*27*

1.1K 41 6
                                    


_______'s POV

-Hola - dijo Gemma sentándose a mi lado. Pude notar que estaba algo pálida, puso su mano en mi espalda - ¿Dónde están los chicos? - preguntó.

-Con mi hermana - respondí, ella asintió.

-Él va a estar bien,sé que si - habló bajo, con la mirada perdida en el suelo. Todos ya estaban aquí. Louis no se había despegado de mi lado ni un solo instante.

-¿Familia de Harry Styles? - preguntó un doctor apareciendo por el pasillo.

Todos nos paramos.

-En estos momentos el señor Styles esta estable - terminó de pronunciar esas palabras y todos soltamos un suspiro de alivio - Tuvo una hemorragia interna cerca del área del hígado pero pudimos manejarlo - sabía que eran buenas noticias pero no podía evitar que los ojos se me llenen de lágrimas. 

-Se fracturó el brazo izquierdo. Va a estar bien, aunque nos preocupa el golpe cerebral ya que perdió mucha sangre y aún no podemos especificar si habrán secuelas o no - habló el médico con calma - Por el momento, no hay de que preocuparse.

-Vi que tenía puesto un collarín ¿Que le pasó? - preguntó Louis, yo hubiera preguntado lo mismo, si hubiera sido capaz de emitir sonido alguno. 

-Eso fue solo por precaución, no tiene ningún daño en el cuello ni en la columna por suerte.

-Muchas gracias - dijo Gemma y pude ver cómo Anne abrazaba a su esposo mientras lloraba. 

-¿Cuándo podré verlo?-pregunté.

-Por ahora está descansando, pero si desea puede pasar a verlo ¿Es familiar?

-Soy su esposa. Su familia esta aquí también - respondí. Giré y miré a Anne y Gemma.

-Solo puede entrar una persona - habló el médico.

-Ve tú - me dijo Anne y sonrió mientras se secaba las lágrimas con cuidado. Negué con la cabeza. 

-¿Segura? Creo que sería mejor... - Ve ______ - me interrumpió Gemma. 

Asentí aún con un poco de duda y seguí al doctor a lo largo del pasillo blanco. El corazón jamás me había latido tan fuerte. Entramos a una habitación, el médico revisó algunas máquinas y luego de dedicarme una sonrisa comprensiva se retiró. Fue ahí que noté que estaba llorando. 

Jalé un sillón pequeño y me senté a su lado, tomé su mano.

Seguía fría.

Empecé a respirar agitadamente, apreté su mano e intenté calmarme. Imaginando las cosas que él me diría, como sonreiría, intentando calmarme. 

Tenía tubos delgados incrustados en sus manos y varios chupones de plástico pegados a su pecho, una máquina que lo ayudaba a respirar y una venda alrededor de toda su cabeza. También un yeso en el brazo izquierdo. Con manos temblorosas acaricié su mejilla, sus labios. Tenía un leve corte cerca de su pómulo y uno grande en la frente.

-Eres todo para mí - sollozé mientras acariciaba su mano - Por favor, tienes que recuperarte, por mí, por los niños.

Mi cuerpo tembló. 

-Te necesito - susurré y besé su mano - Te amo.

Me quedé un par de minutos más, mirándolo y acariciándolo, estaba ahí, pero era como si no estuviera. No sonreía, no podía ver el color de sus ojos, ni oír su voz. Su voz...

Habían sido horas de la última vez que oí su voz y ya sentía que mi mundo se venía abajo.

-Disculpe, es momento que se retire - me giré hacia la enefermera y asentí.

¿Hasta que la muerte nos separe? - (Segunda parte de Dulce Espera, H.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora