Cristina
Todavía no puedo creer de lo que fui capaz de hacer. No puedo siquiera imaginarme de que fuese capaz de decir una cosa así, sabiendo que eso es pura provocación, es despertar a una bestia salvaje. Verdaderamente, estaba tentando al demonio, vestida como una de esas modelos de la revista Playboy y pidiéndole, rogándole, que volviera a mi encuentro para juntar su cuerpo al mío y así darme un beso que me dejara exhausta y fuera de mis casillas.
Es raramente extraordinario lo que puede lograr el efecto de la Pareja Obligatoria sobre una. De repente, te ves a ti misma temblando bajo su agarre, estremeciéndote cuando lo ves y con el corazón palpitando a mil cuando él te observa desde la punta de la cabeza hasta los dedos de los pies. Jamás creí que fuese capaz de sentirme de esta forma con alguien. Hasta hace un momento estaba desesperada por controlar cualquier impulso para hacer uso de mi lógica anti-demoníaca, buscando las palabras más correctas para echarlo del cuarto... sin mucho éxito. Ni siquiera lograba simular estar enojada, y si por asomo logré hacerlo en algún momento, de seguro que fue la peor actuación del mundo. No tengo manera de describirlo para que se entienda perfectamente, pero... es como si por casualidad, o por destino, mi alma fuera un metal atraído hacia un potente imán del cual no puede escapar.
Y ese imán es Damián, en toda su perfección y masculinidad.
Digo que me parece extraño y aturdidor el presentarme así, provocándolo, excitándolo, porque soy un ángel. Soy virgen, por Dios santo. No sé nada del sexo más que lo obvio, y se supone que ni siquiera debería saber todo lo que ahora sé, porque mis padres me castigarían si supieran que conozco la revista Playboy, por ejemplo, o que existe la pornografía. Sí, vi pornografía, y me castigué mucho tiempo por ello. Seré sincera, tener amigas humanas me ha hecho más experimentada, y no debería serlo ni por asomo. Sé que es la lencería y soy perfectamente consciente de que estoy llevando una de esas ropas ahora mismo. Sé que él se excitaría si lo tiento de esta forma y sé que podría llevarme el susto de mi vida si sus ojos efectivamente se vuelven rojos y ya no pueda controlar sus acciones...
Aunque, sencillamente, no me importa.
Desde que conozco a Damián, parece que tengo dos cerebros dentro de mi cavidad craneal. Muy diferentes entre sí, y en disputa constante, tratan de maniobrar y manipular mis actividades, ya sea en relación a estar con Damián, o a deshacerme de él: cuando quiero separarme de su cuerpo, cuando lo quiero atraer, cuando deseo besarlo, cuando pienso en lo mucho que lastimaría a mis padres el pensar que estoy en esa circunstancia con él... Todo es un infinito tira y afloja de ambas mentalidades, un completo estado de bipolaridad latente.
Que intento destruir bajo todo prospecto.
¿Por qué?
Porque no puedo negar que estoy conectada en cada fibra de mi cuerpo con Damián Vulture.
Por lo que el único cerebro que quiero que me domine es aquél que me dice que debo estar con él.
Pase lo que pase.
Me quedo ahí, sentada sobre mis piernas, respirando con fuerza y ansiando que dé su respuesta pronto antes de que me vuelva la racionalidad y termine por odiarlo a muerte como se supone debería hacer con todos los demonios.
Gira sobre sí mismo y levanta una ceja. Mierda que es un sueño hecho realidad: es bien parecido, de facciones perfectas, con un cuerpo esculpido por los dioses y todavía va vestido con la camisa y los pantalones que llevaba puestos en la fiesta; sólo que ahora la camisa está remangada hasta los codos y tiene dos botones menos abrochados. Su cabello está despeinado, y me percato repentinamente de lo mucho que eso me fascina, y me produce un calor inesperado en la parte baja del abdomen el verle las venas ensanchadas de los brazos y manos.
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Luz y Oscuridad [COMPLETA]
RomansaEn un mundo donde ángeles y demonios reinan por sobre el mundo de los mortales, Damián Vulture, heredero al trono del Mundo Infernal, es apenas un niño cuando conoce por protocolo a la que sería su rival en el trono del mundo opuesto, la futura Rein...