Damián
-Levántate y deja de comportarte como cuando tenías dieciocho años.
Lanzo un eructo. Mi tía cierra los ojos y respira profundamente para darme a entender que soy un repulsivo asqueroso de mierda. Los párpados se me caen por si solos, y el simple hecho de vivir me supone un trabajo extenuante.
-Creí que ya no tendría que soportar estas cosas. Ven, te ayudo a levantarte. –Extiende su brazo hacia mí y con fingida paciencia espera a que al menos me digne a darle la mano.
No encuentro palabras en el diccionario para describir el dolor en mis articulaciones. Es como si mis músculos hubieran sido electrocutados con una taser hasta dejarlos paralizados por completo. Todo este tiempo estuve tirado en la cama, y erguirme fue ciertamente toda una hazaña heroica. Mover una pierna se siente como subir al Everest, bajar, y volver a la cima. La cabeza me da vueltas y es sorprendente el hecho de que aún pueda acordarme de mi nombre.
Un minuto, ¿cuándo es mi cumpleaños?
-Claramente me sentía mejor a los dieciocho, tía. La vida... -comienzo diciendo, pero un jadeo de dolor producido por una fuerte punzada me corta la respiración-, la vida era más fácil en ese entonces.
No puedo mantenerme parado por mi cuenta. Viola me deja apoyar la espalda adolorida en la pared más cercana; todavía me tiemblan las piernas y siento que voy a morir pronto si alguien no me ayuda a quitar esta resaca descomunal que tengo.
-Tienes que calmarte, ¿me oyes? –Apenas puedo escucharla. Apenas puedo respirar una mínima gota de aire. Los ojos me arden, me arden escandalosamente-. Tienes que calmarte, Damián Bartolomeo.
-Uf... Odio que utilicen mi nombre completo. Es una clara advertencia de que estoy en problemas.
-Eres un futuro rey. ¿Crees que los futuros reyes andan tomando y drogándose por ahí cuando la vida les propina un buen golpe?
-¿Cómo sabes que me drogué? –inquiero, asombrado ante la inteligencia de mi tía más joven, quizás la persona que más me conoce en el mundo.
Ella levanta una ceja. Su expresión es taciturna, y el que haya tenido que cuidarme cual niñera le dejó unas bonitas ojeras y unas gotas de sudor en la frente.
-Sé que sabes que tengo un recipiente para el azúcar... y otro recipiente para el "azúcar".
Me río hasta toser ante la divertida indirecta de mi familiar.
-Sí... Muy buena, por cierto. Deberías darme el número de tu proveedor.
-Vete al diablo, Damián. –Su rostro ya me dice que no está más para bromas-. Cálmate, o te enviaré derecho a Drawnwood para que te corten un testículo.
-Eso es lo mínimo que me harán, lo sabes. ¿Por qué crees que evado mi propia existencia emborrachándome y buscando morir? –me frustro. Exhalo ante lo complicado que me es hablar tanto-. Preferiría que me cortaran los dos testículos, pero me harán algo peor. ¿Sabés acaso qué es? ¡Me harán padre! ¡Seré padre y por culpa de la estúpida niña que trajiste a mi vida no lo quiero!
-Creí que la querías, y ahora la llamas "estúpida".
Bajo el mentón con extrema melancolía al pensar en Cristina White, la chica más bella del mundo, y para nada estúpida. Me llevo la mano a la frente cuando mi mente me hace la mala pasada de imaginarse la cara de ese ángel, tan perfecta y simétrica como ninguna otra. Sus ojos se presentan ante mí y me invaden el pensamiento, como olas de agua cristalina desapareciendo en la orilla. Imagino su cabello una vez más, su cuerpo, y me hace trizas el recordar las curvas de sus senos; esos magníficos senos que estuve a poco y nada de tener en mi boca unas cuantas noches atrás, una noche que a mi parecer sucedió hace mil años.
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Luz y Oscuridad [COMPLETA]
RomanceEn un mundo donde ángeles y demonios reinan por sobre el mundo de los mortales, Damián Vulture, heredero al trono del Mundo Infernal, es apenas un niño cuando conoce por protocolo a la que sería su rival en el trono del mundo opuesto, la futura Rein...