo que Clarissa rara vez salía del cuarto aunque fuese para comer algo, Faye tomó su papel de reina y hasta podría decirse que aconsejaba y persuadía a su padre al igual que lo haría su esposa.

Yo no estaba en la casa de los White cuando me enteré de todo el caos; estaba en Escocia, mi país natal, con mis padres y demás familiares. Si quieren que sea más específico, estaba enseñándole a mi pequeña sobrina a andar a caballo cuando mi teléfono vibró en el bolsillo del pantalón. No fue necesario siquiera que me rogaran venir: yo ya estaba sacando el pasaje de avión, completamente abrumado y con dedos temblorosos, mientras charlaba con un Adrián de voz entrecortada y deprimente. Tampoco necesitaron advertirme que este asunto era secreto de Estado, pues yo ya tenía muy en claro que mi familia no debía de ninguna manera saber esto, y no sólo por Cristina, sino por mi propia dignidad como hombre. Estoy maldito desde aquel día, en donde me enteré que mi novia literalmente había desaparecido en el coche de Viola Vulture; y no porque hubiese sido raptada específicamente.

Apenas llegué a la mansión de Drawnwood me recibió Faye, y no Adrián, como se supondría que debió haber sido. Fue mi cuñada la que ofició como mandataria del Reino Angelical y me explicó mi delicada situación actual en cuanto a futuro miembro de la familia.

-Entiendo que debes sentirte horriblemente mal, y en nombre de todos aquí, te ruego, nos disculpes –comenzó diciendo Faye una vez en el despacho de Adrián, pidiendo que me sentase en un sillón cercano mientras ella, como si nada, se recostaba cómodamente en el asiento del rey-. En serio, de verdad, no tenemos manera de pedirte disculpas por todo lo que está pasando. Tu reputación, tu nombre y el apellido de tu familia y su honor están en jaque. Si el mundo se entera que Cristina te dejó por Damián Vulture, no sólo caeremos nosotros..., sino que tú te vienes abajo también. Ciertamente estás en un punto muy frágil de la historia.

Luz y Oscuridad [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora