Valerie
Súbitamente, me despierto.
Tomo una bocanada de aire que me llena los pulmones por completo, y una vez que hube tenido la visión lo suficientemente aclarada, comienzo a darme cuenta de dónde estoy y con quiénes.
-¡Val! –escucho la dulce voz de mi protegida. Se la oye muy contenta por saber que pude levantarme.
Tanto Viola como Damián y mi preciosa Crissy me están rodeando y prácticamente se encuentran sobre mi cuerpo echado. Tienen un aspecto deplorable, y como si fuera poco, están totalmente empapados, de pies a cabeza. Lucen sumamente cansados y algo me dice que yo fui la causante de su inesperado despertar en plena noche.
Pero, un minuto...
¿Acaso he ido a dormir? ¿Qué estuve haciendo antes de estar aquí?
Trato de incorporarme con normalidad, pero me es imposible: tengo un dolor de cabeza y una contractura generalizada en todo el cuerpo que me mareo al segundo.
-Ouch... -me quejo.
-Tranquila, Valerie, recuéstate. –Damián posa suavemente su mano debajo de mi nuca y me ayuda a volver a mi posición anterior. Recién ahora caigo en que mi cabeza estuvo recostada en una almohada todo este tiempo, y mi cuerpo sobre una sábana, en el suelo del living.
Estoy en el suelo del living, entre los sillones victorianos de Viola, y con una tormenta afuera que bien podría ser comparada con la que trajo consigo el huracán Katrina.
¿Qué me ha pasado? ¿Qué hago aquí?
El chico vuelve a tocarme, pero esta vez en la frente.
-Estás ardiendo.
Entrecierro los ojos con dolor.
-Tienes... ¿es eso pintalabios en tu cuello? –titubeo. Damián carraspea y mira a Cristina, que de la nada se tensa y mira para otro costado.
Antes de poder preguntar algo más, y a causa de la supuesta fiebre, me abrazo de nuevo a las tinieblas.
Despierto.
Esta vez me siento menos pesada, menos enferma que la anterior vez, aunque aún muy débil y sin deseos de levantarme. Estoy en el mismo exacto lugar, sólo que no hay nadie a mi lado. No se oye ninguna lluvia afuera, todo lo contrario: parece que entra el sol por las ventanas, y hay algún que otro pájaro que canturrea. Giro la cabeza a un lado y al otro, despacio: sigo adolorida. ¿Puedo moverme? No todavía. Mis piernas no responden a los mandatos de mi cerebro, tampoco mis brazos; apenas sí mis dedos. Tomo aire tranquila, y me pongo a pensar en cómo fue que llegué a esta situación.
Nada. Me arden las sienes de sólo imaginarme recuerdos. Trato de codificar imágenes, haciendo caso omiso al dolor, y solamente creo recordar estar con Viola, lo que sería ayer por la noche teniendo en cuenta que ahora es de día, charlando en su habitación.
¿De qué estábamos hablando?
Escucho ruidos en la cocina. Bien, es un lugar próximo. Tomo la valiente decisión de dejar de tentar a la suerte para recurrir a un tercero que me ayude. Trago saliva, abro la boca seca y rasposa, y con la poca voz que me sale hablo:
-¿Hay... hay al... alguien...?
No me oye, sea quien sea que esté en la cocina. El grifo está encendido. Carraspeo fuerte y alzo la voz hasta que me sale mi tono de siempre:
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Luz y Oscuridad [COMPLETA]
RomanceEn un mundo donde ángeles y demonios reinan por sobre el mundo de los mortales, Damián Vulture, heredero al trono del Mundo Infernal, es apenas un niño cuando conoce por protocolo a la que sería su rival en el trono del mundo opuesto, la futura Rein...