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Faye

Simon, refunfuñando y sin dirigirme la palabra, cambió ayer la fecha y el horario del vuelo de vuelta en American Airlines. Traté de incentivarlo a que no se preocupase por cortar nuestra luna de miel, sin mucho éxito, la verdad; de todos modos, ya habíamos hecho bastante y disfrutado de lo que Grecia nos pudo ofrecer. Y más que eso aún.

Apoyo la mano en mi vientre y voy hasta el baño, donde mi marido se está lavando los dientes antes de partir hacia el aeropuerto.

-¿Te encuentras mejor? –le pregunto. Me ignora por un rato. Me apoyo sobre el marco de la puerta.

Me esperaba esa actitud.

-Sigo creyendo que es una mala idea. –Otra vez con lo mismo–. Cristina está en buenas manos. Tiene a tus padres, a Val y a Jer controlando la situación.

-Sí, pero... Amor, ella me necesita y lo sabes. Como futura cabeza de la familia, quiero estar con ella y con mi familia ahora. Quiero manejar este y todos los asuntos por venir. Es lo que una futura soberana debe hacer.

Simon sigue en su tarea de ignorarme. Se seca la boca y se afeita, todo sin mirarme; aunque yo puedo verle los ojos en el espejo.

-Además... -sonrío con timidez- les haría muy feliz la noticia y se olvidarían del problema un poco.

-Hubieran esperado a que terminara el mes.

-No me vendría mal ver al médico de la familia ahora.

-Estás embarazada, no es tanto problema. Vas bien. Lo que sientes es normal. Vas apenas 3 semanas y nos hemos enterado hace poquísimos días.

-¿Y qué? Dios, mira si eres terco –contesté dolida ante tanta indiferencia con algo que para mí resultaba ser lo más importante en mi vida.

-Y tú una preocupada que piensa que sin ti el mundo se caerá a pedazos –me devuelve la respuesta con su tono más áspero y frío-. Estábamos perfectamente bien aquí, almorzando con las espectaculares vistas y visitando nuevos lugares. Disfrutando de la noticia de un futuro miembro en la familia. Disfrutando de ser futuros padres. –Se gira y por primera vez desde que volvió de cambiar los pasajes, me mira a los ojos-. Creo que deberías empezar a plantearte la idea de que quizás, sólo quizás, tu familia sea esto ahora. Nosotros. Yo, tú y el bebé en camino y los que vendrán más adelante.

La expresión de mi rostro cambia radicalmente y se me endurece el semblante. Arqueo las cejas y lo fulmino con la mirada.

-Y yo creo que no entiendes que te casaste con la futura Reina de los Cielos, la gobernante de todo lo que es puro y bueno y de todo el Mundo Angelical. Lo siento, Simon, pero tus hijos no son sólo tus hijos, son futuros príncipes. Y tú... eres un rey consorte. Ya no tienes tu apellido, ahora eres parte de la Dinastía White. Y mis hijos también.

-Espera, espera. Un segundo. ¿Me estás diciendo que mis hijos no tendrán mi apellido?

-¿Por qué te sorprende tanto? Mi madre accedió a eso también.

-Pero... yo soy el padre...

-Y yo su madre. Y casualmente la madre tiene más títulos y más poder que el padre.

-¿Ni siquiera "Foy White"? ¿"White Foy"?

-Ni lo sueñe, su Alteza Real.

-¡¿Pero qué cara...?!

Luz y Oscuridad [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora