CAPITULO 11

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Al día siguiente, los chicos decidieron ir a pasar el día a la costa, ya que estaban demasiado estresados por todo lo que había ocurrido y necesitaban algo de diversión.

El día transcurrió de maravilla; estuvieron bañándose en la playa, dando paseos por las calles de Los Ángeles, visitando monumentos...
Hasta que al fin, llegó la hora de volver a casa.

Los chicos estaban sentados en la terraza de un restaurante tomando unas coca-colas cuando Richard miró su reloj.
-Ya es tarde, deberíamos volver a casa.
-Pero que dices Richard? Si solo son las nueve de la noche. Dijo Zabdiel mirando su teléfono.
-Eso! Dijo Erick. Es muy pronto todavía como para volver a la casa, vayamos a divertirnos un poco mas.
Richard puso los ojos en blanco y miró al cielo.
-De acuerdo.
-Hey! Dijo Joel captando la atención de sus amigos. Podríamos ir a tomar algo un poco mas fuerte e ir a una discoteca, que os parece? Así lo pasaríamos bien.
-Si! Dijo Christopher levantando las manos. Vayamonos de fiesta!

Después de unos minutos, por fin encontraron una buena discoteca en la que entrar.
Una vez dentro de la discoteca, los chicos comenzaron a beber y a pasárselo bien.

Unas horas mas tarde...

Joel estaba bailando junto a Richard, cuando de pronto se comenzó a sentir un poco mareado.
-Dios... Dijo tocándose la cabeza. Creo que he bebido demasiado.
Tambaleándose, se acercó hacía la salida y salió afuera para que le diera un poco el aire.

Estaba apoyado en la pared, intentando mantener las ganas de vomitar a raya, cuando vio que la puerta se abría y por ella salía Erick.
Este, al ver a Joel apoyado en la pared y con las manos en la cabeza, se acercó a el.
-Estas bien? Te estaba buscando.
-Si... Solo estoy un poco mareado.
-Ya veo. Dijo sonriendo. As bebido mas de la cuenta.

Al sonreír, Joel se dio cuenta de algo en lo que nunca se había parado a pensar; Erick tenía una sonrisa preciosa.
-Joel? Dijo este al ver que su amigo se había quedado mirándole fijamente.
-Perdona. Dijo apartando la mirada de su sonrisa rápidamente. Es que no me encuentro muy bien.
-Quieres que diga a los chicos para volver a la casa?
-Si por favor.
-De acuerdo, no te muevas. Dijo volviendo a entrar en la discoteca.

Mientras esperaba a sus amigos, Joel no pudo evitar pensar en lo que le acababa de pasar. Nunca había visto a Erick como algo mas que a un amigo, pero algo en su interior se había encendido al ver aquella sonrisa.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de la puerta al abrirse.
Erick salió por ella, con cara de pocos amigos.
-Que ocurre? Preguntó Joel yendo hacia el.
-Se quieren quedar un poco mas, me han dicho que pidamos un taxi y que volvamos nosotros dos solos.
-Vaya... Fue todo lo que dijo Joel.
(Erick paso la mano por su hombro y le miró a los ojos)
-No te preocupes, seguro que hay algún taxi cerca.

Media hora después, seguían buscando un taxi.
-No puede ser! Dijo Erick agarrándose del pelo. Es imposible que no haya ningún taxi por aquí a estas horas.
-Podemos hacer "auto stop". Dijo Joel encogiéndose de hombros.
-Si, es una idea.

Después de ponerse a un lado de la carretera y esperar, un auto se detuvo a su lado.
Las ventanillas se bajaron y por ellas se asomó un grupo de chicas de unos veinticinco años.
-Huola! Dijo una de ellas mirando a los chicos. Necesitáis que os lleven?
Por la forma en que hablaba, enseguida supieron que estaban borrachas.
-No, gracias. Dijo Joel agarrando a Erick y apartándolo del auto. Estamos bien.
Una de las chicas sonrió y miró a Erick.
-Quieres que te llevemos? Te lo puedes pasar muy bien con nosotras.
-N-no gracias. Dijo este dando un paso atrás.
-Bueno, tu te lo pierdes.

