Cristina
-¿En qué voy a convertirme? ¿Qué quiso decir con eso? ¿Qué va a pasar? –Faye está asustada y nos pregunta a todos lo mismo, a todo momento, sin parar. Creo que no se da cuenta que estamos todos tan anonadados como ella y verdaderamente no tenemos ni la mínima idea de qué acaba de suceder con esa sorpresiva visita de los Vulture.
Nos metimos a la casa apenas el coche se alejó de la mansión. Nadie más que mi hermana pronunciaba palabra. Acompaño a un malherido Jeremy hasta el baño para intentar curarle la nariz, que él mantiene tapada con ambas manos, como temiendo dejarla descubierta y que cayera un mar de sangre al suelo en un acto sumamente perturbador para mis ojos. Lo empujo desde atrás hasta que por fin cierro la puerta tras de mí, y sin esperar más tiempo empiezo a revolver el botiquín detrás del espejo para encontrar algo de algodón y alguna que otra cosilla que pueda ayudarme a aliviarle el dolor.
-¿Vas a decirme qué diablos fue eso? –me pregunta con voz nasal, ahogada entre las palmas de sus manos.
-¿Perdona? –Tanto mis cuerdas vocales como mis dedos tiemblan terriblemente. La caja de Paracetamol que tenía agarrada desde hacía unos momentos se me cae al suelo. –Dios, tengo que conseguirte un poco de hielo... ¡Mamá, trae un poco de hielo, por favor!
Mi madre asiente desde el otro lado de la puerta. Con cuidado lo siento a Jeremy en el inodoro y le descubro la nariz. Doy un sobresalto porque nunca antes me había encontrado con algo tan alarmante: tiene las palmas de las manos llenas de sangre, y su nariz está tres veces más grande de lo normal, deforme y morada.
-Aquí tienes, hija. –Mi madre lanza un grito-. ¡Dios mío!
-Está bien, mamá... Por favor, vete. –Estoy a punto de hiperventilar y sintiendo que mi presión baja a niveles sorprendentes.
Cuando nuevamente estamos solos, empiezo a limpiarle toda la sangre que encuentro, desde donde emana, haciendo su recorrido por la mandíbula y el cuello, hasta su desembocadura en el torso y la camisa blanca. Él vuelve a interrogarme:
-¿Por qué lo has hecho?
-¿Hacer qué?
-Hablar con él.
Le quito la camisa manchada cuidadosamente, tratando de que la tela no rozara su nariz.
-¿Y que más podría haber hecho? –Presiento que esta conversación no es apropiada para este momento justamente: yo aún continúo muy alterada y no quiero aceptar reproches de nadie-. Estaba muy asustada.
-No lo sé..., quizás... Oh, sí. ¿Mandarlo a la mierda? –Abre los ojos con enfado. Su voz nasal sarcástica me produce un poco de gracia, y sonrío a pesar de que no debería, porque realmente se lo ve muy frustrado.
-No blasfemes, ¿sí?
-Es un maldito demonio. No cuenta.
-Dios, Jeremy, está muy mal... -Cambio súbitamente de tema, colocándome sobre él, una pierna de cada lado. Sin ningún tipo de vergüenza, sin ponerme a pensar en lo que estoy haciendo, delicadamente me siento en su regazo.
-¿Qué haces? –Noto que se pone algo incómodo. Me lo esperaba. Aun así, apoya las manos en ambos costados de mi cadera.
-Quiero curarte, ¿qué más podría estar haciendo?
-¿En esta posición?
Lo miro abriendo bien los ojos.
-Entonces me levanto... -Hago la mímica propia de volver a mi posición anterior.
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Luz y Oscuridad [COMPLETA]
RomanceEn un mundo donde ángeles y demonios reinan por sobre el mundo de los mortales, Damián Vulture, heredero al trono del Mundo Infernal, es apenas un niño cuando conoce por protocolo a la que sería su rival en el trono del mundo opuesto, la futura Rein...