Damián
-Te la dejo. Si le haces o le dices algo que la moleste, te la verás conmigo, ¿de acuerdo?
Valerie intenta disimular que aún siente vergüenza por lo que había pasado anteriormente con una expresión sorprendentemente relajada e impasible. Cierra la puerta detrás de sí, impidiéndome ver a Cristina, quizás porque todavía se sigue cambiando.
A pesar de su mejor cara de póquer, sonrío por un costado de la boca.
-Sólo quiero cruzar un par de palabras con tu amiga, para que pueda dormir en paz después de todo lo que pasó. –Bajo la vista hacia su improvisado pijama: una remera vieja de mi tía, un pantalón de tela corto y unas medias que le quedan un poco grandes. Trato por todos los medios no reírme ante lo ridículos que parecen sus pies; me recuerdan a los de los habitantes de la pequeña villa de El Grinch-. No pienso hacerle ningún tipo de daño.
Alza una ceja y entrecierra los ojos. Cual Sherlock Holmes inspecciona cada rincón de mi cuerpo como temiendo que portara un cuchillo o algo por el estilo. No sólo la vestimenta la vuelve un tanto rara, ni su rodete a medio hacer, sino su tremenda actuación para conmigo.
-Que seas su supuesta Pareja Obligatoria no me sirve de excusa para dejarme tranquila –me dice acercándose a mi rostro, y hace esa seña de los dedos puestos en V que significa "te estoy vigilando de cerca"-. Te estaré observando. Ni se te ocurra tocarla.
-No lo haré... por ahora –respondo seductoramente.
Mi comentario parece tener el efecto contrario, porque pareció no divertirle en nada: frunce los labios y al tiempo que se aleja hacia la habitación de Viola me sigue mostrando los dedos señalándose sus ojos y los míos. Este toque me resulta bastante gracioso. Espero a que desaparezca del todo para apoyar mi mano sobre el picaporte y...
Un momento. ¿Debería tocar?
Debo aprender modales si voy a pasar un largo rato de mi vida acompañado de ángeles. Jamás había creído que los fuera a necesitar: nunca me junté con ellos o con humanos por mucho tiempo, y digamos que los demonios no saben nada de cordialidad, ni quieren hacerlo.
-¿Cristina? –Mis nudillos chocan contra la puerta.
-Un momento, por favor –escucho que habla, y como buen caballero, la espero. Si ella fuera un demonio no me comportaría de esta forma, probablemente la molestaría divertidamente abriendo la puerta de todos modos, encontrándomela medio desnuda...
Lo cierto es que mantener una relación con un ángel me obliga a mantener el control. En todas sus formas. Por más bella y sexy que me parezca la chica ángel, no puedo permitirme pensar en ella de esa forma.
Si antes no era caballero, ahora debo serlo.
Me quedo parado en el pasillo un buen rato. Justo cuando comienzo a impacientarme y a creer que me está jugando una mala pasada, la puerta se abre lentamente con un chirrido agudo. Sólo veo la mano de Cristina; ella debe estar detrás.
-Pasa –sólo se limita a decir.
Me sorprende notar que la habitación está a oscuras, y la única luz que ilumina el cuarto es la de la luna, que tenuemente penetra por las ventanas y cortinas. Cuando estoy totalmente dentro, Cristina cierra la puerta y sólo llego a verle la mitad del cuerpo, la parte que puede ser alumbrada.
-¿No quieres... prender...? –me digno a preguntar. Me resulta sumamente inaudito el hecho de estar a oscuras, hasta que me pongo a pensar que quizás ella ciertamente tenga miedo de verme... o que yo no quiera verla a ella.
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Luz y Oscuridad [COMPLETA]
RomanceEn un mundo donde ángeles y demonios reinan por sobre el mundo de los mortales, Damián Vulture, heredero al trono del Mundo Infernal, es apenas un niño cuando conoce por protocolo a la que sería su rival en el trono del mundo opuesto, la futura Rein...