Nada mas decir eso, subieron las ventanillas y arrancaron el auto dejando a Joel y a Erick de nuevo solos en mitad de la carretera.
-Bueno. Dijo Joel sentándose en el suelo. Ahora sólo queda esperar.
Erick se dio la vuelta y vio que su amigo tenía mala cara.
-Joel, te encuentras bien?
-No... Creo que voy a vomitar.
Rápidamente se levantó del suelo y se adentró entre los arboles.

Erick se quedó parado en el sitio, sin saber que hacer.
Entonces escuchó el ruido de un auto acercándose.
Se asomó a la carretera y comenzó a hacer señas con la mano.
Unos segundos después, un auto se detuvo a su lado.
Al bajarse las ventanillas, vio que era un tipo de unos cincuenta años.
-Puedo ayudarte?
(Sonaba bastante sereno)
-Si. Dijo Erick acercándose al auto. Necesitamos que nos lleven a nuestra casa.
-Donde queda la casa?

Erick le estaba terminando de explicar al tipo donde se encontraba la casa, cuando Joel salió de entre los arboles.
Este, al ver a Erick hablando con un tipo en un coche, se puso bastante nervioso, así que rápidamente fue hacía ellos.
-Erick.
Al ver a su amigo, una sonrisa se dibujó en el rostro del menor.
-Joel, este señor nos va a llevar a casa.
-Y eso porque? Preguntó extrañado mirando al tipo.
Este se encogió de hombros y sonrió.
-Bueno, tu amigo me ha dicho que lleváis aquí solos desde hace horas y quería ayudaros.
(El rostro serio de Joel cambio por una mueca de cansancio)
-De acuerdo.

Estaban montados en el auto camino a casa, cuando Joel comenzó a ver doble.
-Erick...
-Que ocurre? Dijo mirando a su amigo preocupado.
-Veo doble.
-QUE?
-Me voy a desmayar.
(Los ojos de Erick se abrieron de par en par) Joel estaba comenzando a cerrar los ojos.
-No! Joel, no te desmayes por favor! Dijo dándole unas palmadas en la cara.
Pero este ya tenía los ojos cerrados.

Al salir de la discoteca, Richard, Christopher y Zabdiel fueron donde su auto.
-No irás a conducir, verdad? Preguntó Christopher a Richard, que acababa de sacar las llaves de su bolsillo.
-Estoy bien, puedo conducir.
-No lo estas. Dijo esta vez Zabdiel. As bebido mas de veinte copas.
-Soy Dominicano, a mi las copas no me afectan.
-Muy gracioso. Venga, dame las llaves.
-Puedo conducir. Volvió a decir Richard agarrando las llaves con fuerza.
Christopher le miró a los ojos y se cruzó de brazos.
-Muy bien, si consigues andar en línea recta durante dos metros, te dejaremos conducir.
-De acuerdo. Dijo Richard colocándose enfrente de sus dos amigos.

-Ya estamos. Dijo el tipo mirando hacía los asientos de atrás, donde se encontraban Erick y Joel.
-Gracias. Dijo Joel que se acababa de despertar.
Al salir del auto, el conductor se quedó mirando la casa.
-Vaya, que casa mas grande. Vuestros padres deben de ser millonarios.
-Gracias, pero nosotros no somos hermanos. Dijo Erick mirando a Joel, que estaba apoyado en el capó del auto.
-Ah no?
-No. Dijo Joel mirando la casa. Esta casa la tenemos junto a tres amigos mas.
-Y donde están?
-Creo que siguen de fiesta.
-Ah. Dijo el tipo frunciendo el ceño y mirando la casa. Hace cuanto que lleváis viviendo aquí?
-Unos cuatro días, la conseguimos en un sorteo.
(El tipo abrió los ojos de par en par)
-Claro! Ya decía yo que me sonaba la casa.

Erick miró a Joel.
Ya era la segunda persona que les decía que la casa les resultaba familiar.
-Que es lo que quiere decir con eso? Preguntó Joel.
-No conocéis la historia de esta casa?
-Pues.... No.
-Claro, si la conocierais no estaríais viviendo aquí.
-Que quieres decir con eso? Preguntó esta vez Erick.
-Bueno, es una historia un poco larga... 
-Si quiere puede entrar y contarnosla en el salón mientras toma una taza de café, es lo mínimo que podríamos hacer por usted ya que nos ha traído hasta aquí.
-No. Dijo levantando las manos. Prefiero contarla aquí, a salvo.

Do Not Open  [CNCO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora